Siempre cada temporada NBA nos depara muchas sorpresas. Es una de las cosas que hace a esta competición grande. Todos los años la liga nos trae noticias positivas o nos saca a la palestra nombres de jugadores y franquicias que comienzan a ser importantes tanto para su propio equipo como para el negocio global: la buena marcha de los Blazers, Andre Drummond, el juego de los Clippers, Carter-Williams etc.. Del mismo modo, las decepciones o noticias negativas tampoco nos faltan. Sin ir mas lejos, el pasado año uno de los temas más comentados, ya no solo en el comienzo de curso sino durante toda la temporada, fue el tremendo batacazo de los Lakers. Una temporada aciaga que fue el blanco de todos los analistas y aficionados y que acuñó un termino que se convirtió en un hashtag universal: «#LakersDrama». Todas las semanas la franquicia angelina nos deleitaba con algún partido desastroso, una lesión, unas declaraciones incendiarias… haciendo del término una constante en las crónicas del momento. Sin que el #LakersDrama haya pasado a mejor vida, este año no hay solamente un equipo que haya tomado el testigo de los de Hollywood como decepción liguera sino que ha sido una conferencia entera la que se ha postulado a «decepción del año». La conferencia Este de esta temporada está resultando una de las peores de los últimos tiempos. Si bien es cierto que esta conferencia ya nos había dejado claro de una forma palpable un menor nivel global con respecto a su hermana del Oeste en las últimas temporadas, la verdad es que estamos siendo testigos de una situación que comienza a ser preocupante y que a medio plazo parece tener una recuperación solo parcial. Y con suerte.
Las causas de esta situación son una conferencia con un total de equipos de menor nivel que los del Oeste y que casi todas las decepciones de la temporada se están concentrando en la zona oriental del país. Los números hablan por si mismos. En toda la conferencia solo hay dos equipos con más victorias que derrotas mientras en el Oeste cuentan con diez equipos. Estos dos equipos de los que hablamos son Miami e Indiana, los mejores equipos de la liga. Tenemos una bipolaridad abrumadora. A estas alturas de campeonato no parece que nadie pueda ni tan siquiera acercarse a ellos. Sus más inmediatos perseguidores son Atlanta Hawks y Washington Wizards. Ambos coquetean con el 50% de victorias pero nunca lo superan. Los Hawks están respondiendo a las expectativas que se habían creado pero no como para situarse terceros o quintos de la conferencia, sino para estar peleando por entrar en los puestos que dan derecho a un pase para la postemporada. Un cometido más acorde con el record que poseen. De Washington esperábamos más. Necesita tener continuidad en su juego para así poder mantener un pulso con Atlanta por la tercera plaza, y por la segunda plaza de la división, y mostrar el nivel que se le presupone. Pero debemos darlo por bueno porque en esta conferencia todo está siendo caótico. Hay un dato impactante. En la conferencia oeste existen cinco equipos que están con mejor o igual récord que los Hawks o Wizards y están situados fuera de playoffs. Tan rocambolesca es la situación que un equipo como Charlotte Bobcats con un record de 8-10 ocupa el séptimo puesto de la conferencia cuando en la oeste sería antepenúltimo.
Como antes hemos reseñado el nivel de la conferencia ha bajado. Milwaukee no levanta cabeza tras deshacerse de Jennings y Monta Ellis en los últimos tiempos, las lesiones se han cebado con ellos y OJ Mayo no esta siendo el líder esperado. Equipos como Philadelphia están en pleno proceso de reconstrucción, un Orlando en crecimiento bastante está haciendo y una franquicia como Boston, que era una de las puntas de lanza de esta conferencia, se encuentra en el mismo cometido que las dos anteriores. Pero el problema principal de todo lo que estamos comentando es el nivel paupérrimo que están mostrando equipos que deberían tener aspiraciones importantes, tanto al título como a hacer algo importante en playoffs, y que entre todos ellos han hecho desplomarse el valor de la conferencia. Chicago, sin Rose nuevamente, ha visto trastocadas sus metas y se conforman con alcanzar el saldo positivo en su record cuando se recuperen del palo gordo que han sufrido en los últimos tiempos. Es el único equipo que tiene excusa. El resto no. Detroit va a ráfagas. Buenos y malos partidos. El mal arranque de Josh Smith se está dejando ver en los resultados del equipo que no son del todo satisfactorios. En Ohio, las continuas peleas y disputas internas han hecho de los Cavs un polvorín que se refleja en su casillero de victorias. Pero si podemos exponer algo que ejemplifique la decadencia de la que estamos haciendo mención no se me ocurre otro mejor ejemplo que la división atlántico y sus dos equipos más importantes.
La división atlántico es el mayor exponente de esta debacle que estamos describiendo. Los cinco equipos no pasan por su mejor momento y algunos sumidos en tremendas crisis. Toronto lidera el grupo y, por consiguiente, es cuarto en el Este. Nos puede parece sorpresivo pero más nos lo parecerá si sabemos que su record a día de hoy es de 6-10. El peor balance de todos los equipos que se encuentran en los puestos de playoffs en el Este. Boston y Philadelphia, de los que ya hemos hablado, se encuentran en el segundo y tercer puesto de la división más al este estadounidense. Sus circunstancias hacían prever que las victorias llegarían a cuentagotas. Pero el gran lastre que arrastra tanto esta división como la conferencia entera lo situamos en la boca del río Hudson. Si a comienzos de temporada nos dicen que los equipos de Brooklyn y Manhattan no estarían en el top 4 del Este, nos resultaría extraño. Si nos dijeran que no estarían entre los ocho primeros creeríamos que quien nos habla es anti-NY. Pero si nos hubieran tan solo comentado, como una hipótesis, el momento que viven actualmente tanto los Nets como los Knicks, habríamos dicho que esa persona había perdido la cabeza. Pero, aunque parezca increíble, el momento que se vive en Nueva York es dramático.
Los Knicks son el peor equipo de la liga, junto a los Bucks, con 3 victorias y 13 derrotas. Han sufrido nueve derrotas seguidas y el pesimismo se ha instaurado en el Madison. Woodson está más que cuestionado y la plantilla apática y mal planificada. Para diseccionar las causas de una manera rápida podemos decir que existe una sobrepoblación de guards de clase media-baja (Prigioni, Udrih, Felton, Hardaway Jr. etc.) y no hay juego interior. No tienen un center de garantías para suplir la baja de Tyson Chandler, que aunque parezca mentira era el único que defendía. Esta baja, unida al mal momento de JR Smith y a la versión que tenemos de Stoudemire desde hace unos años, nos deja solo a Carmelo secundado por un Bargnani que no está realizando malos números. En Brooklyn las cosas no mejoran demasiado. Están entre los cinco peores equipos con un balance de 5-12. La plantilla más cara de la historia y pensada para luchar por el título este mismo mismo año está naufragando. Nada encaja. Kidd parece verse sobrepasado por la situación y el cargo, los pesos pesados del vestuario juegan cada uno a su parecer, poca defensa y falta de liderazgo.
La pregunta que nos hacemos todos: ¿hay alguna solución a todo esto? como antes habíamos reseñado la solución que se vislumbra parece solo parcial. Equipos como Washington o Atlanta esperamos que se mantengan en sus porcentajes o los mejoren colocándose con saldo positivo, sobretodo los Wizards. También esperamos una ligera mejora de Detroit y Chicago. Pero ahí va la pregunta del millón. ¿En new York que va a pasar? nadie sabe si en unas semanas hablaremos de la recuperacion/es de la temporada pero la cara del enfermo no vislumbra días de vino y rosas.