Tan alto, tan corpulento era para su época y tanta diferencia marcó en las canchas de baloncesto norteamericanas, que no pasaba desapercibido dentro de ellas. Tampoco fuera, donde le llegaron a apodar como ‘The Big Dipper’ por tener que agachar la cabeza cada vez que tenía que atravesar una puerta.
Por supuesto, era una broma que le gastaban los que mejor lo conocían pero fue un sobrenombre que se fue extendiendo por todos los aficionados al baloncesto y al final todo el mundo acabó conociéndolo. Aún así, por lo que más se recuerda a este emblemático jugador es por su increíble dominio del juego interior, incontestable en muchas ocasiones, algo que acabó por dejar huella tanto en sus rivales como en los periodistas y aficionados.
Para sus compañeros de equipo y contrincantes era una potencia física casi incontrolable, fuera de lo normal y de lo natural para aquella época, capaz de batir, registrar y pulverizar todos los récords posibles, tanto de anotación, como de rebotes o tapones. Un jugador de otra época que hasta algunos periodistas estadounidenses se han atrevido a compararle con jugadores de la época actual, pensando cómo jugaría ahora mismo en la NBA y hasta decantándose por el propio Wilt como dominador de una eventual liga con su presencia en estos años.
Para los aficionados ha quedado como un pívot capaz de marcar una época, de dar espectáculo en los equipos en los que jugó y de firmar algunas de las actuaciones más brillantes que se recuerdan de la historia de este deporte. Por supuesto, los famosos 100 puntos el 2 de marzo de 1962 en el partido que su equipo en aquel momento, los Philadelphia Warriors, ganaron por 169-147 a los New York Knicks.
Este dato es el más icónico y el que más se le recuerda, pero a lo largo de su carrera dejó más hitos destacados de gran importancia. Fue campeón de la NBA dos veces (1967 y 72), cuatro veces MVP de la liga (1960, 66, 67 y 68), una vez MVP de las Finales (1972), elegido siete veces en el All-NBA First Team (1960, 61, 62, 64, 66, 67 y 68), en el Equipo Defensivo dos ocasiones (1972 y 73), elegido Rookie del Año en 1960, en la lista de los 50 Mejores Jugadores de la Historia de la NBA en 1996 y en el Naismith Memorial Basketball Hall of Fame en 1978.
Todo ello le valió para que en Los Angeles Lakers, último equipo en el que militó en su carrera hasta 1973, hicieran uno de los mayores honores que se puede tener con un jugador en la NBA. El 9 de noviembre de 1983 retiraron el mítico dorsal ‘13’ que lució en sus cinco campañas en la franquicia de oro y púrpura y, desde entonces, este número supersticioso para algunos preside junto a otros ocho más –de momento– el techo del Staples Center de Los Ángeles.
Que una franquicia te retire el dorsal es algo muy especial, pero que te lo haga una de los equipos con más historia, recorrido y títulos tiene su toque diferente. Diferenciador. Esto será lo que previsiblemente, por no decir con total seguridad, harán Los Angeles Lakers con Kobe Bryant al final de esta temporada, la que será su última en activo como profesional. La duda que está aún por resolver es si le retirarán el dorsal ‘8’ o el ‘24’, pero de lo que no hay ninguna duda es que Bryant tendrá su espacio en el techo del Staples Center junto a los otros nueve jugadores que ya tienen su número retirado de la franquicia californiana.
Todo un espectáculo que hizo cambiar este deporte
Y además de forma literal ambas cosas. La primera de ellas no sólo por el juego que demostró y desplegó en las canchas a lo largo de 14 temporadas en la NBA, sino porque antes de dar el salto al baloncesto profesional tuvo que invertir un año de su carrera jugando en los Harlem Globertrotters.
La razón fue muy sencilla. Chamberlain jugó en la Universidad de Kansas y, aunque consiguió llevar a su equipo al final nacional de 1957, decidió saltarse su año senior para pasar a jugar con los mejores. Aún así, había una norma en aquella época que impedía que jugadores que no tuvieran sus estudios universitarios finalizados no podían ingresar en la NBA, con lo que Wilt tuvo que pasar la temporada 1958-59 jugando con los Globertrotters.
Tras ese pequeño paréntesis en su carrera, comenzó algo que se recordaría por el resto de los tiempos. El dominio y superioridad que tuvo respecto a sus rivales se puede entender mejor si se tiene en cuenta la corpulencia con la que contaba el jugador nacido en Filadelfia. Medía 2’16 metros y pesaba alrededor de 124 kilos, aunque se dice que con el trabajo físico que invirtió llegó a pesar unos 136 kilos. Es una magnitud que ya puede parecer grande para un jugador que jugara actualmente en la NBA, pero que resulta enorme para alguien que desempeñó su labor en el parquet hace medio siglo.
Lo que más destaca de su primera época en los Philadelphia/San Francisco Warriors y posteriormente de nuevo en Filadelfia para jugar en los hoy en día 76ers es que fue un jugador distinto a los demás, pero al que se le acusaba de ‘perdedor’ en cierto sentido y de egoísta por sus cifras. Es decir, que rompía las estadísticas temporada tras temporada pero se le echaba en cara que solamente miraba por su bien y no por el del equipo.
Aún así, en 1967 Chamberlain llevó a los 76ers a ganar el anillo precisamente ante los Warriors. Philadelphia se adelantó 2-0 en la serie y en el tercer encuentro San Francisco redujo distancias con una victoria por 130-124. En el cuarto partido el equipo de Pensilvania puso el título en bandeja al ponerse 3-1, aunque no fue hasta el sexto encuentro cuando lo ganaron definitivamente, con un 4-2 final. Wilt acabó esa serie con 17,7 puntos, 28,5 rebotes de media y un 56% de acierto en tiros.
Su vida profesional cambió en la temporada 1968-69, cuando tomó la decisión de cruzar el país de este a oeste para asentarse en California y convertirse definitivamente en la estrella y leyenda que se conoce hoy en día. Ahí fue donde ganó su segundo anillo de la NBA y donde ya nadie más le pudo achacar que no mirase por el equipo o que allí donde jugaba no conseguían ganar un título. En las Finales de 1972 las cosas comenzaron diferente para los intereses de Wilt. Los Knicks se adelantaron en el primer encuentro, pero los de la Gran Manzana no iban a tener más alegrías en esa serie, pues los Lakers ganarían los cuatro siguientes y se alzarían con el título de campeón. Chamberlain registró una media de 19,4 puntos, 23,2 rebotes y un 60% de acierto en tiro en esos cinco encuentros.
Tal fue el impacto que tuvo en este deporte a lo largo de su carrera que, tal y como indica el título de este apartado, hizo que tuviera que cambiar en algunos aspectos. Debido a su juego, la NBA tuvo que plantearse ampliar las dimensiones de la zona, los tapones ilegales cuando el balón estaba descendiendo tras un tiro o ya sobre el aro y algunas reglas en relación con los tiros libres.
La temporada de lo imposible
Aunque Wilt Chamberlain tiene el dorsal ‘13’ retirado con los Lakers, también le hicieron el mismo homenaje con el mismo número en los 76ers y los Warriors, lugares donde también labró su carrera profesional. En Filadelfia fue donde batió una de las marcas que aún figuran como récords vigentes en la NBA, y todo hace indicar que seguirá así durante mucho tiempo.
Se trata de lo que consiguió en la temporada 1961-62, donde de promedio consiguió a lo largo de ochenta encuentros de temporada regular la increíble cifra de 50,4 puntos por partido y donde se convirtió en el único jugador hasta la fecha en anotar más de 4.000 puntos en una temporada, concretamente 4.029.
A día de hoy parece imposible superar o incluso igualar esa marca. Más sorprendente que ver los datos generales es ver cómo repartió sus puntos Wilt Chamberlain a lo largo de esa campaña y cuáles fueron sus mejores actuaciones en esa temporada. Así, hemos contabilizado las cifras de los puntos de ese año y esto es lo que hemos encontrado:
- Anotó entre 20-29 puntos: 2 partidos
- Entre 30-39: 15 partidos
- Entre 40-49: 18 partidos
- Entre 50-59: 30 partidos
- Entre 60-69: 12 partidos
- 70 puntos o más: 3 partidos
Chamberlain llegó a anotar en esa temporada 78 puntos ante los Lakers, 73 ante los Chicago Packers en la primera y única temporada de este equipo (hoy en día son los Washington Wizards) y la mágica cifra de 100 puntos ante los Knicks. Aún así, cabe destacar que el 52,5% de las ocasiones superó los 50 puntos, concretamente en 42 partidos, de los cuales la mayoría son en el segmento ‘50-59’, donde Wilt registró el 37,5% de los puntos de aquella temporada.
Todo ello le ha valido para tener tres dorsales retirados en sus tres equipos en los que militó en la NBA y para que marcara un camino que hoy en día se recuerda mucho en la NBA. Pero sobre todo un sendero que solamente podían aspirar a igualar y a recorrer los mejores de la historia, los que consiguieran hacer las cosas más grandes para que los Lakers le retiraran un dorsal. Kobe Bryant, al finalizar esta temporada, verá como uno de sus dorsales brillará para la eternidad junto al de Wilt Chamberlain.