No se afilaba el colmillo antes de salir a jugar cada noche, pero siempre lo tenía preparado para morder cuando lo necesitaba. Probablemente no tuviera las uñas del más peligroso de los felinos, pero siempre que se le ponía el aro entre ceja y ceja intentaba dar el zarpazo más letal posible. Tampoco jugó durante veinte años en una selva, pero consiguió convertirse en uno de los mayores depredadores y atacantes que el baloncesto ha podido ver en su historia.
En la NBA hay dos palabras que quedarán para la eternidad de la liga y del baloncesto: Kobe Bryant. El probablemente mejor alero de las últimas dos décadas (después de Michael Jordan) ha colgado las botas. Ya no saldrá ninguna noche más de caza, buscando hacer daño en la canasta rival a base de puntos, lanzamientos y tiros casi imposibles. Ese jugador con una disciplina de entrenamiento y de mejoría insaciable, ha dicho adiós tras 1.346 partidos y 33.643 puntos como profesional. Y de verdad que le vamos a echar de menos.
El mayor depredador del perímetro, a veces en exceso, nunca se sació de seguir ganando y nunca paró de querer cada vez más. Si ganaba un partido, después quería ganar otro; si metía una noche 40 puntos, la siguiente deseaba meter 50; y si conseguía un anillo, la temporada siguiente quería ganarlo otra vez. Kobe Bryant, el emblema y espejo de un equipo, una ciudad y una generación, se despidió el 13 de abril de 2016 siendo él mismo haciendo lo que más le gustaba: jugar, ganar y comerse al rival. Los 60 puntos que anotó fueron el reflejo y resumen de lo que habíamos visto durante dos largas décadas.
Last night was the final chapter to an incredible story. I walk away at peace knowing my love for the game & this city will never be broken.
— Kobe Bryant (@kobebryant) 14 de abril de 2016
Lejos queda ya aquel 3 de noviembre de 1996, donde un chico joven de Pensilvania, que llegaba a la NBA sin haber pasado por la universidad, jugaba ante los Minnesota Timberwolves su primer partido como profesional. Desde entonces, ha ganado 5 anillos de la NBA, ha jugado 18 All-Star Games, ha ganado un MVP de la temporada regular y dos MVP de las Finales, ha sido máximo anotador de la liga en dos ocasiones y 11 veces elegido en el primer equipo de la temporada. Si a todo este historial, se le suman dos oros olímpicos, no se puede negar que estamos hablando de toda una leyenda en vivo.
El legado de Kobe Bryant perdurará por siempre en la NBA. Su carrera, con muchos claros y algunos oscuros, es ejemplar además de superlativa. Por supuesto, puede surgir el debate de si Kobe Bryant es uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Justo sería decir que sí, aunque para unos lo sea más que para otros. Aún así, lo que no se puede negar es que ha sido uno de los jugadores más influyentes, determinantes y destacados de su único equipo, Los Angeles Lakers. Hasta la fecha, solamente nueve jugadores han tenido el privilegio de ver cómo su dorsal ha sido retirado a lo más alto del Staples Center. Si todo se da según lo esperado, Kobe Bryant será el décimo jugador de la franquicia californiana en recibir este honor, independientemente de si se retira su dorsal ‘8’, ‘24’ o los dos. Sería un homenaje a la altura de toda una leyenda, tal y como hemos hecho en Sportsmadeinusa.com.
Threepeat con Shaq y Phil Jackson
Su carrera como profesional se puede dividir en muchas etapas, pero dado el éxito de Kobe a lo largo de su carrera es necesario centrarse en las épocas que más relucieron por lo que ganó y por los éxitos que tuvo.
Bryant llegó a la NBA en 1996 después de haber sido elegido en el puesto número 13 del Draft de aquel año por los Charlotte Hornets. El equipo de Carolina del Norte acordó el día antes del Draft ceder su elección a los Lakers y, cinco minutos antes del turno de Charlotte, los californianos les dijeron a qué jugador elegir. Ese chico joven, procedente del instituto Lower Merion de Pensilvania, ponía rumbo a Los Ángeles para cambiar la historia del baloncesto reciente en la NBA.
Ese verano coincidió también con la llegada de Shaquille O’Neal desde los Orlando Magic. Junto a él, acabaría formando una de las mejores parejas alero-pívot que se recuerdan. En sus dos primeras temporadas, Kobe solamente jugó 7 partidos como titular, pero pronto se empezó a ver que ese chico mostraba un desparpajo y calidad impropias de su edad. Con más de un 40% de acierto en tiros, fue acumulando experiencia y responsabilidad según pasaron los años. Pasó de promediar 17,6 puntos en su temporada de rookie a 21,2 en la de su primer anillo y de jugar solamente 6 como titular a 62.
La primera gran época de Kobe Bryant llegó entre los años 2000 y 2002, donde ganó tres anillos seguidos junto a ‘Shaq’ y bajo la dirección de Phil Jackson. Los Indiana Pacers, los Philadelphia 76ers y los New Jersey Nets, por ese orden, fueron sus víctimas para hacer de aquellos Lakers toda una dinastía. No tuvo que ‘sudar’ mucho para conseguirlos. A Pacers y Sixers los venció por 4-1 y a los Nets por 4-0, y en cada Final que fue jugando incrementó paulatinamente su rendimiento. De los 15,6 puntos y 36,7% de acierto en las Finales de 2000, pasó a los 26,8 puntos y 51,4% de 2002. Entre medias, en 2001, firmó unos nada envidiables 24,6 puntos y un 41,5% en tiros en los cinco partidos de la serie.
«Siempre he visto a Kobe como un gran jugador, un tipo inteligente y una persona extraordinaria» – Phil Jackson
Cuando todo el mundo pensaba que los Lakers podían ganar más títulos, llegó una época de unos cinco años en los que el equipo mostraba un buen nivel, pero donde las decepciones se sucedían una tras otra. Tres títulos de San Antonio, uno de Detroit ante Los Ángeles precisamente y otro de Miami con Shaquille O’Neal en aquel equipo, privaron a los Lakers de disputar unas nuevas Finales hasta 2008, donde el transcurso de aquella temporada dio un vuelco por completo en el mes de enero con el aterrizaje de un gigante de Sant Boi.
La llegada del ‘hermano’ Pau Gasol
El 1 de febrero de 2008 se produjo un traspaso que cambió totalmente las perspectivas y quinielas para esa temporada. Justo antes del All-Star Game de New Orleans de aquel año, Pau Gasol era traspasado de los Memphis Grizzlies a Los Angeles Lakers y, automáticamente, los angelinos se convertían en los máximos aspirantes a ganar el anillo.
Hasta el primer partido de Pau en los Lakers, que lo jugó en New Jersey ante los Nets, los Lakers acumulaban un récord de 30-16 y la sensación de que ese año iban a entrar a los Playoffs, pero que las opciones reales de ganar el título no eran muy grandes. Con la llegada del jugador catalán, los Lakers volvían a contar con una pareja alero-pívot de máximo peligro y Kobe tenía de nuevo un compañero fiable y de calidad bajo en la pintura para aspirar a todo esa temporada.
«Si juegas con Kobe, vas a ver cada día la prueba de por qué los grandes son grandes» – Pau Gasol
La apuesta fue grande y arriesgada, pero no defraudó. Otras tres Finales seguidas fue el balance de los tres primeros años de Pau en aquel equipo, donde los de oro y púrpura ganaron dos anillos, los últimos que Kobe se iba a enfundar en su carrera. El temperamento de Bryant y las ganas de seguir progresando y mejorando le hicieron ganar por primera y única vez el título de MVP de la temporada regular al final de la campaña 2007/08. El alero de los Lakers, que esa temporada no la había comenzado contento e incluso había pedido ser traspasado si los Lakers no montaban un equipo ganador, acabó jugando las Finales para acabar el año firmando 26,2 puntos, 5,8 rebotes, 5 asistencias y un 45,9% de acierto en los lanzamientos de campo.
Como colofón, esas Finales las iba a jugar ante unos Boston Celtics que, el verano anterior, habían puesto toda la carne en el asador para volver a ganar un anillo tras juntar en el mismo equipo a Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett. En junio de 2008, Lakers y Celtics volvían a enfrentarse en unas Finales tras 21 años. Boston llegaba como un equipo más hecho porque llevaban jugando con la misma estructura toda la temporada, mientras que los Lakers se postularon como candidatos a mitad de curso y el equipo no estaba del todo cohesionado. Al final, Kobe sufrió su segunda derrota en unas Finales pese a promediar más de 25,7 puntos y tras llegar a anotar 36 en el tercer partido de la serie.
La ilusión por volver a ganar un título se esfumó en el primer intento y ante el máximo rival. Aún así, iban a realizar dos viajes más consecutivos a las Finales en las que, esta vez sí, al suerte caería del lado de Kobe Bryant. En 2009 los Lakers liderarían la conferencia Oeste con 65 victorias y ese año cumplirían con los pronósticos. Los Orlando Magic, que regresaban a unas Finales tras 14 años, no pudieron ante el poderío de los Lakers. Kobe ganaba su cuarto anillo y el equipo angelino volvía a brillar en lo más alto de la NBA. Con una media de 32,4 puntos por partido, incluidos 40 puntos en el primero de la serie, solo cedieron el tercer encuentro de la eliminatoria en Orlando. El resto, se los metieron en el bolsillo para lograr el objetivo por el que habían apostado con la llegada de Gasol un año y medio antes.
Este ciclo ganador de los Lakers no iba a quedarse ahí. Es más, iba a tener su continuación y revancha contra el rival histórico de la franquicia. En el curso 2009/10 los Lakers volvieron a liderar la conferencia Oeste, aunque esta vez con un récord de 57-25. Boston, en cambio, había finalizado cuarto en el Este en una conferencia que dominaron los Cleveland Cavaliers con 61 victorias.
«Debo reconocer que ha sido un honor poder jugar con uno de los mejores jugadores de esta generación» – Paul Pierce
Las Finales de aquel año fueron de lo más emocionantes que se recuerda. Los favoritos eran los californianos, pero el segundo encuentro lo ganaron los de Massachusetts y se llevaron el factor cancha a Boston. Los Angeles lo volvió a recuperar en el tercero, pero los Celtics ganaron los dos siguientes partidos y se pusieron 3-2 arriba en la serie, a solo una victoria de poder repetir el éxito de 2008. De esta manera, la Final se trasladaba a L.A. para los dos siguientes encuentros con el reto de Boston de ganar al menos un partido y con el de los Lakers de tener que ganar los dos, sin margen de error.
El equipo de California acabó dando la vuelta a la serie, dejando a los Celtics en menos de 80 puntos en ambos enfrentamientos y con un Kobe Bryant, que anotó 26 y 23 puntos en el sexto y séptimo partido respectivamente, enfundándose su quinto y último anillo en la NBA. Las comparaciones con Michael Jordan eran inevitables en aquel momento, obviamente motivadas por los seis anillos que ganó el de Chicago y por si Kobe lo iba a poder igualar o, por qué no, superar.
Al final Kobe no pudo ganar más títulos y los Lakers comenzaron a entrar en una progresiva decadencia donde fueron paulatinamente registrando menos victorias, llegando menos lejos en Playoffs e incluso no jugando la postemporada más de un año seguido, algo que no les ocurría desde 1976.
Las lesiones, un lastre en el ocaso de su carrera
Los últimos años de la carrera de Kobe Bryant han estado marcados no solo por el pobre rendimiento de los Lakers, sino por sus continuas lesiones que no le han dejado rendir como él hubiera querido. Su peor racha llegó cuando se rompió el tendón de Aquiles al finalizar la temporada 2012/13 y, al retornar una vez comenzó la siguiente campaña, se lesionó de la rodilla y se perdió el resto de una temporada en la que solo llegó a jugar 6 partidos.
La campaña 2014/15, Kobe la comenzó de nuevo bien y, aunque se resentía de dolores en la espalda, el tendón de Aquiles y otras zonas del cuerpo, seguía jugando con cierta normalidad. Todo ello cambió en un instante cuando se lesionó de un hombro jugando contra los New Orleans Pelicans y se volvió a perder el resto de la temporada. El verano anterior, Kobe había firmado una extensión de su contrato por dos años más, lo que le forzaba personalmente a llegar en las mejores condiciones al comienzo de la 2015/16 para irse al menos con buen sabor de boca en la que iba a ser su última temporada en activo.
La última temporada sí que la consiguió jugar con más regularidad, aunque no pudo devolver a los Lakers al lugar que, por historia y tradición merecen: los Playoffs. El récord de 17-65 no refleja lo que este equipo ha sido históricamente, pero al menos Kobe pudo tener una temporada con cierta regularidad para poderse despedir en condiciones de la liga. Toda la campaña fue un homenaje a Bryant en ‘sus últimas veces’ como profesional: su último All-Star Game, la última vez que jugaba en Boston, la última vez que jugaba en Filadelfia… la última vez de toda una estrella que, todo lo que hizo, va a quedar para la posteridad y será imposible de borrar de nuestras memorias.
Un ‘killer’ como ningún otro
Con 33.643 puntos totales, 5.640 de ellos en los Playoffs, Kobe Bryant es indudablemente uno de los jugadores más destacados, en cuanto a lanzamientos se refiere, de la historia de la NBA. Se ha retirado como el tercer mayor anotador de la historia, solo por detrás de Kareem Abdul-Jabbar y Karl Malone, y por encima de Michael Jordan.
Kobe se ha marcahdo de las canchas con 25 puntos de media por encuentro, un 44,87% de acierto en tiros, 32,9% de acierto en triples y 83,7% en tiros libres. Su mejor temporada anotadora fue la 2005/06, en la que sumó un total de 2.832 puntos en la temporada regular para promediar unos escandalosos 35,4 puntos por noche. Simplemente bestial. Bryant tuvo dos temporadas con 30 puntos o más de media en toda una campaña, la 2002/03 (30,0) y la la 2006/07 (31,6). Tan solo en 5 de sus 20 temporadas promedió menos de 20 puntos por encuentro.
Si hubo una faceta del juego que caracterizó a Kobe Bryant, fue indudablemente, los tiros a canasta. En Los Angeles Times hicieron una espectacular infografía con todos los lanzamientos de Kobe a lo largo de su carrera, tanto los anotados como los fallados, clasificados por fecha, temporada y rival ante el que los hizo.
Las estadísticas anotadoras de Kobe son innumerables y algunas de ellas fueron las siguientes:
- 30,2 puntos de media en unos Playoffs (2009) en los que acabó ganando el título.
- 32,1 puntos de media en unos Playoffs (2003) jugando un mínimo de dos rondas.
- 5,640 puntos en Playoffs. Tercer máximo anotador solo por detrás de Michael Jordan y Kareem Abdul-Jabbar.
- 37 puntos en un All-Star Game (2011).
Entre todos los datos y registros que consiguió Bryant en su carrera, merece un capítulo aparte la monstruosidad que logró el 22 de enero de 2006 ante los Toronto Raptors en el Staples Center. Muchos quizás ya sepan de qué se trata, pues cualquier aficionado al baloncesto aún recuerda ver anonadado como punto tras punto Kobe llegó hasta los 81 puntos, la segunda mejor actuación individual de la historia tras los 100 puntos de Wilt Chamberlain.
Lo más increíble de aquel encuentro es que al descanso, Toronto (con el español José Manuel Calderón en aquel partido) iba ganando 49-63 y Bryant solamente había anotado 26 puntos. La victoria en ese partido por 122-104 le da mucho más valor sobre todo por la remontada que tuvo que hacer Los Angeles –o Kobe Bryant básicamente– ya que los 55 puntos que encestó en la segunda parte dieron la victoria a los Lakers y un hueco en la historia a Kobe Bryant.
Se podrían escribir infinitas líneas sobre la figura y trayectoria de Kobe Bryant, un jugador totalmente irrepetible. Ha sido el único alero en jugar 20 años solamente en un equipo toda su carrera, algo que difícilmente se podrá repetir. Pero lo que sí que será difícil de ver de nuevo es un jugador con tal ética de trabajo, ganas de mejorar, esfuerzo por ser cada día mejor pero, sobre todo, con esa mentalidad de depredador insaciable y de siempre querer más. Por todo lo que ha dado, por todas las noches que nos ha hecho alucinar y por hacernos ver que lo imposible sí era posible: Gracias, Kobe.