Ha habido muchos jugadores de baloncesto a lo largo de la historia. Los que convencen, ilusionan, enamoran, rometen o decepcionan. Pero solamente se recuerda de verdad a los que, por una cualidad o repercusión determinada, consiguieron dejar en la retina y memoria de los aficionados un recuerdo dulce, una pincelada especial, única y diferenciadora respecto al resto de jugadores de su época.
Se les tiene especial cariño a aquellos que por su nivel de juego, por sus innumerables récords o por su larga trayectoria son capaces de estar todavía en boca de los aficionados si se les pregunta por ellos o si se les menciona alguno de sus hitos más importantes. Pero los que no se quedan olvidados para nada entre el polvo de los libros ni entre las cintas de VHS son los consiguen dejar su impronta, su huella imborrable no por las cosas que hicieron, sino por cómo las hicieron. Por una forma especial de jugar, de deslizarse por la pista y de driblar rivales. De hacer y construir baloncesto. Y todo esto es sinónimo de Elgin Baylor.
Actualmente no conserva el físico ni la movilidad que atesoraba cinco décadas atrás. Pero seguro que en su memoria aún permanece intacta esa forma de moverse por la cancha, de encontrar cualquier movimiento o postura para zafarse de los contrarios o de lanzar a canasta. De hacer lo imprevisible en apenas décimas de segundo y de bailar como un artista sobre el parqué con el balón en las manos. En definitiva, de hacer de todos una particular manera de acariciar un deporte y una pasión.
“Fue uno de los tiradores más increíbles. La gente habla de muchos aleros de hoy en día, pero yo no he visto muchos comparables con él” –Jerry West.
Estuvo un total de 14 temporadas en los Lakers, su único equipo en toda su carrera aunque no su única ciudad. ¿Por qué? Porque en su segunda temporada vivió el cambio de localización de la franquicia de Minneapolis a Los Ángeles, ciudad en la que desde 1960 juegan y están instalados los Lakers. Pese al cambio de lugar, el siguió en el equipo hasta 1972, año en que se retiró con unas estadísticas de 27,4 puntos, 13,5 rebotes, 4,3 asistencias y un 43,1% de acierto en tiros por partido.
Su recorrido, pero sobre todo su impacto en el juego, hicieron que no pasara desapercibido para nadie en los Lakers. Cuatro años después de su retirada fue incluido en el Salón de la Fama de la NBA y cinco años más tarde, en concreto el 9 de noviembre de 1983, retiraron su dorsal ‘22’ para la eternidad en lo alto del Staples Center. Todo un logro y reconocimiento que comparte con casi otra decena de jugadores, entre ellos Wilt Chamberlain, y que presumiblemente tendrá también Kobe Bryant una vez acabe esta temporada, la última que jugará como profesional.
Una carrera de récord
Está entre los diez primeros en varias categorías históricas de los Lakers, como puntos (23.149), rebotes (11.463) y asistencias (3.650), 11 veces participante en el All-Star Game, 10 veces incluido en el Primer Equipo NBA de la temporada y Rookie del Año en 1959. De entrada, una pasada, pero sobre todo destacó por tener una regularidad muy alta mostrada a lo largo de su carrera. Teniendo en cuenta que jugó 14 temporadas, tiene mucho merito que fuera once veces All-Star y diez elegido entre los mejores de la liga y el mejor en su posición.
Aún así, no sólo se trata de los números globales sino también de las hazañas e hitos históricos concretos que consiguió en su carrera. El 15 de noviembre de 1960 comenzó a escribir su nombre en los libros de historia al anotar 71 puntos contra los New York Knicks, nada más y nada menos que ante uno de los rivales históricos de los californianos.
Elgin Baylor también es pionero en establecer récords y marcas que se ven muy poco en la NBA y sobre todo que son complicados de ver, porque la que le sucedió fue en un All-Star Game. Sucedió en el partido de las estrellas de 1959, su año de rookie. Realizó un buen partido pero no fue ni el mayor anotador ni el mayor reboteador. Baylor registró 24 puntos y 11 rebotes y su compañero del Oeste Bob Pettit firmó 25 puntos y 16 rebotes. ¿Quién merecía el premio al MVP del partido? Teóricamente Pettit, pero en las votaciones ambos recibieron el mismo número de votos, con lo que se convirtieron en los primeros jugadores de la historia en compartir dicho galardón.
Otra de sus noches más memorables fue en la que consiguió anotar 61 puntos en un partido de las Finales de la NBA. Sucedió en el quinto encuentro de las Finales de 1962 ante los Boston Celtics donde logró alcanzar esa cifra anotadora en 22 tiros y con una eficacia del 89,5% en los tiros libres.
Esa marca justo la logró a mitad de su mejor época, más esplendorosa y de mayor regularidad en su paso por la liga estadounidense de baloncesto. De la temporada 1960-61 a la 1962-63 logró promediar más de 34 puntos y 14 rebotes en el global de esas tres campañas. Esa regularidad no sólo se manifestó en esos años, sino a lo largo de toda su carrera, porque aunque nunca superó el 50% de acierto en tiros, nunca bajó del 40% a lo largo de ninguna de las 14 temporadas.
Aún así, cabe indicar que jugó de un modo completo o casi completo 12 de esas campañas, porque las dos últimas apenas pudo demostrar toda la calidad que había mostrado anteriormente por problemas físicos y lesiones. Para él la campaña 1970-71 sólo tuvo dos encuentros por una lesión en el talón de Aquiles y la siguiente, en la que ya anunciaría su retirada, llegó sólo a nueve partidos por problemas de rodilla. Estas lesiones, curiosamente, son muy parecidas a las que han afectado a Kobe Bryant en los últimos años y que han amenazado acabar su carrera antes de tiempo, aunque el actual ‘24’ de los Lakers, futuro Hall of Fame de la NBA y jugador con dorsal retirado en el Staples como Elgin Baylor, ha conseguido rehacerse hasta llegar en forma para jugar y retirarse del baloncesto en activo en la temporada 2015/16.
Ocho Finales jugadas… ¿y un título?
¿Cuántos jugadores pueden decir que han jugado ocho Finales de la NBA y siete de ellas en nueve años? ¿Y cuántos pueden decir que no ganaron ninguna de esas Finales, pero que aún así tuvieron anillo de campeón? Y sobre todo, ¿cómo puede ser eso posible?
No tendría sentido haber planteado estas cuestiones si no se refiriesen, efectivamente, a Elgin Baylor. Para analizarlo todo hay que ir paso a paso. El mítico alero de los Lakers jugó un total de ocho Finales, siete contra los Boston Celtics y una contra los New York Knicks. Perdió todas. La primera de ellas la jugó en su año de rookie aún en Minneapolis y el resto cuando la franquicia ya estaba en Los Ángeles. Sin duda alguna, mucho tuvo que ver la gran dinastía de los de Massachusetts en la década de los 60, donde ganaron un total de 11 títulos en 13 años, ocho de ellos seguidos precisamente en plena carrera deportiva de Baylor.
«Siempre noté que tenía que dejar que mis acciones hablaran por sí solas, sobre todo en la cancha» –Elgin Baylor
Los únicos años donde no se presentó Elgin con los Lakers en las Finales fue en 1960, 1961, 1964, 1967 y 1971. Todos esos años fueron los Celtics los que se alzaron con el título excepto en el último, donde los Milwaukee Bucks se impusieron 4-0 a los Baltimore Bullets.
Ocho oportunidades perdidas para haber alzado un trofeo y haberse enfundado un anillo de campeón pero, ¿por qué Baylor sí tuvo uno en realidad a pesar de haber perdido en esas ocho ocasiones? La respuesta está en su última temporada, la 1971-72. Los problemas de rodilla ya comentados le hicieron precipitar su retirada de las canchas en esa campaña, donde sí llegó a jugar nueve partidos en el mes de octubre. Casualmente, esa temporada los Lakers también llegaron a la Final pero esta vez para ganarla ante los New York Knicks por 4-1. Con lo cual, siempre ha habido mucha polémica sobre si Baylor ganó realmente ese anillo porque no estuvo en la mayor parte de la temporada ni jugó esas Finales pero sí fue partícipe del equipo en parte de ella, por pequeña que fuera.
Se han escrito muchos argumentos a favor y en contra de esta cuestión. Aún así, lo que es verdad es que Elgin recibió su anillo de campeón pese a las críticas o al rechazo de muchos. A pesar de la polémica, con tanto esfuerzo detrás por intentar lograrlo en su carrera y varias décadas después, el ex ‘22’ de los de oro y púrpura ya no tiene ese anillo en su poder. ¿Por qué? Hace tres años subastó este objeto y otros 358 más para quien quisiera obtenerlos. La puja por el anillo de campeón de la NBA de la temporada 1971-72 llegó hasta los $132.000 dólares, en una subasta cuyos resultados se pueden ver en internet.
Las casualidades en el final de la carrera de Elgin Baylor no llevaron únicamente a los Lakers a ganar un anillo que se les resistía desde hacía 18 años, sino a establecer una marca histórica que sigue vigente hoy en día: las 33 victorias seguidas cosechadas entre el 5 de noviembre de 1971 y el 7 de enero de 1972. Para más colmo, esta racha comenzó justo el partido después de la retirada de Baylor y llevó a la franquicia también a registrar uno de los mejores balances de la historia (69-13).
El final de su carrera deportiva no le sonrió tanto como lo había hecho en los 12 primeros años. Se puede decir que, en parte, le traicionó. Se perdió y no pudo vivir todo lo que había deseado y por lo que había trabajado. A destajo y sin descanso. Aún así vivió el sueño de muchos deportistas, logró llegar a la cumbre de un deporte y ser reconocido ampliamente por ello. En la retina de todos siempre quedará cómo cambió, influyó y añadió una nueva dimensión a este juego. Y aunque le faltó un título, la huella de este artista del parqué siempre será imborarble. Que le quiten lo ‘bailao’.