Ni en sus mejores sueños se lo hubieran imaginado. Ni en los suyos ni en los de ninguno. Pero el baloncesto, siempre mágico, les ha dado una oportunidad a ellos y a nosotros –los aficionados– de disfrutar de una de las mejores temporadas que muchos recuerdan. De un sistema de juego que ha encandilado a propios y extraños, que ha enganchado a la NBA y a Atlanta en particular al televisor cada vez que jugaban. De un método de juego en equipo que, con permiso de Golden State, Houston y Cleveland, ha funcionado a las mil maravillas durante todo el año. Ha rozado la excelencia.
Los Hawks tienen que estar orgullosos de sí mismos. Han pasado de ser un equipo más o menos competitivo en la conferencia Este a ser uno de los más temidos de toda la NBA. Muchos les colocaban en las Finales, pero LeBron y su misión de ganar un anillo con los Cavaliers les han impedido alargar el sueño unas semanas más.
Si hubiera que mandarles un mensaje una vez que ha acabado su temporada, todo el mundo les enviaría el mismo. Al menos en una línea similar. Y seguro que sería la mayor de las recompensas para los jugadores y miembros del ‘staff’ técnico de los Hawks: gracias. Agradecerles unos meses impagables de buen baloncesto, de fortaleza y de mentalidad de equipo. De calidad y de buen gusto, se mire por donde se mire. Se merecen un agradecimiento eterno.
Pero su temporada no sólo quedará grabada en la memoria de los aficionados. También en los libros de historia. Porque no ha sido una temporada cualquiera, sino la mejor en toda la historia de la franquicia. Nunca habían conseguido llegar a las 60 victorias en una sola campaña y pero es que tampoco lograban alcanzar una cifra similar desde la temporada 1993/94.
Y además, tras siete temporadas consecutivas en los Playoffs, pero siempre como un conjunto secundario al que eliminaban en primera ronda o en semifinales, este año han dado un salto enorme hasta volver loca a la ciudad con unas finales de conferencia por primera vez en décadas. Con unos números terroríficos.
- 102,5 puntos por partido y 97,1 en contra
- 46,6% FG, el cuarto equipo con la media más alta
- 38% de acierto en triples, sólo superados por los Golden State Warriors
- 25,7 asistencias, segundo equipo con el total más alto de ‘entregas’ por noche
- 19 victorias seguidas entre diciembre y enero; 32 triunfos de 38 posibles hasta mediados de marzo
Todos a una
Si por algo se ha caracterizado la temporada de Atlanta ha sido por el gran juego en equipo que ha desplegado el equipo de Mike Budenholzer y por el entendimiento de todas sus piezas a una. Sin fisuras ni diferencias entre ninguno de los componentes del equipo.
Por ello, es imposible entender a este equipo sin la dirección de Jeff Teague. Hasta la pasada campaña había sido un base de talla media en la NBA. Siempre ha demostrado calidad y muchas veces era de lo más rescatable de muchos partidos de los Hawks, a veces con una marcha menos de la que han mostrado este año y de ahí que no fuesen un ‘coco’ para el resto de la liga.
Tampoco es posible entender esta temporada sin la aportación de Kyle Korver. Un gran tirador siempre en la NBA y por todos los equipos por los que ha pasado, pero que este año ha explotado y ha sorprendido hasta a los que mejor le conocían. Así, ha logrado su segunda mejor media de triples anotados en una temporada con un 49,2% y ha conseguido su mejor temporada de ‘offensive rating’ en todos sus años en la liga, con 122 puntos por 100 posesiones.
Pero sin los rebotes y la consistencia de Al Horford, los puntos y calidad de Paul Millsap y de DeMarre Carroll y, sobre todo, sin el salto de calidad de Dennis Schroder en su segunda temporada en la NBA, nada de esto hubiera sido posible. Han sido piezas claves en el engranaje del equipo.
Aún así, uno de los factores que más han determinado desde el principio el desempeño de este equipo en la temporada es le hecho de haber jugado sin presión. Sin que nadie esperase que surgiesen para ser una de las mayores amenazas de esta liga. Porque no tenían ningún cartel colgado de antemano, como Warriors, Cavs, Chicago Bulls, Houston Rockets o San Antonio Spurs, entre otros.
Simplemente se encontraron y se facilitaron unos a otros la forma de jugar. El modo de gustarse mutuamente y hacer las cosas bien. Muy bien. Pero sobre todo de haber hecho disfrutar como niños a todos los aficionados que, alrededor del mundo, siguen con pasión cada temporada de la NBA. Y los Atlanta Hawks, con una campaña y unos Playoffs -hasta la final del Este- de lujo, han bordado la excelencia. Hasta noviembre, Hawks. Y gracias.