En 1997, Bruce Willis hizo que todo el planeta abarrotara las salas de cine para buscar con él el quinto elemento que pudiera salvar al mundo de su desaparición. Ya contaba con cuatro de ellos, básicos y conocidos por todos, pero tuvo que recurrir al quinto para poder buscar el equilibrio en la Tierra y vencer al mal que acechaba en aquella ficción.
En el momento del estreno de aquel largometraje, un niño de algo más de cuatro años de edad del estado de Illinois –no sabemos si ya con unas pobladas cejas– tan sólo se preocupaba en ir a la escuela, en jugar en su casa y en crecer como un niño más de su barrio. Lo único que tenía que buscar era la felicidad y en hacer aquello con lo que estuviera a gusto. Lo demás vendría rodado, más o menos, pues sus excelentes cualidades tanto físicas como técnicas para jugar al baloncesto han hecho que se haya convertido en uno de los mejores jugadores de la NBA.
Mientras Bruce Willis ha envejecido un poco desde 1997, aunque parezca que no le pesen los años en las películas de acción, el extraordinario pívot de los New Orleans Pelicans Anthony Davis se prepara para una temporada en la que su progresión puede ser salvaje. Brutal. Algo nunca visto en un jugador de baloncesto, ni de la historia ni de la época moderna, que pueda hacer romper los moldes de lo antes acontecido en un parquet con dos canastas en sus extremos.
Si la temporada pasada pudo mejorar sus registros tanto en puntos como en rebotes, asistencias y tapones respecto a sus dos campañas anteriores en la NBA, el curso 2015/16 se presenta muy ambicioso para el ‘cejudo’ de la liga. Con un objetivo que le ha propuesto su nuevo entrenador, Alvin Gentry, y que él está dispuesto no sólo a aceptar, sino a conseguir. A lograr ese quinto elemento que le haga un jugador temible y completo a más no poder. Y ese es nada más y nada menos que el de mejorar su lanzamiento desde el triple.
Más que a hacerlo mejor, primero a que lo haga más veces. En lo que lleva Davis en la NBA solamente ha lanzado un total de 27, de los cuales ha convertido tres. Concretamente hizo 0/6 en el primer año, 2/9 en el segundo y 1/12 en el tercero. No hay duda de que el registro es pobre, tanto en cantidad como en calidad, pero también hay que entender que el juego del ‘23’ de los Pelicans se ha centrado y se centra en estos momentos mucho más en la zona y en aprovechar su envergadura para postear a los rivales o para lanzar de media distancia o penetrar a canasta. Y hacer algún que otro póster de regalo al defensor.
Así es cómo lanzó Anthony Davis la temporada pasada desde dentro de la línea de tres puntos. Muy bien desde la pintura y el lado que mejor se le dio del tiro de media distancia fue el derecho de la bombilla según él mira a canasta, aunque también es destacable que sólo esté por debajo del 40% en efectividad en una de las secciones que Grantland señaló para hacer esta infografía.
En las tres temporadas que lleva Davis en la NBA, ha ido incrementando el número de tiros de campo que ha intentado en temporada regular. Y también su porcentaje de acierto.
- 2012-13: 349/676 FG, 51,6%
- 2013-14: 522/1005 FG, 51,9%
- 2014-15: 642/1199 FG, 53,5%
En la universidad sus números fueron muy parecidos a los que ha registrado hasta el momento en la NBA, y sobre todo el modo en el que estuvieron repartidos. En su único año por la NCAA en Kentucky, lo que se conoce como ‘one and done’, Davis hizo 337 tiros de campo, de los cuales 317 fueron de dos puntos y sólo 20 de tres. Dentro de la línea de triple anotó con una eficiencia del 62,3%, mientras que desde fuera de la línea sólo anotó un 15% de los mismos.
Lo que se puede sacar en conclusión de este análisis es que Anthony Davis no está acostumbrado a lanzar de tres y que tampoco ha sido una de sus tareas principales en los años que lleva como profesional o universitario. Desarrollar esta faceta llevará tiempo y sobre todo ajustar ciertos roles con compañeros de su equipo.
Anthony Davis from three-point range 2012-15: 3-27 (.111) Anthony Davis from three-point range 2015 preseason: 3-4 (.750)
— Pelicans PR (@PelicansPR) October 13, 2015
En los Pelicans, esa tarea está encomendada a jugadores como Ryan Anderson, Tyreke Evans o Eric Gordon, entre otros, y los mecanismos del juego ya están establecidos de alguna manera. Davis se gana su hueco cerca o dentro de la bombilla para hacer valer su altura y envergadura por dentro, pero cuando esa opción no se puede llevar a cabo, New Orleans mueve el balón hasta buscar tiros exteriores del resto de jugadores. Si ahora Davis se va a poner a tirar más triples, no es de extrañar que jueguen más al bloqueo y continuación, aclarados o a facilitar ese tipo de situaciones a la estrella del equipo.
Si consigue hacer de los triples un arma más en todo su arsenal ofensivo, ya no es que sea algo parecido a un extraterrestre, sino que estaría a la altura de algo incomparable en la historia del baloncesto. Sería ir un paso más allá en la actual concepción del ‘4’ moderno, un jugador capaz de postear y de lanzar de media distancia, para llegar a alguien que pueda atreverse con los triples sin problemas y con confianza. La búsqueda del quinto elemento en Anthony Davis ha comenzado. Y quién sabe lo que nos encontraremos si lo trabaja en condiciones y le sale bien el experimento.