Intentar mantenerse vivo en una larga travesía en el desierto con recursos limitados pude ser una tarea muy complicada. O no.
Si se consiguen administrar los bienes que uno tiene debidamente intentando sacar el máximo partido de ellos, no sólo se puede sobrevivir, sino que se puede llegar a invertir la situación y disfrutar de plácidos días en un lugar donde la soledad, la sequía y la falta de esperanza hubieran arruinado la existencia de cualquiera. Y sino que se lo pregunten a los Phoenix Suns.
El equipo dirigido por Jeff Hornacek ha tirado por la borda todos los cataclismos y apocalipsis que se hacían sobre su conjunto antes de la temporada y, mediante un juego vistoso a la vez que efectivo y veloz, en estos momentos marchan 14-10 y séptimos en el salvaje Oeste (este año más que nunca) con cinco victorias en los últimos seis encuentros, siendo todo un milagro de lo que se preveía un desastre seguro.
Todo esto se está consiguiendo gracias a una buena cohesión del quinteto titular y a un estilo muy práctico de hacer baloncesto que les está funcionando de maravilla por el momento: jugar rápido.
La velocidad es uno de los elementos que más están empleando los Suns en sus partidos para sacar la mayor eficiencia de su plantilla y lograr victorias. Este factor les hace estar por encima de sus rivales en muchas ocasiones, ya que las transiciones no son perfectas siempre y los espacios o desajustes son notablemente aprovechados por Phoenix para producir acciones ofensivas favorables.
Esta velocidad no sólo la aprovechan al contraataque, sino también en estático. El balón está en continuo movimiento, lo que hace que los jugadores también lo hagan y que la paciencia haga el resto: los espacios acaban apareciendo y las posibilidades de tener un tiro favorable aumentan.
En este aspecto tan fundamental en el mundo del baloncesto, el tiro, los Suns también han demostrado no tener ningún tipo de pavor ni de fobia. Dado que la velocidad del juego favorece la creación de espacios, los jugadores exteriores se encuentran con muchas situaciones de lanzamiento que, para su beneficio, no desperdician. Parece que su filosofía es algo así como “por lanzar a canasta no pasa nada, pero vamos a hacerlo con confianza y determinación para intentar meter puntos y así hacernos más fuertes”, cosa que acaban consiguiendo.
Ya no es cómo juegan los Suns o qué hacen para ganar, sino dónde. En una conferencia Oeste donde este año se vende de todo menos caricias, Phoenix se está haciendo un hueco en los puestos de Playoffs sólo por detrás de las franquicias punteras de la conferencia.
Todo esto hace que se fomente un buen ambiente en el equipo, lo que repercute en querer seguir yendo a más, empezando por ganar y defender los partidos que juegan en el US Airways Center.
“No nos hemos sentido tan bien en mucho tiempo, sabemos que tenemos un calendario duro y sabemos que tenemos que conseguir las victorias de los partidos de casa”, admitió el esloveno Goran Dragic tras vencer a los Warriors este pasado domingo.
Una vez sabemos que el equipo funciona por su rapidez, velocidad y acierto en el tiro, debemos conocer quiénes son los jugadores que hacen esto posible o incluso cuáles son los que mejor conectan para entender la buena marcha de los Suns. Y aquí tenemos una respuesta.
Goran Dragic y Eric Bledsoe son un quebradero de cabeza para los rivales. El esloveno dirige al equipo a su voluntad, aprovecha los bloqueos y es capaz de encontrar a jugadores solos en muchas ocasiones. Además, posee un elemento, un factor diferenciador que justifica su presencia y titularidad en el equipo, por delante de su calidad y destreza como base: genera juego y que sucedan cosas, algo que se torna de capital importancia en un equipo como Phoenix.
Por su parte, Bledsoe es un auténtico experto en desajustar y desequilibrar defensas, en penetrar en el sitio que más incomoda a los rivales, en anticiparse y llegar antes que cualquiera. Es un seguro de vida para los de Arizona y su compenetración con Dragic es gran parte del pan que está alimentando a los Suns en ese desierto en el que, presumiblemente, no iban a caminar con un objetivo claro más allá del primer mes de competición. 19 puntos y 6 asistencias por partido de Dragic y 19,2 puntos y 6,4 asistencias por noche de Bledsoe avalan lo visto en estos 24 partidos que llevan de temporada.
“Sé lo que va a hacer y él sabe lo que voy a hacer. Tenemos un buen sentimiento el uno con el otro y eso es muy duro para los oponentes”, señaló Dragic sobre su relación en la cancha con Bledsoe.
El tablero y la zona también están a buen recaudo en el juego de los Suns. Miles Plumlee, quien no tuvo una destacada presencia en los Indiana Pacers el año pasado en su temporada de rookie, está encontrando su protagonismo en un esquema donde sus 9,7 puntos y 8,6 rebotes por partido son cada noche parte de la base de cada triunfo.
Por último, no conviene olvidar por un lado la aportación de Channing Frye y P.J. Tucker, los cuales tienen unas labores indispensables para que las cosas les esté saliendo a los Suns de esta manera. Ambos han jugado como titulares todos los partidos hasta el momentos y aprovechan muy bien los minutos en cancha.
Los minutos, precisamente, son un aspecto que Hornacek se encarga de equilibrar mucho para que las fuerzas del equipo aguanten el tirón del calendario, o de la dureza del desierto, como se quiera ver. Sólo tres jugadores (Dragic, Bledsoe y Tucker) superan los 30 minutos de media y sólo el esloveno llega a los 35 minutos.
Es más, dos de estos jugadores no han jugado ni un encuentro como titulares pero están respondiendo de una manera muy buena a los minutos que les de Hornacek. Nos referimos a Markieff Morris y Marcus Morris (12,5 y 10,6 puntos de media respectivamente), cuyos puntos desde el banco son muy bien acogidos por sus compañeros.
Estos son los Suns, un equipo dirigido por un Jeff Hornacek que es tan novato en el banquillo como cualquiera de nosotros lo sería en medio de cualquier desierto. Él está sabiendo administrar sus recursos y potenciarlos al máximo, con un éxito evidente que le permite vivir cómodamente por el momento. ¿Quién hubiese sido capaz de hacer lo mismo sin haber tirado la toalla desde el principio?
Pingback: EnRickyciendo su juego | Sports made in USA()