La alta exigencia física y la dureza (bien entendida) del football hacen que la vida deportiva de un profesional sea relativamente corta. Encontrarse con jugadores en activo y con buen rendimiento con edades superiores a los 30 años suele ser algo que podríamos calificar como un poco fuera de lo normal, salvo en casos como el de los punters, kickers o incluso quarterbacks ya que el castigo físico de este tipo de jugadores suele ser menor. Lo que sí es un caso muy excepcional es encontrarse a un receptor de 36 años con catorce años de experiencia y que todavía sigue en activo y dando guerra. Éste es el caso de Steve Smith, el receptor de Baltimore Ravens que, tras pasar trece temporadas con los Carolina Panthers, afronta este año su segunda temporada con los de Maryland en la que parece una incombustible carrera de un jugador que no pasa desapercibido tanto por su calidad como por su temperamento y por su lengua floja.
La cara más conocida del jugador de Los Ángeles es la de un tipo duro, correoso, bravucón, descarado, desafiante. A pesar de su escasa altura para ser un receptor (5’9’’), Smith es un jugador muy físico y agresivo. Él mismo se califica como un matón dentro de los terrenos de juego. Juega con una gran tensión tanto física como mental. Su truco es jugar enfadado y peleado con el mundo entero. Adrenalina al máximo. Celebra cada recepción como si fuera la última. Siempre revindicándose. Conocidos son sus enfrentamientos físicos y dialécticos con sus rivales e incluso en alguna ocasión con sus propios compañeros en los entrenamientos o en las sesiones preparatorias a los partidos. Es un regalo para cualquier realizador televisivo ya que aprovecha la cámara para reivindicarse y para soltar todo tipo de bravuconadas al más puro estilo bocachancla.
Un ejemplo de todo esto podría ser lo ocurrido en un Monday Night de la temporada 2013-14, su última disputada con los Panthers, frente a New England Patriots. Este encuentro fue una batalla de trincheras contra Aqib Talib, cornerback de los de Boston. Todo comenzó con un pase desviado por Talib que fue celebrado por éste por todo lo alto. A continuación una recepción de Smith acabó con el defensa en el suelo agarrado a la pierna del receptor con la consecuente pelea entre ambos. En la siguiente jugada ambos jugadores volvieron a las andadas enzarzándose en otra reyerta. La sangre no llegó al río gracias, en parte, a que Talib no pudo acabar el encuentro debido a una lesión en la cadera. El encuentro finalizó con la victoria de los de Carolina, con touchdown de Smith incluido. Al preguntarle un periodista, a pie de campo, sobre qué había pasado con Talib, Smith contestó que eso se lo debían preguntar a Talib ya que no había acabado el encuentro y acabó con el famoso mensaje de “Ice up, son”. Traducido al castellano vendría a significar algo así como “ponte hielo, hijo”, en clara referencia a que el veterano había dejado en evidencia al más joven hasta el punto de provocar su retirada por problemas físicos. Y es que eso es lo que caracteriza y define a Smith: en el campo, al enemigo, ni agua.
Para intentar encontrar el secreto de la longevidad de este jugador nos tenemos que ir fuera del campo Y es que Smith muestra otra cara fuera de los terrenos de juego. Esta faceta de persona más equilibrada y centrada es la que le ayuda a seguir al pie del cañón a su edad. Para empezar, procura desconectar lo máximo posible cuando abandona los terrenos de juego. Deja de un lado toda esta tensión. Le gusta leer, viajar, relacionarse. Él mismo admite que el hecho de que en el campo sea agresivo y muestre una imagen de matón no significa que en su vida cotidiana sea igual. Al contrario. Se define a sí mismo como una persona normal aunque asume la imagen preconcebida que sobre él se tiene. Ese cambio de imagen suele impactar de forma positiva a la gente con la que se encuentra a diario.
A nivel físico procura cuidarse al máximo vigilando mucho la alimentación a base de una dieta vegetariana durante el día y de proteínas animales en la cena. Además, le gusta cocinar. Intenta huir de los métodos de preparación física más habituales como levantamiento de pesas o correr. No le gusta. Prefiere ejercicios como el boxeo o el spinning. A nivel personal tiene una vida bastante estable. Casado con Angie, a la que conoció durante la estancia de ambos en la Universidad de Utah, tiene cuatro hijos. Participa en proyectos sociales, de reinserción y educativos tanto a nivel económico como de colaboración personal. Entrena a un equipo juvenil de fooball flag y colabora con centros de acogida para mujeres maltratadas. Reconocido cristiano, en una ocasión participó en un viaje evangelista a Togo y Nigeria. Tras su retirada del football planea seguir con este tipo de iniciativas de una forma más continuada.
Tras batir todos los récords posibles en sus trece temporadas con Carolina Panthers, tuvo que pasar el mal trago de ver cómo la franquicia de Charlotte le cortaba cuando aún tenía contrato vigente. Sucedió el 13 de marzo de 2014. Se enteró de la noticia por la radio. Lógicamente no le gustó nada. A partir de este momento se empezaron a filtrar rumores de desavenencia con la franquicia y con el vestuario e imágenes como las de una discusión en el banquillo con el quarterback Cam Newton no ayudaban a enfriar los ánimos. La franquicia justificó que no era nada personal pero Smith no opinaba lo mismo. Declaró que “no siempre he dicho las cosas de la forma más correcta. Hay muchas cosas que lamento pero de lo único que no me arrepiento es de cómo he jugado. Lo he dado todo”.
Smith encontró rápidamente un nuevo destino: Baltimore. Los Ravens lo contrataron por un total de tres años. Y como la venganza se sirve fría, el destino quiso que ambas franquicias se vieran las caras en la cuarta jornada de la temporada 2014 en Maryland. Smith preparó a conciencia este encuentro. No era otro cualquiera. Ya había declarado con anterioridad que “habría sangre”. En la ceremonia de reparto de campo, Smith se acercó de forma desafiante a sus ex compañeros. Rostro serio, tenso, amenazante. Incluso llegó a rechazar el abrazo de Charles Johnson, defensive end de los Panthers. Matón hasta la muerte. Su actuación fue destacada: 7 recepciones para un total de 139 yardas y 2 touchdowns convirtiéndose en el jugador de más edad en acumular 400 yardas en los cuatro primeros encuentros de la temporada. Al finalizar el encuentro (con victoria para su equipo por 38-10) declaró en rueda de prensa que “un veterano de 35 años ha jugado contra unos chicos de patio de colegio”.
A Smith le quedan dos años de contrato con los Ravens. Según sus propias palabras, “yo voy a jugar todo el tiempo que pueda, pero no voy a perder tiempo valioso con mi familia”. Genio y figura.