A nadie le gusta Kurt Busch. Entras en cualquier foro-chat-comunidad de fans de NASCAR y pocas veces encontrarás a fanáticos irreductibles de Kurt Busch alabando sus proezas o animándolo incansablemente un día tras otro. Apenas se ven banderas, gorras o camisetas con su nombre en las gradas de los circuitos. No hay campañas de publicidad en TV con su cara como principal reclamo. ¿Pero por qué? Estamos hablando de un campeón de NASCAR, de un ganador consumado en todo tipo de circuitos. Pregunta a cualquier dueño de equipo del garaje y te dirá que Kurt es uno de los pilotos con más talento dentro de la categoría, un ganador, un campeón, pero…
¡Ay ese «pero»! Ese pero se refiere a su imagen exterior. A sus intermitentes ataques de ira que casi han acabado con su carrera en más de una ocasión. Una imagen de permanente furia amplificada por una prensa que siempre le está buscando las cosquillas y por unos aficionados que no le perdonan ni una. ¿Hay un accidente y Kurt está implicado? Kurt es el culpable. ¿Hay una pelea? Ya está Kurt de vuelta a las andadas. ¿Hay problemas con el coche de Kurt? Este chico tiene que aprender a controlarse, no hace más que destrozar coches… Y así continuamente.
Puede que la carrera de Kurt ya se viera marcada de forma casi anecdótica, cuando en su primera Daytona 500, Dale Earnhardt le mostrase «el pajarito» tras un leve contacto. Este fue quizás el último highlight de un Dale que fallecería en accidente en las últimas vueltas en esa misma carrera. Buena forma de empezar tu carrera en la máxima categoría, haciendo enfurecer a una leyenda.
Pero bueno, esto solo es una anécdota. La verdad es que la carrera de Kurt Busch empezó como un cohete. Rookie del año 2000 en las camionetas, debut en la Cup a tiempo completo con Roush Racing el año siguiente, tercer puesto en el campeonato en ’02, campeón en ’04. Imparable.
Pero a la vez que llegaban los éxitos, tambien se formaba a su alrededor un halo de piloto agresivo por no decir directamente, sucio. ¿Exagerado? Tal vez, pero hay que reconocer que Kurt siempre ha pilotado duro, eso es algo evidente. Sus continuos rifirrafes con Jimmy Spencer lo pusieron en el punto de mira de los medios. Y el incidente con la policía de Phoenix en 2005, en el que se le acusaba de conducir bajo la influencia del alcohol (acusaciones que posteriormente se demostraron ser falsas) terminó por instalarlo para el resto de su carrera, en el ojo del huracán.
El cambio de aires a Penske Racing la temporada siguiente fue una buena forma de hacer borrón y cuenta nueva. Kurt llegaba al equipo de Roger Penske con la intención de hacer ganar a «El Capitán» ese 1er titulo de NASCAR que se le resistía desde hacía muchos años. Pronto se vio que ese dichoso título era algo bastante difícil de conseguir. Un Dodge que no era precisamente el mejor coche de la categoría y sobre todo un tal Jimmie Johnson, que irrumpió como un elefante en una cacharrería dentro del campeonato, alejaban a Kurt de la posibilidad de conseguir un 2º título. La falta de rendimiento y fiabilidad del equipo y el poco tacto de Kurt a la hora de comunicar sus impresiones sobre el coche por radio, hizo que la relación entre ambos poco a poco se fuese enquistando. Llegando a un punto de no retorno en la carrera final de 2011 en Homestead, donde Kurt firmó su salida de Penske. La chispa detonante fueron unas declaraciones tomadas fuera de cámara cuando el Dr. Jerry Punch de ESPN, trataba de entrevistarle tras un abandono por avería. Otro ataque de ira y delante de las cámaras, el viejo Kurt de siempre. ¿Pero podemos culparle? Ese abandono suponía quedar fuera de los 10 primeros dentro de The Chase, por lo tanto no podría tomar parte en las celebraciones de final de temporada en Las Vegas. Una pequeña recompensa para él y su equipo. Un clavo al que agarrarse en otro año difícil. ¿Y todo se va al traste por culpa de una jo**** transmisión? ¡Venga hombre! ¿Y encima vienes a ponerme la cámara en la cara y preguntarme que que me parece el abandono? ¡Tengo un jo**** coche que se rompe! ¡Que co***** quieres que diga!
Bueno, quizás no sea la mejor forma de manejar una entrevista post carrera y sobre todo en esta era de la información. ¿Que habría pasado con algo así hace 30 años? Posiblemente nada, pero por desgracia para Kurt, el periodismo deportivo actual, vive de momentos como este. El público vio el vídeo, los sponsors vieron el vídeo y sobre todo, vieron la reacción del público a las imágenes. ¿Quien es ese tipo que dice palabrotas en TV con mi logo en el pecho? La sentencia no se hizo esperar. Días más tarde, Penske anunciaba su separación con Kurt de mutuo acuerdo. Aunque en ese momento, todos leímos la palabra «despido» entre lineas, con caracteres más grandes que la anchura de pista de Talladega.