Ahora que está de moda recopilar vídeos para desacreditar partidos políticos y demás, en muchos casos con razón, no es mal momento para empezar a desmontar algún equipo NHL en declive. De estos hay varios, aunque algunos tienen perspectivas de mejora en breve o largo plazo, entre estos se encuentran los Pittsburgh Penguins, franquicia que últimamente está más cerca de un “quiero y no puedo” que de triunfar realmente.
Estrellas jugando con estrellas, de las rutilantes, no se pueden quejar entre los aficionados… ¿o sí? Pues sí, y con razón. Tiempo atrás ya rajé bastante sobre Crosby y Ovechkin (este aún me puede callar la boca) y su sobre dimensionamismo mediático unido a unos resultados finales más que decepcionantes. Sí, decepcionantes con mayúsculas, duela a quien le duela. Nos vendieron la moto en cuanto a dinastía “pingüinera” (ahora ya dejamos a los Capitals de lado y vamos a desmontar a los Penguins) y resulta que pasados los años dulces cada temporada es más decepcionante que la anterior, llegando al punto que empezados los Playoffs, los Crosby y Malkin no asustaban ni a un aficionado de los Rangers. Pasando por la presente postemporada siendo más una comparsa que protagonista.

¿Cómo se llega ahí?
Es fácil criticar, es cierto, pero se lo han ganado a pelo después del inicio tan prometedor de su andadura en la presente era Crosby. Las cuatro caras más visibles del “Rise & Fall» de los Pens son Fleury, Letang, Malkin y Crosby, estandartes de la nueva generación del equipo de Lemieux. El bueno de Marc Andre, cumpliendo la excepción que confirma la regla, este año no estuvo del todo mal en Playoffs pero ya no es el portero que responda en las grandes citas, no de forma regular al menos; aún tengo en la retina la serie frente a los Flyers de hace pocos años, ¡vaya horror se marcó Fleury!
Que decir de Letang, está más de baja que jugando, así es difícil liderar la retaguardia de un equipo ganador a priori. Es mala suerte, claro que sí, pero la cuestión es que no está en los momentos decisivos o se encuentra aún falto de ritmo. Malkin, otro tema candente para las oficinas de los Penguins. Su nivel también ha descendido de forma dramática estos últimos tiempos, aquí radica uno de los factores más clave en el deterioro de las aspiraciones para ser campeones de Pittsburgh. Sin ser malos, del ruso se espera al menos más de 90 puntos pero ahora mismo parecen lejos esas cifras. Yo si fuera general manager de los Pens empezaría a pensarme el traspaso de Malkim, aún mantiene el cartel y su precio podrían ser un par de jugadores jóvenes muy prometedores, puede que Edmonton tuviera algunos de sobra…Sin dejar el tema, un traspaso de estas magnitudes podría abrir nuevas vías en la franquicia y abandonar la ya encorsetada figura y estilo del equipo.
¿Y Crosby?
Buena pregunta (tirándome flores a mí mismo). Crosby a pesar de las lesiones mantiene unos números excelentes pero ya no puede sin el apoyo real de otros. Tampoco es que intimide tanto como cuatro años atrás, en el aspecto puramente de juego, los defensas lo tienen más calado. Aquí las molestias físicas también tenido bastante que ver. Así pues, siendo duros, hay que afirmar que la primera valoración de los Penguins de Crosby y su prometedor futuro no se han cumplido ni mucho menos. Una Stanley Cup como máximo premio después de casi una década no es lo prometido en un principio.