Durante los siguientes años al nacimiento oficial del hockey en Rusia, el equipo soviético se dedicó a jugar amistosos internacionales no oficiales frente a equipos finlandeses, suecos, polacos y checoslovacos para ganar experiencia y mejorar su fortaleza.
En 1952, la Federación Internacional de Hockey sobre Hielo (IIHF) aceptó a la Unión Soviética como miembro con la expectativa de que participasen en el Mundial del año siguiente en Suiza. El portero de esa joven selección era el mítico Lev Yashin, que después como sabemos se pasó al fútbol para ser el único portero de la historia capaz de ganar el Balón de Oro de fútbol. Yashin comenzó a jugar en el Dynamo de Moscú en 1948 y un año más tarde comenzó a jugar en la sección de hockey del Dynamo juvenil. Ese mismo verano, la ‘araña negra’ decidió dejar el hockey hielo y dedicarse al fútbol a tiempo completo debido a una llamada de la Selección Nacional.
Pero Yashin no era el único que compaginó dos deportes: la por entonces gran estrella de la selección soviética Vsevolod Bobrov era también una estrella del balonpié. Sin embargo, Bobrov se lesionó antes del Campeonato del Mundo de 1953, el primero que supuestamente iban a participar los soviéticos, y el temor se apoderó de los ejecutivos de la comisión deportiva ya que veían muy difícil obtener un resultado satisfactorio sin su delantero estrella. Y eso que aquel Red Army había arrasado meses antes en los Juegos de Invierno juveniles. No hubiera sido para tanto esta baja de no ser porque en verano de 1952 la selección de fútbol fue humillada por Yugoslavia en los Juegos Olímpicos de Helsinki, y temían que Stalin montase en cólera por la acumulación de resultados insatisfactorios.
Así que la ejecutiva decidió acudir como observadores al Mundial de 1953 en Suiza y esperar al año siguiente para debutar. Ni Estados Unidos ni Canadá mandaron a sus representantes tampoco. En este caso fue por tema económico ya que según ambas federaciones el equipo no ganaba nada en los tours europeos mientras que llenaba los pabellones y los bolsillos locales. Así pues, la IIHF convenció a la federación canadiense para que mandase a sus representantes para posteriores citas, ya que así conseguían no solo que el Mundial se viese, si no que además le daría legitimidad al evento. 1953 fue también el año que murieron Stalin y Klement Gottwald, el primer dictador comunista de Chechoslovaquia, cosa que hizo que el equipo chechoslovaco se retirase del campeonato en señal de duelo que acabaron ganando los suecos.
El primer título mundial y el primer oro olímpico
De cara al Mundial de 1954 en Suecia, y ya con Bobrov recuperado, la escuadra de Arkady Chernyshev y su aprendiz Anatoly Tarasov iba a por todas en la cita. Un título mundial que, desde su fundación en 1920, solamente habían conquistado estadounidenses, británicos, checoslovacos, suecos y canadienses. Canadá era el rival a batir a pesar de que mandasen al segundo equipo de la categoría Senior B de la Liga de Ontario, los East York Lyndhursts, algo que los europeos les escoció bastante ya que eran inferiores a un conjunto que ni siquiera era el mejor de Canadá. Disputándose por aquel entonces el torneo mundialista con el formato de todos contra todos, los canadienses llegaron a la última jornada invictos tras seis partidos disputados y con una diferencia de goles de +52; por su parte, la Unión Soviética llegó con cinco victorias y un empate, por lo que a Canadá le bastaba con un empate ante los rusos para llevarse el oro.
En los días previos de la gran final, hubo polémica cuando el presidente de la federación canadiense acusó a la prensa sueca de anti-canadiense y pro-soviética, ya que debido al rudo estilo de juego norteamericano describían a los jugadores como gángsters y macarras. Además, el mandatario canadiense puso en duda la participación de su país en las próximas citas internacionales. En lo deportivo, los canadienses plantearon el partido como contra los demás rivales europeos, pero esta vez no funcionó. Los jugadores soviéticos eran mucho más disciplinados y, gracias al sistema de Tarasov y sus líneas de cinco hombres que explotaban el juego combinativo, la URSS logró la victoria por 7-2, siendo este uno de los mayores upsets de la historia del hockey hielo. Esta victoria situó a los soviéticos en el mapa del hockey mundial y puso en jaque la forma tradicional de hockey que practicaban los norteamericanos.
Aunque los canadienses se desquitaron con una revancha en la final del año siguiente, Chernyshev y Tarasov ya habían conseguido establecerse en la élite del hockey a su manera, y tenían pensado demostrarlo ante el mundo del deporte en los Juegos Olímpicos de Invierno de Cortina D’Ampezzo 1956. El torneo olímpico siempre representaba mucho más para los dirigentes comunistas ya que, al contrario que un torneo mundial específico de cada deporte, era el evento más seguido a nivel deportivo. Obtener mayor cantidad de medallas que los capitalistas era vital para que el mundo viera que eran los mejores y que eran los mejores porque el sistema comunista les hacía mejores. El sistema de juego soviético probablemente sea la mejor explicación de lo que el comunismo pretendía ser: ser todos uno y luchar juntos por un bien común mucho mayor. Esta forma de juego hacía que los jugadores, que por sí solos eran buenos, fuesen mejores, y a los no tan buenos los hacía buenos. Tras varios años preparándose para darse a conocer al mundo entero, los hombres de Chernyshev ayudados por el sistema que ideó su pupilo Tarasov, ofrecieron un auténtico recital de hockey hielo en Italia en lo que fue un paseo militar en toda regla, ganando la medalla de oro invictos. Se acababa de despertar la bestia.
La decepción de 1957 y reconstrucción
1957 es otro momento importante en la historia del hockey soviético porque el campeoanto mundial se celebraba en la Unión Soviética. El torneo no estuvo exento de polémica extradeportiva, por supuesto política, ya que en otoño de 1956 tropas soviéticas ocuparon Hungría para apaciguar la revolución anticomunista que hubo en dicho país. A consecuencia de esto, Canadá, Estados Unidos, Noruega, Suiza, Italia y Alemania Occidental (RFA) decidieron no acudir a la cita y así boicotear el Mundial, lo que conllevó que, ante la falta de equipos de alto nivel, equipos de menor nivel como Alemania Oriental (RDA) participasen por primera vez. El boicot favorecía a la ya de por sí favorita Unión Soviética, que veía como de un plumazo se le quitaban la mayoría de rivales de primer nivel, quedando solo Suecia y Checoslovaquia. Los locales realizaron un gran torneo, llegando a la última jornada con cinco victorias y un empate, disputándose el oro ante Suecia, que llegaba invicta con seis victorias; es decir, a los suecos les valía el empate para ser campeones.
Era la misma situación a la que el conjunto de Chernyshev se enfrentó en 1954, pero esta vez los soviéticos no pudieron pasar del empate a cuatro goles y la tragedia se vivió con fuerza desde Kaliningrado a Vladivostok, teniendo su epicentro en el Estadio Lenin de Moscú, con el Secretario General del Sóviet Supremo Nikita Jruschov en el palco. Tal vez fue demasiada presión para unos jugadores sometidos a una doctrina militar diaria; cabe mencionar que a la Selección Nacional normalmente acudían solo los jugadores del CSKA (Club Central del Ejército Rojo) y por lo tanto eran militares. Tal descalabro tuvo sus consecuencias y Arkady Chernyshev fue destituido del cargo de seleccionador nacional. En su lugar, el Comité de Deportes puso al pupilo de Chernyshev, Anatoly Tarasov.
El nuevo entrenador, al que le permitieron tener al cesado Chernyshev de asistente, empezó con buenas sensaciones (un tour de ocho partidos por Canadá donde dejaron una muy buena impresión ganando cinco encuentros, perdiendo dos y empatando otro) en lo que iba a ser el comienzo de otra época brillante del hockey hielo soviético, aunque había que reconstruir el equipo por completo. Durante los siguientes años, jugadores como Bobrov o Solugobov se retiraron y Tarasov tuvo que meter savia nueva en la Selección Nacional, una dura tarea que realizó exitosamente formando a jugadores como Alexander Ragulin, Anatoly Firsov, Alexander Yakushev o Vyacheslav Starshinov. Desde que ganaran el oro olímpico en Italia 1956, se mantuvieron siempre en los podios de las competiciones internacionales pero sin alcanzar el oro. Solo faltaron a la cita con el podio en 1962, el Campeonato del Mundo celebrado en Colorado Springs, Estados Unidos, ya que tanto la URSS como Checoslovaquia promovieron un boicot a la competición debido a que tanto los americanos como los canadienses pusieron trabas a los pasaportes de la República Democrática Alemana (RDA) a causa del levantamiento del Muro de Berlín en 1961. Como consecuencia, ningún país comunista participó en este campeonato. Esto además sirvió a los comunistas para devolverle la jugarreta a los capitalistas, que boicotearon el Mundial de Moscú 1957.
Dirigidos por los dos maestros del hockey Tarasov y Chernyshev, en 1963 la máquina soviética de hacer hockey hielo engrasó bien todos sus piezas y comenzó la que iba a ser su primera época dorada en el Mundial de Suecia, curiosamente en el mismo país donde comenzó su andadura internacional.