En 1976 un nuevo nombre entró en escena, no era otro que el entrenador del Dynamo de Riga, el general del ejército soviético, Viktor Tikhonov. Tikhonov fue nombrado entrenador del CSKA y de la Selección bajo recomendación del jefe del KGB en sustitución de Boris Kulagin, quien solo pudo conseguir el bronce en el Mundial disputado ese mismo año. Así pues comenzó la segunda gran era del hockey hielo tras el telón de acero.
Viktor Tikhonov, un general en el banquillo
Los comienzos de Tikhonov al frente del Ejército Rojo no fueron fáciles, pues se presentó en la Canada Cup con un equipo sin las grandes estrellas y pese a ello logró un meritorio tercer puesto. A pesar del resultado, contaba con el favor del Politburó y tenía carta blanca para desarrollar sus métodos que diferían ampliamente de los empleados por la escuela Tarasov-Chernyshev. Si bien el estilo de juego era exactamente el mismo, pues se enseñaba en las categorías inferiores del CSKA (a donde fue relegado Tarasov tras su incidente con Brezhnev), la forma de llevar al equipo era totalmente diferente. La escuela Tikhonov se caracterizaba por un férreo trato militar, desde su entrada al banquillo solamente iban a la selección los jugadores del CSKA, por lo tanto solamente representaban al país militares. Este cambio en la mentalidad ayudó mucho a que todos los buenos jugadores acabaran jugando para él de una u otra forma, ya que al combinado nacional solo iban los mejores, y los mejores debían jugar en el CSKA. Esta forma de pensar chocó con algunos de los jugadores veteranos de la generación que hizo grande a Tarasov, los Mikhailov, Petrov, Kharlamov, etc, que habían crecido bajo las duras pero justas alas de Tarasov.
El equipo vivía y entrenaba en un complejo militar aislado, los jugadores dormían en barracones durante once meses al año, podían salir un fin de semana al mes, apenas veían a sus respectivas familias; la mentalidad de Tikhonov era todo por el hockey (y la patria). Y los resultados de su método no tardaron en llegar, tanto en 1978 como en 1979 la Unión Soviética conquistó el oro en los mundiales de hockey con un equipo que tenía como base a los jugadores de Tarasov pero en el que empezaban a aparecer algunos jóvenes prometedores como Vyacheslav Fetisov o Sergei Makarov.
«Todo por el hockey (y la patria)» –Viktor Tikhonov
El desastre de Lake Placid
En 1980 llegó la gran prueba de fuego para el nuevo método soviético, los Juegos Olímpicos de Invierno en Lake Placid. No estuvieron exentos de polémica puesto que los JJ.OO de verano eran en Moscú y Estados Unidos llamó al boicot debido a la invasión soviética de Afganistán; ante dicha amenaza el Kremlin amenazó con no acudir a Lake Placid, pero posteriormente decidieron participar alegando que sería mayor humillación vencer a los capitalistas en su propia casa. Estados Unidos y sus aliados sí boicotearon los juegos de verano. En este clima de Guerra Fría en su máximo apogeo llegaron los jugadores soviéticos para disputar un partido ante los All-Star de la NHL en octubre y vencieron. El equipo de Tikhonov llegaba con todo su arsenal a la cita olímpica y tres días antes del inicio de las Olimpiadas disputaron un amistoso en el Madison Square Garden de Nueva York ante la anfitriona, Estados Unidos. La URSS aplastó al joven equipo universitario americano como una apisonadora por diez tantos a tres, dejando muy tocados tanto física como mentalmente a los pupilos de Herb Brooks.
El torneo olímpico había cambiado su formato con respecto a las primeras ediciones; en el formato actual se dividían los participantes en dos grupos de seis naciones y tras enfrentarse todos contra todos, los dos primeros de cada grupo pasaban a la liga final mientras que los terceros disputaban el partido por el quinto lugar. El camino para el “ejército” de Tikhonov no fue más que un mero paseo militar ya que ganaron los cinco partidos de la fase previa con abultados marcadores. A la fase final llegaron la URSS, Finlandia, Suecia y el equipo revelación, Estados Unidos. En la fase final los equipos disputaban dos partidos contra los equipos del otro grupo y se tenía en cuenta el resultado del partido disputado en la fase previa con el equipo del mismo grupo. Es decir, que como la Unión Soviética ganó 4-2 a Finlandia ya partía con una victoria, por su parte americanos y suecos empataron a 2.
Y el 22 de febrero de 1980 a las cinco de la tarde hora local se enfrentaban el Este contra el Oeste, el Comunismo contra el Capitalismo, la todopoderosa Unión Soviética contra la joven e inexperta Estados Unidos en el primer partido de la liga final. Ganaron los universitarios estadounidenses por 4-3 al mejor equipo del mundo, algo inexplicable, tal vez el mayor upset de la historia moderna del hockey, pero tiene su explicación. En un clima de tensión tanto sociopolítica como deportiva, era de esperar que aunque pareciesen máquinas, los jugadores rusos expresaran de alguna forma todo aquello y eso explica por qué Tretiak jugó mal, le marcaron dos goles en el primer periodo y fue sustituido por Vladimir Myshkin; los veteranos como Mikhailov, Petrov y Kharlamov eran cada vez más lentos y a pesar de su talento innato no podían ser la primera línea que acumulase más minutos que nadie; y sobre todo, estaban jugando ante un equipo al que dos semanas antes habían humillado y daba la casualidad que eran el enemigo político y jugaban ante su público. Si estos elementos los metes en la coctelera y los remueves bien, obtienes como resultado un bonito «Milagro sobre Hielo«. Dos días más tarde, Estados Unidos ganó a Finlandia y de nada sirvió el 9-2 que la URSS endosó a Suecia, ya que los resultados de la fase anterior hacían que Estados Unidos ganara la medalla de oro por un punto.
«Los veteranos como Mikhailov, Petrov y Kharlamov eran cada vez más lentos y a pesar de su talento innato no podían ser la primera línea que acumulase más minutos que nadie».
La segunda época dorada
Sorprendentemente, Tikhonov no fue cesado después del desastre de Lake Placid, pero los jugadores sí que pagaron las consecuencias. El General echó a los veteranos, empezando por Mikhailov y Petrov primero y prosiguiendo con Kharlamov después; así en 1981 Tikhonov echó a las tres grandes estrellas de la selección nacional que se habían vuelto muy viejos y lentos para aguantar el ritmo de juego de las nuevas generaciones. Ese mismo año murieron Valeri Kharlamov y su esposa Irina Kharlamova en un accidente de coche que consternó al país entero, tanto que retiraron el dorsal 17 de la selección y del CSKA pudiendo ser portado únicamente por su hijo.
Los jugadores que sustituyeron a los veteranos como nueva primera línea fueron los jóvenes alas Sergei Makarov y Vladimir Krutov, que tuvieron a Petrov como su compañero de línea, pero tras su marcha Tikhonov encontró en el delgado Igor Larionov al complemento ideal para los dos alas. Y si a esta tripleta atacante le sumamos el par defensivo que formaban Vyacheslav Fetisov y Alexey Kasatonov, tenemos a la unidad completa, una unidad que dominaría el hockey mundial durante los próximos años y era conocida como “Los Cinco Rusos” entre sus rivales y como la «Unidad Verde» en su equipo debido a las camisetas que empleaban en el entrenamiento. El nuevo equipo de Tikhonov, con Fetisov como capitán, conquistó de primeras la Canada Cup ante la Selección canadiense de Wayne Gretzky por 8-1; era la segunda vez que un equipo soviético dejaba en shock al Gran Norte Blanco desde las Summit Series de 1972. Los años venideros se sucedieron las victorias en los Campeonatos del Mundo, siendo la línea Krutov-Larionov-Makarov una máquina de anotar, tanto que según sus rivales cuando no marcaban era porque no querían hacerlo. Y en 1984, en los JJ.OO de Sarajevo, volvieron a conquistar el oro olímpico, si bien las todavía más duras condiciones a las que Tikhonov sometía al equipo después de la derrota en Lake Placid llevaron al veterano portero Vladislav Tretiak a retirarse tras las Olimpiadas para poder pasar más tiempo con su familia ya que sus hijos apenas le veían y casi ni le reconocían. Así pues, el considerado como mejor portero de la historia colgó los patines y dejó un hueco en la portería difícil de llenar.
«Según sus rivales, cuando la línea Krutov-Larionov-Makarov no marcaba era porque no querían hacerlo».
Con la llegada de 1985, la Unión Soviética sufrió un colapso económico y con la llegada del nuevo Secretario General del Partido Comunista, Mikhail Gorbachov, se introdujeron las conocidas políticas de la “Perestroika”, que quiere decir reestructuración, y la “Glasnost”, que se traduce en términos de apertura o transparencia. Estas reformas llevadas a cabo por el gobierno produjeron tales cambios que incluso el hockey se vio afectado.
A continuación los instantes finales del partido que coronó a la URSS campeona olímpica en Sarajevo 1984.
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