Tras unos cuantos gritos a sus compañeros de armas, Joe Montana echa un ultimo vistazo a las cincuenta yardas que le quedan para llegar a la tierra prometida y conseguir los seis puntos que mañana harán eco en la prensa californiana. Instantes después se acerca al center y ordena el snap, dando posteriormente unos pasos hacia atrás, haciendo que desde receptores a lineas ofensivas, el verde de San Francisco tome vida exaltando a los aficionados allí presentes. Justo cuando suelta el poderoso cañonazo que más tarde Jerry Rice transformará en otro éxito para los 49ers, los espectadores observan, en silencio y muchas veces ignorantes, el camino real que ha tenido que recorrer ese balón hasta la zona de touchdown.
Mucho antes de poder ver a Montana y compañía repartir estupendos pases a lo largo y ancho del campo, los jugadores de football acostumbraban a colocar dos líneas humanas una contra la otra, e intentaban, con ayuda de un corredor, atravesar dicha línea y llegar hasta la zona de anotación. Por entonces, el juego era bastante rudimentario, pero aún así conseguía enganchar a miles y miles de jóvenes de todos los rincones de los Estados Unidos, muchos de ellos atraídos por la violencia que deportes como el béisbol o el baloncesto no les podían dar . Y la verdad es que la fórmula funcionaba, la adrenalina y los moratones del football empezaban a ser preferidos por encima de las otras disciplinas.
A medida que crecía su popularidad como deporte universitario, más eran las voces que advertían del peligro que suponía este deporte para los valientes que se atrevían a pisar el campo. Brazos rotos, conmociones severas,músculos desgarrados… Cualquier jugador sabía el peligro que corrían tanto él como sus compañeros nada más se diera la patada inicial: huesos rotos, conmociones severas, músculos desgarrados… E incluso se decía que el jugador número 12 en el campo era la muerte. Y la verdad es que razón no les faltaba, hasta dieciocho hombres (entre estos muchos jóvenes menores de treinta años) llegaron a perder la vida en 1905 durante el desarrollo de un partido de football o por consecuencias del mismo. Como es lógico la ley decidió tomar cartas en el asunto, y tras treinta escasos años de historia los estados empezaron a prohibir la prñactica de este deporte, pero como siempre, la Casa Blanca tendría la ultima palabra.
Theodore Roosevelt amaba el football, era de los que creía que las cosas se conseguían a base de sudor y sangre, por eso creía en los valores que inculcaba este deporte, y por muy violento que fuese haría cualquier cosa para salvarlo. Tras conocer la iniciativa abolista de los gobernadores de estado, Theodore, confiando en su capacidad de cautivar a las masas, decidió emprender una campaña de dimensiones nacionales para salvar el football, visitando universidades de gran relevancia en el deporte y aconsejando a los jugadores de no hacer uso de placajes demasiado violentos o tener conductas antideportivas. Al ver que tendría el apoyo de toda la gente, Roosevelt decide reunirse con los entrenadores y árbitros más significativos del deporte con el objetivo de acordar alguna medida para hacer el football un deporte más seguro, pero igual de competitivo. Entre esas medidas estaba el forward pass, es decir, el pase hacia delante normal y corriente como hoy lo conocemos.
Tras pasar en tan solo un año del infierno al cielo, el fútbol americano parecía momentáneamente salvado con la nueva invención de Roosevelt, que no se registró en los libros de reglas hasta meses mas tarde, en el año 1906. A pesar de haberse hecho legal, no era apenas usado por los entrenadores, ya que muchos de estos seguían prefiriendo el juego de tierra. Además, si a esto se le une el desconocimiento de una mecánica de lanzamiento eficaz, no salía muy rentable lanzar el balón hacia adelante, hasta que todo cambió en el 1913. El 1 de noviembre, los cadetes de la Army se medirían a los jugadores de Notre Dame en la academia militar de West Point, en el estado de Nueva York. Viéndose como favoritos a llevarse la victoria, prepararon el partido como cualquier otro, indiferentes a la estrategia que habían preparado los de Indiana. Con Knute Rockne (considerado por muchos padre del pase hacia delante) y su novedosa técnica de lanzamiento al mando, los Fightning Irish (probablemente la primera West Coast offense) sorprendieron con un juego aéreo a los de casa, cuyos jugadores, hasta entonces desconocedores de como defender un pase, solo eran capaces de observar como los puntos se iban añadiendo a la casilla visitante. El resultado final fue 35-13 favorable a Notre Dame, por entonces un marcador así era impensable para los seguidores de la Army.
Desde ese momento, el pase empezó a tomar una notable popularidad, a veces criticada por los mas puristas del juego, pero como todas las escuadras intentaban copiar la exitosa estrategia de Knute Rockne y los Irish, la jugada se normalizó hasta tener el éxito que tiene hoy en día. El quarterback, la shotgun, los receptores abiertos y cerrados… Todos estos elementos existen hoy gracias a la idea de Theodore Roosevelt, que transformó el football en una combinación de violencia, músculo y cabeza que ningún juego en el mundo poduede igualar.