A veces es injusto como la historia hace que se recuerden las cosas. Gente que se cuelga medallas sobre el mérito de según qué cosas cuando el mérito realmente no es suyo (o por lo menos es compartido) y que, aunque unos pocos elegidos sabrán que no es del todo cierto, figurarán en la cultura popular como los grandes artífices de lo que sea. El mundo del deporte no es precisamente ajeno a todo esto, cuantas veces habremos visto un delantero centro llevándose los elogios de un gol que viene precedido de una jugada en la que otro jugador se regatea a cuatro y le pone el centro en la cabeza, o cuantas veces hemos visto ciclistas que se llevan la gloria cuando en realidad son arrastrados hasta las cimas de las montañas más exigentes por sus compañeros de equipo. Es algo bastante inherente en el deporte y, obviamente, la NFL no es una excepción. De hecho ahora mismo está pasando algo que se podría equiparar perfectamente a una de estas situaciones. Como sabréis, siempre se recordará el draft de 2012 como el draft de los grandes quarterbacks; el draft de los Andrew Luck, Robert Griffin y otros. La frase se suele dejar caer así, tal cual, como si estos «otros» pertenecieran a un segundo nivel más irrelevante, como si fueran jugadores que no importan demasiado o simplemente como coletilla para que el que lo dice se pueda hacer el interesante. Y es precisamente por eso que resulta bastante gracioso que sean precisamente estos «otros» los que ahora mismo estén jugando muchísimo mejor que sus famosos compañeros de promoción.
Empezando por el pick #8 de la primera ronda, un tal Ryan Tannehill. Ojo, el octavo jugador en salir en todo el draft, no estamos hablando de un quarterback escondido en rondas medias que está jugando debido a un cúmulo de casualidades y lo ha hecho bien pues aún no sabemos bien porqué, estamos hablando de un quarterback franquícia, que fue drafteado en primera ronda con esa intención por los Miami Dolphins y que debía ser un referente en su equipo. Un pick que sin duda era muy arriesgado, saliendo de la universidad Tannehill era un receptor reconvertido a quarterback que tenía mucho potencial pero un peligro de draft bust muy elevado, pero no cabe ninguna duda de que ha respondido a las expectativas. A día de hoy vemos un Tannehill que de prospecto ya tiene poco, es un jugador que ha evolucionado mucho desde que los Dolphins le draftearan, de hecho probablemente es el que más ha evolucionado de toda esa promoción de quarterbacks, y no creo que ningún fan de los Dolphins (ni de la NFL en general) se echara las manos a la cabeza si le dijeran que en el 2020 Tannehill seguirá siendo el quarterback titular de los Dolphins. De hecho, repasando el partido de esta semana contra los Colts de Andrew Luck, no creo que fueran muchos los fans de los Dolphins que quisieran intercambiar quarterbacks con su oponente. Y estamos hablando de Andrew Luck, un jugador tan acojonante que se le consideró el mejor prospecto de quarterback desde Peyton Manning. Desde luego, es todo un misterio el porqué Tannehill sigue a la sombra de Luck y Griffin para mucha parte de la gente, pero lo que está claro es que si sigue la progresión que lleva dará mucho que hablar. Y no tardará demasiado.
Un camino algo distinto recorrió el otro quarterback del grupo de «los otros». Russell Wilson era un chico bajito que le gustaba jugar a baseball y que aparentemente no sabía pasar el balón. Seattle le eligió en tercera ronda, hubo un gran despiporre entre el público en general y luego Pete Carroll le puso de titular en la semana 1 por delante de Matt Flynn y hubo un despiporre entre el público en general todavía mucho más grande, público en el por cierto que me incluyo (no me voy a esconder, en el momento me reí del pick de Wilson como el que más). Pero Wilson no estaba por la labor de darnos la razón a los iluminados que en su día desconfiamos de él, de hecho durante toda su vida deportiva ha estado negando gustazos a iluminados que se pasan de listos, y en muy poco tiempo se ha convertido en uno de los abanderados de la ya archifamosa read-option, ese tipo de jugadas que se ha puesto tan de moda en la NFL durante las dos últimas temporadas, y en uno de los quarterbacks con mejor futuro en la NFL; sin ir más lejos, este fin de semana fue uno de los principales protagonistas en unos Seahawks que destrozaron a un señor equipo como los 49ers. Sin embargo, el de 2012 es el draft de los quarterbacks porque salieron Luck y Griffin.
Con todo esto no tengo ningún tipo de intención de rajar ni de Andrew Luck ni de Robert Griffin, dos prospectos de quarterback como la copa de un pino pero que, por unos motivos o por otros, ahora mismo están algo estancados en su progresión. Del primero ya dije lo que pensaba a finales de la temporada pasada, es un rookie al que se le ve muy buena pinta pero que como quarterback titular de un equipo de NFL aún no está al nivel que muchos nos quieren hacer creer, y del segundo creo que es bastante evidente que su lesión ha afectado a su forma de jugar y sin la confianza al 100% es muy complicado que un jugador mejore. ¿Y hacia dónde nos lleva eso? Pues nos lleva a que a la hora de conseguir buenos jugadores en la NFL (y especialmente quarterbacks) el talento natural que tenga cada jugador es exactamente igual de importante que la gestión que se haga de ellos. Y es que si nos fijamos, Andrew Luck y Robert Griffin han sido gestionados de manera mala o incluso muy mala, mientras que Ryan Tannehill y Russell Wilson han contado con una buena gestión que les ha hecho crecer como jugadores. Qué coincidencia más casual, ¿no?
Wilson es quizá el caso más claro de buena gestión por parte de la franquicia. Se le dio la titularidad en la semana 1 y, pese al inicio titubeante de temporada, se le ratificó de forma clara y contundente. Cualquier duda en ese sentido habría tocado un poquito la confianza del jugador pero eso no sucedió nunca, y no sólo eso sino que además fueron adaptando el playcalling conforme iba avanzando la temporada para que Wilson se fuera sintiendo más cómodo. Y su talento natural hizo el resto. Algo parecido pasó con Ryan Tannehill: fue nombrado titular en la semana 1, nunca fue cuestionado por su staff pese a unos resultados algo mediocres y, al finalizar la temporada, en vez de rajar de él porque no había dado la talla como sus compañeros de promoción más famosos, la franquicia se volcó a ayudarle y le trajo a Mike Wallace, a Brandon Gibson y a Dustin Keller (aunque este último no ha acabado saliendo demasiado bien). Pero creo que el apoyo incondicional de la franquicia y el poder contar con armas de primer nivel no ha sido lo mejor que le ha pasado a Tannehill, y es que creo que la gran suerte del quarterback fue caer en un equipo que tiene a Joe Philbin como entrenador, y es que el precedente de quarterback entrenado por Philbin es un tal Aaron Rodgers (de cuando era coordinador ofensivo en Green Bay). Sólo con que haga un trabajo parecido con Tannehill puede convertirle en uno de los 10 mejores quarterbacks de la liga, y Miami puede ser un equipo muy a tener en cuenta a medio plazo.
Por otra parte, Luck y Griffin, pese a que aparentemente son talentos mucho mayores que los otros dos quarterbacks, no han sido precisamente el mejor ejemplo de gestión. A Luck se le exigió ser el centro de su ataque desde el primer momento y, aunque tuvo algunas remontadas épicas (algo que por cierto también hacía Tim Tebow), tuvo una temporada estadísticamente tirando a floja. Puede pasar, son cosas inherentes en la condición de rookie, pero lo que no puede pasar es que en su primera offseason se ha hecho poco o nada para apoyarle, es obvio que el jugador tiene que mejorar pero también es evidente que con ayuda es mucho más fácil. La línea ofensiva sigue ofreciendo muy pocas garantías, Luck casi nunca puede estar cómodo en el pocket y esa no es precisamente la mejor manera de hacer evolucionar a un quarterback. Tanto es así que Jim Irsay (owner del equipo) ha exigido vía Twitter una mayor protección para su gran estrella ya sea vía línea o vía jugadores extra, pero es que las acciones del equipo en offseason más bien parecen indicar que a Luck le hayan dicho que se apañe con lo que tenía que para eso era el número uno del draft. Y se equivocan. Los Colts piensan que Luck es Peyton Manning y lo único que están haciendo es desperdiciar poco a poco al enorme proyecto de quarterback que tienen. Y qué decir de Robert Griffin III, supongo que a estas alturas no hace falta que comente demasiado al respecto. Después de una temporada en la que realmente parecía de largo el mejor de los cuatro quarterbacks, la gestión pésima de su lesión ha hecho mella en su confianza y ha provocado que a estas alturas de temporada estemos viendo a un RGIII falto de ritmo (a ver si la pretemporada va a ser algo útil pese a que los partidos no sean lo suficientemente interesantes para parte de los espectadores), al que le cuesta horrores entrar en los partidos y al que se le ve bastante tembloroso a la hora de salir corriendo. Normal por su parte, siempre es complicado volver al mismo rendimiento tanto físico como mental después de una lesión grave de rodilla, pero si Washington quiere tener un futuro próspero deberá recuperar cuanto antes al Robert Griffin que aparte de saber lanzar también hace daño con sus carreras.
El futuro es totalmente impredecible y, por lo tanto, la carrera de cualquiera de estos quarterbacks puede dar un giro para bien o para mal en cualquier momento, pero ya hemos visto que el potencial para todos ellos está muy alto. Lo curioso del tema es que, pese a que dos de ellos se eligieron muy arriba y generaron muchas expectativas entre todos los fans de la NFL, son precisamente «los otros» los que están demostrando una mejor evolución gracias a que se ha priorizado su crecimiento como jugador a su rendimiento inmediato. Nada de actuaciones estelares, nada de remontadas de las que levantan a la gente de sus asientos, nada de ruido mediático, simplemente ayudando al equipo y progresando día a día estos quarterbacks normalitos pueden acabar rindiendo mejor que otros que vienen de college con la etiqueta de superestrella. Y precisamente porque la gestión del jugador es igual de importante que su talento, dentro de unos años y si todo sigue el rumbo que tiene en la actualidad, puede que cuando hablemos del draft de 2012 como el draft de los quarterbacks destaquemos a Tannehill y Wilson como nombres propios. Y que Luck y Griffin puede que se tengan que conformar con ser «los otros».