Señores, ¡que vuelve la NFL! No sé si os habéis enterado, probablemente sí porque creo que alguien lo ha mencionado así como de paso en los últimos días, pero mañana la temporada regular de la NFL empieza con un interesante Patriots-Steelers. Y, con la NFL, ¡lo que también vuelve es La Carnicería! ¿La habíais echado de menos? ¿Más o menos que a la propia NFL? Vale, mejor dejo de preguntar que no quiero que baje mi autoestima antes de empezar y las preguntas que estoy haciendo probablemente no me dejan en buen lugar. Pero bueno, en efecto La Carnicería vuelve y lo hace con la que es ya una tradición de varios años, la de repasar los temas más interesantes de toda la offseason en el artículo con el nombre más (y a la vez menos) molón que he creado nunca: Rumor se escribe con hache. Que no tiene nada de rumores y muy poco de haches, pero ya me entendéis. Espero. Nada, que da igual, mejor vamos a por la chicha.
DeflateGate
Ha sido el tema de moda durante toda la offseason y no puedo obviarlo, aunque no tengo nada de ganas de escribir sobre ello (juro que, más probablemente que no, será la última vez que lo haga) y soy consciente de que probablemente vosotros tampoco tenéis ganas de leerlo. Pero sabéis tan bien como yo que es prácticamente obligatorio así que allá va.
Ante todo, decir que es lamentable que se haya hecho una bola tan grande de algo tan intrascendente. ¿Qué es una irregularidad y que afecta al juego? Pues quizá, no tiene pinta de que una ligera disminución en la presión de las pelotas afecte muchísimo al juego pero tampoco toqué un balón para comprobarlo, pero eso de que esa alteración se produjera sólo durante la primera mitad de un partido en el que los Patriots acabaron ganando por 45-7 (y en el que los Patriots aplastaron a los Colts en la segunda parte mediante el juego de carrera) me hace pensar que no afectaba mucho. Vamos, que era una chorrada, al nivel de la generación de ruido artificial en los estadios pero con mucha más publicidad. Pero imaginemos que somos superpuristas con la nobleza del juego, que es una postura comprensible, y que «hacer trampas» de este estilo fuera la mayor de las ofensas al deporte. Por supuesto que tiene toda la pinta de que los Patriots hicieron algo con esos balones, y por supuesto que tiene toda la pinta de que Brady sabía lo que estaba pasando. Pero eso, el «tiene toda la pinta», es todo lo que la NFL pudo conseguir contra Brady y contra el asunto en general. ¿Vosotros os atreveríais a señalar con el dedo y a sancionar duramente a alguien de haber hecho algo sin tener pruebas y solo en base a que «tiene pinta»? Pues la liga sí.
Y es que en vez de investigar objetivamente lo que pasó, la liga siempre ha parecido más interesada en hacer que los Patriots y Brady parecieran culpables. ¿Sino como se explica que la liga ya supiera antes del partido que los Patriots podía ser que quitaran presión a las pelotas (Ryan Grigson se lo comunicó según dijo él mismo) pero que, en vez de evitar que se jugara con balones deshinchados, se esperara a la media parte para medir y «pillarles»? ¿O que el famoso informe Wells, que sirvió para culpar a Brady, fue pagado por la NFL por un precio de alrededor de $2,5 millones? ¿O que a Brady se le sancionara según un criterio que la liga se sacó de la manga porque hasta ese momento no existía? ¿O que Brady saliera feísimo en ese retrato del juicio? Bueno, de eso último la NFL no tuvo la culpa, pero todo el resto apesta un poquito a que, por alguna razón que escapa a mi comprensión, la liga quería que los Patriots fueran culpables aunque no tuvieran demasiadas pruebas de ello. Y las cosas no funcionan así.
Así pues, hace muy poquitos días, un juez levantó la sanción a Tom Brady, y no fue no porque lo de los balones deshinchados sea un invento del demonio sino que fue porque no se pudo demostrar implicación de Brady y porque la liga tampoco tenía el derecho de sancionarle en base a lo que tenía. Y me parece perfecto. Pero lo mejor, independientemente de si se ha anulado o no esa sanción, es que con esta sentencia parece que se termina uno de los episodios más artificiales de la historia de la NFL tanto por su importancia inicial como por el bombo que se le ha dado durante toda la offseason por la cara. Y esa quizá haya sido la clave. Quizá la liga no buscaba explícitamente sancionar a Brady sino simplemente tener un tema sobre el que la gente hablara durante todos estos meses sin NFL, para que el football siguiera siendo protagonista de la actualidad en vez de ligas en plena competición como la NBA o la MLB. Y todos damos fe de que así ha sido, así que si ese era su plan Goodell puede estar contento. Ahora bien, el resumen a día de hoy es que Brady va a jugar desde la jornada 1 y que la imagen del comisionado se ha deteriorado un montón durante este proceso. Sí, ya me conozco el dicho ese de que es mejor que hablen de uno aunque sea mal, pero no sé yo si algo tan triste y que ha acabado dejando a la liga por los suelos merecía tanto la pena como para alimentarlo de esta manera.
Brett Favre
El pasado 18 de julio Brett Favre entró al Hall of Fame de los Packers, en una ceremonia celebrada en un Lambeau Field que estaba a petar de aficionados que quisieron presenciar ese homenaje. Ver el campo tan a rebosar de gente me hace pensar que soy el único aficionado a los Packers sobre la faz de la Tierra que piensa que ese acto nunca tendría que haberse celebrado así que quiero aprovechar estas líneas para protestar enérgicamente contra ello.
No hay duda de que Favre ha sido uno de los jugadores más importantes en la historia de los Packers y su aportación a la franquícia, tanto deportivamente como extradeportivamente, ha sido extraordinaria. Pero, sin embargo, para mí no merece entrar en el Hall of Fame de los Packers. ¿Por qué? Pues porque él no quiso, y como él no quiso yo quiero menos. Los últimos años de Favre en Green Bay estuvieron marcados, a parte de por su rendimiento tirando a justito, por sus flirteos recurrentes con el retiro. Resulta que el señor, por las razones que sea, se pasaba las offseasons en su rancho pensando en sus cosas, deshojando margaritas, haciendo parrilladas con hamburguesas de tofu o decidiendo si los vaqueros que anunciaba le hacían buen culo. Vete a saber, nadie sabe realmente lo que hacía todas las offseasons en su rancho, pero lo que está claro es que hasta el último momento nadie sabía si iba a volver para la temporada siguiente. Y siempre acababa volviendo eh, pero no sin antes haber pasado este periodo de incertidumbre, y la franquícia tragaba con eso porque sabía que no tenía nada mejor. Hasta que lo llevó un pelín más lejos. En la offseason de 2008 Favre se retiró oficialmente, para luego repensárselo y decidir desretirarse un par de meses después. Y cuando Favre quiso volver le dijeron que mejor que no, que como se había retirado ya habían planificado con un tal Aaron Rodgers como quarterback titular.
No podemos decir que les saliera del todo mal la apuesta, por cierto. El caso es que Favre pidió que le dejaran irse a otro equipo, algo que hasta cierto punto considero normal, el problema es que como el señor se sentía despechado dijo que sólo quería irse a los Vikings o, según Peter King, también quizá a los Bears. O sea, sólo quería irse a uno de los dos equipos más odiados por los aficionados de los Packers. Muy bien. Muchísimo. Así es como actúa una leyenda. Después de que los Packers aplazaran el incendio mandándole a los Jets, Favre siguió insistiendo y un año después acabó jugando en los Vikings, que era lo que quería. Y no me malinterpretéis, me parece muy bien que quisiera eso, pero para mí su insistencia para jugar en Minnesota es motivo incompatible con ser un icono de los Packers. No hay más. No me sale de los huevos tolerar que un tío que pintaba a ser la mayor leyenda de un equipo quiera seguir siéndolo después de forzar para irse a uno de sus máximos rivales. Eso no es querer ni a la franquícia, ni a la afición, ni es nada más que puros negocios aderezados con una pizca de ganas de joder. Y, para mí, ante esta perspectiva y ante esta relación del jugador con Green Bay, este tipo de homenajes no tienen ningún sentido. ¿Que Favre merece entrar al Hall of Fame de la liga? Pues probablemente. Tiene un montón de récords, conseguidos esencialmente por acumulación y longevidad que no por su excelencia, pero ha sido uno de los iconos de la liga en los años 90 y, además de los récords, tiene tres premios de MVP. No me va a gustar porque no me cae nada bien, pero aún así considero que es justo que entre ahí. ¿Pero al Hall of Fame de los Packers? ¿Después de lo que hizo? Ni de chiste.
Pretemporada
Mucho se ha hablado durante esta offseason de que hay que cambiar el formato de la pretemporada. Que si se hace muy larga, que si hay muchas lesiones, que si los partidos son un coñazo, cualquier cosa vale para poner a parir el formato actual. Pero lo cierto es que la pretemporada, en este formato o en otro de bastante parecido, es totalmente necesaria si queremos que la NFL sea una competición que tenga el máximo nivel posible. Es posible que algunos piensen que se hace muy larga, de hecho este es el único argumento que podría aceptar para que haya cambios (aunque no lo comparto), pero los otros dos argumentos son simplemente irrisorios. Que hay muchas lesiones, las hay, claro está, pero igual que las hay en los partidos de temporada regular, igual que las hay en el training camp o igual que las hay en los entrenos cada día. ¿Alguien criticó los entrenamientos para rookies cuando se lesionó Dante Fowler? ¿Alguien pidió eliminar los entrenamientos cuando se lesionó Kelvin Benjamin? ¿Verdad que no? Pues entonces no tiene ningún sentido criticar los partidos de pretemporada porque se lesionó Jordy Nelson. Es una putada, por supuesto, pero a efectos prácticos es exactamente lo mismo que si se hubiera lesionado en cualquier otra situación posible. Que como vemos, las hay.
Lo que habría que preguntarse es porqué hay tantas roturas de ACL en los últimos años, si es por falta de preparación física, si es culpa del CBA que limita los entrenos, si se está llevando a los jugadores más allá de los límites que los ligamentos deberían aguantar o porqué está pasando eso, pero eso es otro tema muy distinto. Pero el tema de las lesiones no llega ni por asomo al nivel del otro gran argumento para despreciar la pretemporada: que es que los partidos son muy malos y me aburro. O sea, que porque a nosotros, cerveza en mano y tirados en el sofá, no nos gustan los partidos de pretemporada porque juegan jugadores mediocres, hay que cambiar el formato. ¿Pero quién cojones nos hemos pensado que somos?
La pretemporada es vital para que los equipos se pongan a tono, hay que quitar el óxido de los titulares, hay que probar a los rookies en acción real de juego, hay que medir a los suplentes a ver quienes se pueden quedar en el roster y quienes no, y todos ellos son aspectos muy importantes para que el equipo encare con garantías la temporada NFL. Para lo único que no sirve la pretemporada es para entretenernos a los fans. Punto. Y si a la gente le interesa que se apunte y que lo vea, y si por lo que sea no le gusta que no lo mire, pero esta postura de pedir cambios en la pretemporada para complacer al aficionado es directamente una vergüenza. Y luego lo peor es que exigiremos que los jugadores estén en plena forma para la semana 1, pero no me pongáis ese bodrio de pretemporada por delante que a mí no me aporta nada. Manda cojones, en serio, manda cojones. Así pues, por el bien de la competición posterior, la pretemporada y sus partidos deben quedarse, porque si queremos que la NFL tenga un buen nivel tenemos que dejar que los equipos la preparen como es debido.
Y hasta aquí la offseason, todo lo que venga a partir de ahora ya será acerca de la temporada 2015. Porque sí, tras más de seis meses, la espera se ha terminado y volvemos a tener NFL. ¡A disfrutarla!