Hace unos días me pasó una situación curiosa y creo que tengo que contárosla a ver qué opináis vosotros. Hablando de forma distendida con unos colegas me vinieron a decir que no era comprensible que, siendo un friki consumidor de deportes americanos poco convencionales, no me gusten otras cosas frikis como por ejemplo las películas de El Señor de los Anillos. Primero, no sé si sagas de películas como ésta se podrían considerar como frikis pero, aunque fuera así, no todo tiene porqué gustarme por huevos. Y sé que quizá me caigan palos por esto pero no por ello voy a esconder la verdad: El Señor de los Anillos no me gusta. Nada. Joder, que son las historias de un grupo de gente que anda mucho rato por toda la Tierra Media para luchar con orcos en diferentes paisajes. 10 horas de eso. Diez horas, sí, diez horas de reloj. ¿Cómo puede gustarme eso? Lo siento, aunque como historia pueda estar bien sobre el papel, este desarrollo tan desesperantemente lento me resulta muy complicado de tolerar. Ahora bien, para no perder mi espíritu «friki» he de reconocer que hay otras sagas de películas que sí que me gustan, sagas como por ejemplo la de Harry Potter. Al contrario que las de la saga de El Señor de los Anillos, las películas de Harry Potter son historias más dinámicas, más entretenidas, con más riqueza y variedad argumental y, en general, mucho más ligeras para el espectador. Vamos, que sí, que me gusta esa saga, los personajes están bien, las tramas son interesantes, me gusta el quidditch (incluso me gusta el muggle quidditch como consecuencia de ello) y si me animo un poco más podría llegar a decir que hasta aprecio la aparición de cosas mucho menos importantes como la grotesca família adoptiva de Harry, las asignaturas curiosas que van cursando los alumnos a lo largo de los cursos o Hufflepuff. Un momento, ¿Hufflepuff? ¿Qué es eso de Hufflepuff? Pues Hufflepuff es una de las casas de Hogwarts (junto a Gryffindor, Slytherin y Ravenclaw) pero entiendo que no os suene de nada, son una casa que prácticamente ni sale en las películas porque su nivel de talento es mínimo comparado con el resto, algo que hace que su relevancia durante toda la saga es prácticamente nula. Y es que muchas veces, igual que hay cosas tan conocidas como Gryffindor, también hay cosas equivalentes a nivel de estatus pero que no las conoce ni Cristo, como Hufflepuff. Y esta es una teoría que no sólo se puede aplicar en esta saga de películas en concreto sino que, como no podía ser de otra manera, también puede aplicarse a muchos otros temas. Como por ejemplo se puede aplicar a la NFL. Y funcionaría de la siguiente forma: igual que en la NFL hay equipos como los Patriots, los Packers o los Steelers que son ampliamente conocidos, también hay otros equipos que pasan totalmente desapercibidos durante toda la temporada a ojos del espectador neutral. Y no hay mejor ejemplo de equipo de estos no tan conocido como los Tennessee Titans.
No sé si es algo que realmente existe o si es sólo una impresión mía, pero creo honestamente que los Tennessee Titans son el Hufflepuff de la NFL. O dicho de otra manera, da la sensación de que los Titans no son un equipo para nada relevante en la NFL: nadie habla de ellos, prácticamente nadie conoce a sus jugadores, a nadie parece importarle si ganan o pierden los partidos y, relacionado con esto último, hasta incluso tengo la sensación de que son el equipo con menos fans de toda la NFL. Puede ser que esté equivocado, puede ser que tengan un montón de aficionados (de hecho este artículo sería una buena ocasión para hacer recuento y demostrar que sí que los hay), pero ahora mismo lo único que puedo decir es que en mi timeline de Twitter no abundan y además es algo que cuadra a la perfección con la desorbitada cantidad de cero camisetas de los Titans que vi durante mi reciente viaje a Londres. Pero no es sólo por la presunta falta de aficionados que tiene, es que ni el espectador neutral les hace mucho caso. No sé, digo yo que con la penosa temporada que están haciendo en Tennessee tendrían que escucharse y leerse risas y críticas hacia el equipo a cascoporro. Pues no, al parecer los Titans son una franquícia que causa tal grado de indiferencia que la gente prefiere seguirse riendo de otros equipos como los Jaguars, los Raiders o los Redskins a pesar de que están mejor clasificados que los propios Titans. O incluso mejor, después del partido de este pasado domingo la gente ha seguido preferiendo reírse de los Jets por haber ganado y comprometido su posición en el próximo draft que no de los Titans, que habían perdido el partido. Tiene cojones la cosa, pero sabéis tan bien como yo que es totalmente cierto.
¿Pero qué es lo que provoca que los Titans estén metidos en este vacío de interés dentro de una liga tan apasionante como la NFL? Pues así a bote pronto se me ocurren varios posibles motivos. El primero es la poca exposición mediática a la que están expuestos. Digamos que cuando pensamos en mercados grandes en los que haya un equipo de la NFL, Nashville no es de los primeros que se nos viene a la cabeza precisamente, y eso ya de por sí es una desventaja. Pero es que si lo juntamos con otro factor a tener en cuenta como la corta historia de la franquícia, nos encontramos un cóctel un tanto desastroso. Los Titans son una franquícia que nace relativamente tarde, los Oilers llegan a Nashville en 1997 y se cambian el nombre a Titans en 1999, y además llegan a un ambiente no totalmente dominado por el football (por si queremos compararlo con otro equipo de reciente creación como los Houston Texans, que ya sabemos que el football en Texas es como una religión). Pero es que además se da la circunstancia de que en Tennessee la gente de todo el estado siente muy como suyo el equipo de los Volunteers de la NCAA, algo que obviamente incluye Nashville (y eso que los Vols ni tan siquiera están afincados allí sino que lo están en Knoxville). Y no es que eso impida que en Nashville sientan también como suyos a los Titans, pero digamos que no es su preferencia número uno para ver fútbol americano en vivo porque por tradición ya tienen otro equipo de football al que seguir de forma incondicional. Y aquí es donde nos encontramos con otro tema importante. Uno puede ser seguidor de un equipo (de football o de lo que sea) por dos motivos diferentes, o por convicción o porque da muchas alegrías. En este caso la plaza de equipo por convicción, la del equipo al que le aguantas los malos resultados porque es tu equipo de corazón, ya está ocupada por los Volunteers, con lo que es complicado que la gente se haga firmemente de los Titans si el rendimiento del equipo no da muchas alegrías, porque para sufrir ya tiene a los otros. Y los Titans está claro que esas alegrías no las dan. Echando un vistazo rápido a sus resultados, vemos que los Titans son un equipo que en los últimos diez años ha estado metido en una espiral de mediocridad bastante interesante, no ha sido casi nunca un equipo explícitamente malo pero tampoco ha ganado un partido de Playoffs desde 2003, el año en el que Steve McNair ganó el MVP. Y sí, es verdad que desde entonces han logrado meterse en Playoffs un par de veces (aunque en ambas cayeran a las primeras de cambio) pero también es igual de verdad que desde ese momento han acumulado más temporadas con récord negativo que positivo. Y eso como que no ayuda a enganchar a unos aficionados que tampoco tienen una predisposición total a engancharse. Con lo cual, sumándolo todo, tenemos que los Tennessee Titans tienen complicado hasta triunfar en su propio estado, y siendo así es muy complicado que al aficionado neutral le interese demasiado lo que allí sucede.
Clutch effort by the Titans today to keep themselves in the Marcus Mariota sweepstakes.
— Faux John Madden (@FauxJohnMadden) diciembre 15, 2014
¿Y qué se podría hacer para solucionar todo esto de golpe? Pues algo muy fácil y muy complicado a la vez: seleccionar en el próximo draft a un jugador que suba el rendimiento del equipo entero y que, a la vez, ilusione a los aficionados. O lo que hoy en día vendría siendo lo mismo, tienen que seleccionar a un quarterback franquícia. Obviamente hay que acertar con la elección, pero indudablemente adquirir a un icono en el próximo draft pondría a Tennessee en el mapa y haría que todos estuviéramos más interesados en los Titans. Un fenómeno que también vuelve a explicar el poco ruido mediático que hace este equipo. Y es que no nos engañemos, los Titans han tenido muy pocos jugadores realmente destacados en los últimos años. De hecho diría que sólo han tenido uno: Chris Johnson. Anda, como Hufflepuff. No sé si lo sabéis pero en la película de Harry Potter y el Cáliz de Fuego aparece un joven llamado Cedric Diggory que tiene que representar a Hogwarts en una especie de Juegos Olímpicos para magos (Torneo de los Tres Magos, para los más frikis). Y sí, Cedric Diggory es de Hufflepuff. ¿Sabéis cuál es el problema? Que en la película casi ni se molestan en decir de qué casa procede. ¡No importa un pimiento! El espectador lo puede saber por el color de la camiseta que lleva pero es que casi ni se menciona su procedencia, es mucho más importante el personaje que una simple casa que muchos ni se acuerdan de que existe. Y algo parecido creo que pasó con Chris Johnson. ¿Vosotros a quién recordáis, a Chris Johnson en su versión CJ2K corriendo como un campeón y quedándose cerca del récord de Eric Dickerson de yardas de carrera o a los Titans ganadores de división con un fantástico récord de 13-3 del primer año de Johnson en la liga? Pues eso, prácticamente a nadie le importó el equipo, de ese periodo sólo importaba si Chris Johnson corría más o menos yardas.
Entiendo que es muy difícil pero, aunque soy consciente de que no es lo mismo un corredor estrella que un quarterback franquícia, hay que tener en cuenta este último caso con lo que los Titans no sólo necesitan a un icono que conecte con la gente y que tenga un buen rendimiento individual sino a un jugador que vuelva competitivo al equipo y que sepa aprovechar las armas que ya hay en la plantilla. Porque aunque nadie hable de ellas, las hay. Por ejemplo, Kendall Wright se fue a más de 1.000 yardas la temporada pasada, este año se ha lesionado y no igualará sus números ni por asomo pero el potencial está ahí y a pesar de ello mucha gente ni se acuerda de que existe. Bishop Sankey no ha tenido demasiada regularidad porque, por algún motivo que escapa a la lógica humana convencional, había que darle también carreras a Shonn Greene, pero se le han visto algunas jugadas bastante interesantes. Y por último, Delanie Walker es el tercer tight end de la liga con más yardas de recepción, por detrás de Rob Gronkowski y Martellus Bennett pero por delante de otros tight ends mucho más conocidos como Jimmy Graham o Jason Witten. Y lo mejor de este último punto es que es posible que no sólo no fuérais conscientes de ese dato en concreto sino que además tampoco érais conscientes de que Delanie Walker estaba en los Titans, porque el equipo está tan en la sombra que a veces es complicado enterarse hasta de los fichajes. Pero como véis, aunque es innegable que hay mucho trabajo por hacer en el equipo (no sólo en ataque sino también en una parcela defensiva que cuenta con Jurrell Casey y muy poquito más), también es evidente que hay gente muy interesante en esa plantilla. Pero son sólo eso, gente interesante, gente válida como actores secundarios pero que ni pueden ser actores principales ni tampoco se les puede pedir que lo sean. ¿O acaso pensáis que Gryffindor sería igual de famosa si su líder hubiera sido Ron Weasley? Pues eso mismo pienso yo.
Así pues, cuando el sombrero seleccionador de la NFL (también conocido como Roger Goodell) asigne a un jugador a los Titans en uno de los primeros picks del draft, ese jugador no puede ser otro que Marcus Mariota o Jameis Winston. Quizá la posición de quarterback no es la más urgente a reforzar dentro de la plantilla a nivel deportivo, pero a nivel de franquícia necesitan a uno de esos dos jugadores. Y de hecho, aunque los dos me parecen opciones altamente válidas, me atrevería a decir que para ellos sería preferible que se hicieran con Winston. Así pues, lo siento mucho por Zach Mettenberger porque ni lo ha hecho explícitamente mal cuando ha tenido la oportunidad de jugar ni él como jugador se merece todo esto (a Jake Locker ya casi que ni lo cuento), pero el equipo tiene que mirar por su propio bien general antes que por el de sus jugadores en particular. Y si los Tennessee Titans quieren volver a ser un equipo relevante en la liga, en el próximo draft no les queda otra que ir a buscar a su nuevo quarterback, a su nueva cara de la franquícia, a su Harry Potter particular. Porque sino seguirán siendo Hufflepuff, con todo lo que eso conlleva.