Hoy me siento un poco mal con todos vosotros. No lo hice público porque no lo consideré necesario en su momento pero, con el fin de no encasillarme siempre en los mismos temas y equipos, a principio de temporada me prometí a mí mismo que este año no iba a hablar de los Packers. O al menos que no iba a dedicarles un artículo en los primeros compases de la temporada. En la liga hay otros 31 equipos con miles de historias que contar o interesantes análisis que llevar a cabo, pensé que sería fácil encontrar algo de qué escribir cada semana y ciertamente esta semana podría haber escrito de cualquier otra cosa puesto que, por ejemplo, equipos como Tampa Bay o Tennessee están haciendo muchos méritos para aparecer en esta columna. Pero es que no puedo ignorar partidos como el que este colectivo de jugadores y entrenadores perpetró en Detroit el pasado fin de semana. Simplemente no puedo. Partidos como este me sacan totalmente de quicio y hacen que necesite vomitar toda la bilis que llevo dentro para poder estar en paz conmigo mismo. Así que, sintiéndolo mucho, hoy tengo que romper la promesa que me hice a mí mismo, hoy os toca leer el enésimo artículo de ‘La Carnicería’ dedicado a destripar las miserias de mi equipo, los Green Bay Packers.
Supongo que ya lo sabréis a estas alturas pero por si acaso recuerdo que el pasado domingo los Packers perdieron de forma bastante triste en el campo de los Lions. Ya sabemos que a este equipo le cuesta jugarle a los equipos con ataques complicados de parar, Colin Kaepernick puede dar fe de ello, así que una derrota en el fondo podía ser considerada como normal. Sería un poco lo mismo de siempre. Pero esta vez fue distinto. Esta vez la defensa jugó francamente bien, limitando a los Lions mucho tanto en el ataque de carrera (donde las yardas se consiguieron casi al final, con la defensa muy cansada y con Clay Matthews lesionado) como en el ataque de pase. Joder, es que si os dijera que Matthew Stafford hizo 22/34 para 246 yardas, con 0 touchdowns, 2 intercepciones y 1 fumble perdido, la pregunta no debería ser quién ganó el partido sino de cuanto les metieron a los Lions. Pues no. Esta vez fue el ataque quien rozó el más absoluto de los ridículos y le costó a los Packers una victoria que la otra unidad merecía con creces. O sea, distinto en los detalles pero a efectos prácticos lo mismo de siempre.
Obviamente se podría argumentar que a los Packers les salió todo mal, algo que también viene siendo bastante habitual. Sólo empezar, un fumble de Eddie Lacy (tan sólo el segundo de su carrera en la NFL) quedó muerto entre 20 jugadores pero perfectamente posicionado para que un defensor de los Lions lo pueda recoger y llevárselo hasta la end zone. Habría que preguntarse cuantos fumbles que quedan muertos entre la línea ofensiva quedan a huevo para ser retornados para touchdown en vez de formarse una montaña de jugadores que se lanzan a por él. O un poco más tarde, una intercepción acrobática espectacular de Davon House acabó con tan mala suerte que el jugador cayó justo en la yarda 1 lo que, vista la inoperancia del juego de carrera, acabó irremediablemente en safety en la siguiente jugada. Stafford tiró una intercepción que le reportó 2 puntos a su propio equipo, creo que es la segunda intercepción de la historia de la NFL que le da puntos al equipo que la lanza y las dos han tenido a los Packers como protagonistas principales (si por alguna razón no os acordáis de la primera sólo tenéis que escribir «Lance Easley» en Google). Pero nada de eso hoy no me vale. Primero porque la mala suerte inherente de este equipo es un factor que no se puede controlar, hay que aprender a convivir con ella y no merece la pena lamentarse de porqué pasan estas cosas porque es sencillamente perder el tiempo. Y segundo, y mucho más importante, porque no dejan de ser dos jugadas (tres si nos ponemos puntillosos con lo de la intercepción), si las cosas se hubieran hecho medianamente bien durante el resto de jugadas ofensivas (que fueron muchas más de tres) estos sucesos habrían quedado como anécdotas que contar a los nietos. Porque sí, contra unos Lions que tenían una infinidad de bajas en la secundaria, que estaban cubriendo esos puestos con jugadores que habían firmado esa misma semana (Danny Gorrer firmó con Detroit el martes 16 de septiembre) y que además veían como Stephen Tulloch se rompía el ACL justo al empezar el partido en la celebración tras un sack a Rodgers (estoy tan mosqueado que no tengo ni ganas de hacer algún chiste sobre eso), si las cosas se hubieran hecho bien los Packers que todos teníamos en la cabeza deberían haber metido 40 puntos. Pero al final metieron 7. Casi lo mismo.
Pero todo tiene su explicación. Aunque parezca complicado de creer los problemas ofensivos de los Packers ni son casualidad ni son algo que nos tenga que pillar completamente por sorpresa, porque de hecho estos problemas ya asomaron la cabeza tanto en el partido contra Seattle como en el partido contra los Jets. Y prácticamente todo estos problemas se pueden reducir a un nombre y a un apellido: Mike McCarthy. O dicho de otra manera, todo se puede reducir a que el playcall de los Packers es simple, previsible e indigno de un ataque con tanta calidad como la que atesoran en Green Bay. En el partido en Detroit se volvió a demostrar que sin un playcall medianamente inteligente ni el mejor de los ataques puede funcionar, y en este caso no es que no fuera medianamente decente sino que fue directamente penoso. Por ejemplo, muchos dicen que no es tanto el playcalling sino que el ataque de los Packers no funciona porque el juego de carrera está funcionando a un nivel muy inferior al de la temporada pasada. Sí, la carrera no está funcionando demasiado bien este año, no lo niego, pero no ayuda a su causa que los rivales sepan antes de empezar que el 90% de las jugadas en primer down serán carrera. Lo único que tienen que hacer los equipos rivales simplemente es cargar con todo a la que sale el snap, poblar el box si hace falta (que como vimos ante Detroit, no siempre es necesario) y el resultado inevitable es que como mucho Lacy acabará llegando a la línea de scrimmage de milagro y con mucho esfuerzo. Un down tirado a la basura. Un ejemplo claro lo tenemos en el famoso safety de este domingo en el que, desde la yarda uno, McCarthy no sólo canta una jugada de carrera sino que, además, canta una jugada de carrera que pasa justo detrás de Richard Rodgers, un tight end receptor al que esto de bloquear le viene muy grande. Excepcional trabajo de playcalling.
Good on @TomSilverstein for pointing out Mike McCarthy and Tom Clements feigning ignorance on «adjustments» needed to be made to #Packers O.— Brian Carriveau (@BrianCarriveau) septiembre 23, 2014
Ah, y eso por no hablar del fantástico shotgun toss, o sea una especie pitch al corredor desde formación de shotgun. No sé si os habréis fijado nunca pero es probablemente la jugada de carrera más lamentable que he visto en los últimos tiempos y no por el propio diseño, que un poco también porque no sirve absolutamente de nada, sino por la tozudez de McCarthy en cantarla una y otra vez a pesar de que los resultados son nulos o incluso negativos. Por otra parte, también hay que saber ver que los Packers de momento han jugado contra Seahawks y Jets, dos de las mejores defensas contra la carrera de toda la liga, y que el domingo tenían enfrente unos Lions que tienen a Ndamukong Suh y a Nick Fairley en los puestos de defensive tackle. Si a eso le añadimos que Green Bay está jugando con un center rookie y que Josh Sitton está en un pequeño bache de rendimiento, podemos entender que los Packers tengan dificultades en establecer el juego de carrera, especialmente el juego carrera interior donde Lacy brilla mucho más que corriendo por fuera de los tackles. Pero es que eso tiene muy fácil solución: si no se puede correr, no corras. Es cierto que históricamente McCarthy le ha querido dar protagonismo a la carrera, y entiendo que si le daba balones a Ryan Grant tiene que sentirse mejor dándoselos a Lacy, pero no jodamos, desde que Rodgers está a los mandos de este ataque que el juego de pase ha sido mucho mejor y ha tenido un peso mucho más grande que el juego de carrera. Y tiene que seguir siendo así. ¿Cómo puede ser que se siga jugando a la carrera cuando es algo que ya se ha visto que no funciona y se deje de lado la verdadera fuerza de este ataque? Sin ir más lejos, en este último partido, la proporción es de 27 pases a 22 carreras, algo impensable para este ataque en condiciones normales.
Pero es que el tema es que no estamos en condiciones normales porque el problema en mayúsculas de los Packers es que el juego de pase tampoco funciona. ¿Y eso? ¿No hemos quedado que era la fuerza de este equipo? Pues sí, lo sería si el playcalling acompañara. Pero resulta que no lo hace. Lo que más salta a la vista en los partidos de Green Bay es que los receptores son incapaces de estar abiertos de forma consistente, y de hecho rara vez veréis una recepción de un jugador que esté realmente solo. Y no sé vosotros pero me niego a pensar que gente del talento de Jordy Nelson, Randall Cobb o Davante Adams sean físicamente incapaces de separarse de los cornerbacks suplentes de los suplentes de los Lions (recordemos que Detroit estaba jugando con lo que pudo porque tenía 4 jugadores lesionados sólo en la secundaria). Tenían que saber donde iban por narices. Y ahí es donde entra la creatividad del que hace el playbook y del que canta las jugadas. Si las combinaciones de rutas son previsibles los defensores, que tienen perfectamente estudiadas las tendencias, se pueden pegar como lapas a los receptores, entonces Rodgers no encuentra jugadores abiertos y se bloquea, y cuando Rodgers se bloquea pasa una de estas dos cosas: o se la lanza a Nelson aunque esté cubierto porque es el receptor en quien más confía sin ni tan siquiera tener en cuenta otras posibilidades o sencillamente se tiene que acabar comiendo el sack. Y luego viene cuando le echan las culpas al propio Rodgers o incluso a la línea de ataque, una unidad que por cierto este año está rindiendo a un nivel bastante elevado en la protección de pase siempre que Derek Sherrod no esté sobre el campo. Pero volvamos al tema, ¿cuántos sacks habéis visto en los que Rodgers se queda una eternidad con la bola hasta que inevitablemente lo placan? Pues eso, aunque parezca culpa de Rodgers, muchas veces es más culpa de que lo que ve delante suyo es un panorama desolador. Y si es así es porque Mike McCarthy es extremadamente previsible con sus jugadas y los rivales saben a la legua qué va a hacer en cada momento. Pero es que lo peor es que si al menos lo que hiciera fuera la mejor opción aunque fuera previsible igual se obtendrían resultados positivos pero es que tampoco es siempre el caso, por no decir que eso no ocurre casi nunca. Por ejemplo, me encantaría ver esquemas diseñados para que Randall Cobb tuviera el balón con espacio por delante, algo parecido a lo que Seattle intenta hacer con Percy Harvin o los Vikings intentan hacer con Cordarelle Patterson. Pues no. Randall Cobb aquí es tratado como corredor ocasionalmente, con lo cual la jugada huele a distancia, pero sino es un simple receptor que no puede aprovechar su habilidad como playmaker limitándose porque los Packers no juegan para él sino que se limitan a señalar la posición y ruta que le toca en el playbook. Lo mismo pasa con Davante Adams, un jugador al que aún no hemos visto luchar un balón aéreo en lo que va de temporada por alguna razón que escapa a mi comprensión. Cierto que no es una jugada habitual en los Packers precisamente, pero teniendo en cuenta lo bueno que es en esas situaciones ¿no merecería la pena probarlo de vez en cuando? ¿Y a Richard Rodgers? Teniendo en cuenta su poca habilidad para bloquear, ¿no sería lo suyo que se cantaran jugadas para aprovechar las habilidades de recepción que sí tiene? Pues parece ser que en la mente de McCarthy va a ser que no, porque a no ser que me he haya descontado Rodgers lleva un total de cero recepciones esta temporada. O ya no cantar jugadas aprovechando las habilidades propias, simplemente cantar jugadas intentando aprovechar las debilidades del rival: tirar algún playaction de vez en cuando para aprovechar la atención que genera Lacy, no insistir en la carrera cuando es evidente que no funciona, lanzar alguna screen o pase rápido (slant, por ejemplo) para aprovecharse del empuje del front seven rival, etc. Pero no, nada, todo según lo que está escrito y no hay que salirse de ahí porque sino se acaba el mundo o algo parecido. Ya lo véis, un auténtico despropósito.
Description of Mike Mccarthy Lack of creative playbook Lack of ideas Lack of fundamentals Lack of Adjustments he is killing us Packers — DARTH PACKER (@ajaxflirt) septiembre 21, 2014
Es por eso que ha llegado la hora de cambiar. Pero no de cambiar un poquito, no, hay que hacer limpieza de la buena en los puestos de entrenador. Me da igual si el juego del equipo mejora a lo largo de la temporada, de hecho estoy convencido de que mejorará aunque sea por un tema de orgullo (como ya pasara en los Chargers en los tiempos en los que Norv Turner tenía el cargo de entrenador), pero eso ya no me sirve de excusa. McCarthy se ha vuelto un entrenador previsible con las ideas demasiado rígidas que ha conseguido hacer malo al que quizá es el mejor ataque de la liga nombre por nombre (sólo los Broncos estarían a ese mismo nivel) y, aunque le agradezco mucho todo lo que ha hecho por el equipo, tiene que irse. Tom Clements no parece tener ningún tipo de relevancia en el equipo, ya sea por estar a la sombra de McCarthy o porque sencillamente el cargo le viene grande, así que también fuera. Y Capers, aunque la defensa estuvo a un muy buen nivel este partido, sabemos que tarde o temprano acabará haciendo algún partido a la altura de los de los últimos años (no descarto que quiera volver a poner a Brad Jones de titular cuando se recupere de la lesión) y mi paciencia con él está más acabada que con cualquier otro, así que también tiene que irse. Sí, los tres a la calle. Y de hecho hasta me atrevería a echar también a Shawn Slocum, el coordinador de equipos especiales, puesto que a parte de la resurrección de Crosby como kicker (ahora lo voy a gafar, ya veréis) no hay muchos más aspectos positivos en el rendimiento de los equipos especiales (mención de honor para las constantes penalizaciones que recibe Jarrett Bush por bocachancla en jugadas de cobertura tanto de punt como de kickoff, tiene huevos la cosa). Pero vamos a centrarnos en los tres cargos más importantes que quedarían vacantes: HC, OC y DC. ¿Qué hay que hacer con eso? Pues bajo mi punto de vista hay dos opciones:
Opción A
Consiste en renovar al staff con gente que ya tiene experiencia en la NFL. Mi propuesta sería tantear a Rex Ryan como head coach, aprovechando su amplia sabiduría en las defensas 3-4 y que igual ya está un tanto harto de los Jets. Para complementar la parcela defensiva y que se sienta más a gusto, la idea también pasaría por fichar a su hermano Rob Ryan como coordinador defensivo, algo muy factible teniendo en cuenta que los Saints es muy posible que le larguen si sus graves problemas defensivos continúan. Ahora bien, eso nos deja un hueco enorme en el ataque, lo que hace que la figura del coordinador ofensivo sea muy importante porque deberá asumir plenos poderes. Por eso mi opinión en ese escenario es que los Packers deberían ofrecer a Joe Philbin su antiguo puesto. No estoy desvelando ningún secreto cuando digo que entre Rodgers y Philbin había una complicidad especial ni tampoco digo nada del otro mundo si comento que los mejores años de Rodgers han sido con él como coordinador ofensivo. Con lo cual, teniendo en cuenta que saldrá de Miami porque entre muchas otras cosas allí tienen una fan base que mayoritariamente no tiene ni idea de apreciar un ataque de pase como el que él propone (hasta el punto de estar exigiendo sentar a Tannehill para poner a Matt Moore, tócate los pies), probablemente el fichaje sería relativamente sencillo.
Opción B
Consiste en ventilar del todo y contratar a gente que o no ha pisado la NFL o hace mucho tiempo que no pasa por ahí. O dicho de otra manera, esta opción consiste en tantear a lo mejor de lo mejor del college football. Más concretamente, esta propuesta pasaría por hacerse con los servicios de Kevin Sumlin como head coach, el actual entrenador de Texas A&M. Es un reto complicado puesto que acaba de firmar una extensión con los Aggies pero si tiene el gusanillo de la NFL podría ser tentado, y sin duda sería un gran fichaje dado su éxito con prácticamente todos los equipos que ha dirigido. El puesto de coordinador ofensivo en este caso lo ocuparía Charlie Weis, un extraordinario coordinador ofensivo que después de demostrar por enésima vez que como entrenador principal no sirve seguramente estaría encantado de poder ocupar un cargo de este calibre. Y por último, para compensar tanto ataque, el coordinador defensivo en este panorama hipotético creo que debería ser Will Muschamp, una de las mentes defensivas más brillantes de toda la NCAA que seguramente tendrá que abandonar su cargo de head coach en Florida por su total inutilidad a la hora de poner un ataque mínimamente competitivo sobre el campo. Otro fichaje muy factible.
Muchos os preguntaréis si hace falta hacerse estas preguntas y crear todos estos panoramas hipotéticos que seguramente no llevan a ningún lado. Pues no, realmente no hace falta pero ya lo he dicho antes, me he cansado, me da igual lo que suceda de aquí al final de temporada y me genera más ilusión pensar en este posible relevo que no pensar en qué récord de victorias y derrotas pueda tener Green Bay en diciembre. Porque aunque el récord sea bueno todo acabará siendo lo mismo. Por lo tanto, la solución para este equipo debe pasar por poner un staff nuevo, sea una de estas dos opciones o sea alguna totalmente diferente (¿álguien ha dicho Chad Morris?), pero un staff con ideas nuevas y tendencias nuevas para que los Packers puedan aprovechar la que debería ser la mejor etapa de la carrera de Aaron Rodgers. Un staff que no tenga miedo de salirse del gameplan si las cosas no funcionan, un staff que use a las armas ofensivas aprovechando sus mejores habilidades, un staff que diseñe defensas realmente buenas que permitan soñar que en terceros downs largos no habrá algún receptor totalmente solo en medio de dos zonas, en definitiva, un staff que no sea tan extraordinariamente previsible como el actual. Los Packers necesitan algo totalmente distinto a lo que hay ahora y eso creo que sólo puede pasar por un cambio radical en el cuerpo de entrenadores, porque me da la sensación de que con este staff puede que cada temporada falle algo diferente, pero que en el fondo todo siempre acabará siendo lo mismo.