El otro día hablábamos de las expectativas rotas, eso que sucede cuando alguien te habla muy bien de algo pero cuando lo vives en tus propias carnes te decepciona hasta extremos insospechados. Obviamente, como todo en la vida, también existe la situación radicalmente opuesta. Sin ir más lejos, el otro día fui a ver una película pese a que amigos me habían asegurado que era un horror pero salí del cine pensando que, aunque era cierto que una maravilla precisamente no era, tampoco era tan mala. Como seguro que ya estáis pensando, esto también se puede aplicar perfectamente a la NFL, una competición en la que hay jugadores que, pese a tener actuaciones totalmente desastrosas, realmente no son tan malos. No, no voy a hablar de Tony Romo, primero porque no tuvo precisamente una actuación desastrosa (más bien jugó un partido acojonante) y segundo porque creo que, aunque la situación es bastante distinta, releyendo el artículo que le dediqué el año pasado uno ya se puede hacer una idea de lo que pienso de él. Hoy voy a hablar de un hombre que, pese a estar jugando rematadamente mal, ayer batió un récord de la NFL. Concretamente el récord de semanas consecutivas lanzando una intercepción retornada para touchdown. Porque efectivamente, Matt Schaub no es tan malo.
No hace falta ir más allá de sus estadísticas para comprobarlo. Desde que llegó a los Texans en 2007, Schaub nunca ha tenido una temporada con más intercepciones que touchdowns (su peor temporada en ese aspecto es la primera, en la que lanzó las mismas) y nunca ha tenido un rating por debajo de 85. Esta temporada cumple las dos condiciones, lleva 8 touchdowns por 9 intercepciones y un 76.9 de rating. Más datos, en las tres temporadas que ha jugado los 16 partidos de temporada regular ha pasado de las 4.000 yardas de pase. Lo siento pero un quarterback malo no puede hacer esos números ni por asomo. Pero es que además de las estadísticas, y quizá más importante que ellas, hay que tener en cuenta las sensaciones, y la sensación es que a excepción de esta temporada nadie (bueno, muy poca gente) había puesto en duda la capacidad de Matt Schaub como quarterback de los Texans. Entonces, si tan pocas dudas generaba y tan buenos números ha estado haciendo durante todo este tiempo, ¿cómo puede ser que en lo que llevamos de temporada Schaub esté jugando tan mal, haya conseguido romper ese récord histórico mencionado anteriormente y sea el centro de las iras de cualquier aficionado que aprecie mínimamente a los Texans? Pues uno de los factores más importantes se podría resumir en una sola palabra: miedo. Matt Schaub está cagado de miedo, y muy especialmente lo estuvo en el último partido ante los Niners. Supongo que no es de extrañar, había lanzado 3 pases de touchdown anotados en su contra en las últimas tres semanas, intercepciones que costaron o podrían haber costado el partido a su equipo (el único caso en el que acabó no siendo así fue contra los Titans, que acabaron llevándose el partido casi milagrosamente en la prórroga), y lo primero que hizo en este último partido fue, como ya habréis adivinado, lanzar otro pick-six. Lo que le faltaba para su confianza. Pero es que no fue solo ese lanzamiento, y es que no sé si debido a lo que le pasó en su primer lanzamiento o si venía así de casa, la sensación que dio durante gran parte del partido es que Schaub tenía tanto miedo de cagarla que al final casi no le quedaba más remedio que cometer errores. En esa primera intercepción Andre Johnson está abierto, si hubiera lanzado un pase fuerte y cuando tocaba era un primer down fácil, pero entre que duda y ejecuta un release muy lento a Johnson le da tiempo a llegar a la zona cubierta por Brock. Lo mismo vale para la segunda intercepción, que aunque no fue retornada para touchdown es un lanzamiento que llega lento y tarde porque Schaub no lo lanza con ningún tipo de convicción. En la NFL tienes que ejecutar a la velocidad exacta, si dudas aunque sea un poco las defensas rivales te lo harán pagar, y más una defensa como la de los Niners. Y si el quarterback de un equipo tiene poca confianza en sí mismo, no se fía de sus receptores y quiere asegurarse de que completará un pase antes de lanzarlo, lo más probable es que le acaben interceptando.
Pero, os lo creáis o no, ahora mismo el principal problema del ataque de los Texans no se llama Matt Schaub. El principal problema se llama Gary Kubiak. No creo que sorprenda a nadie si digo que Kubiak, desde que se encarga de cantar las jugadas ofensivas del equipo, ha demostrado tener un playcalling limitado y previsible. Y pese a que en el draft los Texans adquirieron a DeAndre Hopkins, poniendo así fin a uno de los eternos problemas de los Texans, el equipo sigue atacando de una forma totalmente predecibles. ¿En qué se convierte eso? Pues eso se convierte en que Schaub tiene que ejecutar las jugadas a la perfección porque en caso contrario, teniendo en cuenta que la defensa tiene altas posibilidades de intuir qué es lo que harán en cada momento, cualquier mínimo error puede terminar en desastre. No hay ejemplo más claro de esto que la intercepción retornada para touchdown de Richard Sherman en el partido de la jornada 4. La jugada era un playaction hacia el lado izquierdo para luego salir en rollout hacia el lado opuesto y conectar con Owen Daniels. Vaya sorpresón, uno de los parece que únicos tres tipos de jugada del ataque de Kubiak, pero teniendo en cuenta que era una situación obvia de carrera podía llegar a sorprender (3rd & 4 en la 40 de Seattle, faltaban 2:51 y ganaban de 7 puntos). Vamos a dejar para otro momento la discusión de si era el momento de intentar sorprender con un playaction o de correr para obligarles a gastar un tiempo muerto en el peor de los casos. El caso es que antes de ejecutar el snap ya se veía que no iba a funcionar puesto que Kam Chancellor, que al principio parecía que iba a cubrir a Andre Johnson, se situaba en la línea para entrar directo al blitz. Empieza la jugada y ya sabéis el resultado, Schaub sale del playaction con Chancellor en los morros y tiene que lanzar forzadísimo a un Owen Daniels que no puede hacer nada para evitar que Richard Sherman intercepte el balón y lo retorne para touchdown.
Obviamente Schaub podría haber lanzado un pase mejor, haber lanzado a otro receptor (Andre Johnson estaba uno contra uno con Earl Thomas, por ejemplo) o simplemente haber encajado el sack y los Texans habrían dependido de su defensa para llevarse el partido, una defensa que por cierto sólo había encajado 13 puntos hasta ese momento. Pero ese no es el problema más grave. El problema realmente preocupante es que aparentemente lo que no podía hacer Matt Schaub era cambiar la jugada. Sí amigos, en la rueda de prensa posterior al partido el mismísimo Gary Kubiak salió diciendo algo así como que tanto él como Schaub ya habían visto que la jugada iba a salir mal antes de empezarla pero que tenían que hacerla igualmente porque Schaub no tenía poderes para cambiar la jugada en la línea de scrimmage. Os dejo un tiempo para que podáis asumirlo y llevarlo con naturalidad, que sé que no es fácil; de hecho hasta os recomiendo echar un par de palabras malsonantes al aire, probablemente os liberaréis de esa ira que se ha apoderado súbitamente de vosotros. ¿Ya? Pues ahora voy yo. ¿Pero de qué narices va este tío? Kubiak no sólo es un pésimo playcaller sino que además, en algo que sólo se me ocurre atribuir a un egocentrismo subido, impide que su quarterback cambie las jugadas que él manda pese a que tanto él como el propio quarterback saben de sobra que va a salir mal. Pues esto le ha costado un partido a su equipo, con lo que su criterio, que parece que está por encima del bien y del mal, también parece que está por encima de los intereses de su propio equipo. Y encima tiene el rostro de decirlo públicamente. No digo echarlo fulminantemente, pero no entiendo como nadie le ha quitado las funciones de cantar las jugadas. Es que quién sabe cuantas veces habrá pasado eso en los años que lleva Kubiak en su puesto y quién sabe cuantas más va a pasar, desde luego a partir de ahora cada vez que veamos una jugada horrible de los Texans pensaré que puede tratarse de algo así perfectamente.
Y es una pena, porque si no fuera por el problema que tienen entre Schaub y Kubiak, problema del que es mucho más responsable el entrenador pero que a fin de cuentas quien lo refleja en el campo es el quarterback, el equipo sería claramente uno de los mejores de la liga. El ataque cuenta con dos corredores muy buenos y dos receptores capaces de atrapar casi cualquier balón que esté a su alcance, y de la defensa casi mejor ni hablamos. Primera en yardas encajadas por partido (con 260.2, a casi 40 de la segunda en el ranking) y primera en yardas de pase encajadas por partido (sin ir más lejos, en este último partido ante los Niners encajaron un total 113 yardas de pase, contando una recepción larga de Vernon Davis para 64 yardas) y con jugadores como JJ Watt o Brian Cushing que son referentes en su posición en toda la liga. Sin embargo esa defensa aparentemente impenetrable es la de un equipo que está el número 24 en puntos encajados por partido. ¿Cómo se entiende eso? Pues porque, a pesar de que seguro que podrían hacer un mejor trabajo en la red zone, defender no es sólo cosa de la defensa. O dicho de otra manera el cortocircuito de Schaub, a base no sólo de intercepciones retornadas sino también de turnovers y de drives de 3 y fuera que facilitan la posición de campo del rival, está provocando que la defensa tenga un trabajo mucho más duro que el que debería tener.
En fin, viendo lo expuesto ahí arriba creo que los Texans son un equipo que puede llegar a la Superbowl en breve, pero que simplemente tiene un problema que tiene que solucionar cuanto antes. Digo cuanto antes porque las ventanas no están abiertas para siempre y es que, aunque el equipo globalmente es joven, hay jugadores como Andre Johnson que ya están en 32 años y que si quieren ganar un anillo no pueden permitirse aguantar un chiste de situación como esta. Por lo tanto hay que arreglar esto, y si pudiera ser hoy mismo pues mejor. Y no, la solución no pasa por sentar o reemplazar a Matt Schaub, que ya hemos visto que no es tan malo, sino que la solución es echar a Gary Kubiak o almenos restringir sus funciones. Porque este creo que sí es tan malo como parece.