A poco que me sigáis en Twitter ya sabréis que este pasado domingo estuve en Londres para ver en directo el partido entre los Atlanta Falcons y los Detroit Lions. Había estado en algún partido de NFL en EE.UU pero la verdad es que nunca habia estado en Wembley, así que todo esto era un poquito nuevo para mí. Y puedo decir que, aunque no son exactamente el mismo tipo de partido, el evento en sí fue toda una experiencia de la que podría contar muchas cosas. Podría aburriros con mis vivencias personales acerca del viaje, podría contaros el estrepitoso ridículo que hice en el tenderete de lanzar el balón, podría explicaros las ganas con las que devoré la salchicha más grande que he visto en mi vida. Pero no lo voy a hacer, básicamente porque creo que va a ser más interesante para todos que hable un poco de las conclusiones generales que saqué tanto del evento como del propio partido.
How about a halftime snack?? pic.twitter.com/JdI2ejPV78
— Axel Andrés (@ronde20) octubre 26, 2014
Para empezar, y aunque se me pueda poner la etiqueta de Capitán Obvio, este partido no es ni para los fans de los Falcons ni para los fans de los Lions, es un partido para todos los fans. De hecho, a la mayor parte de la gente se la suda muchísimo el resultado final, la gente simplemente va a Wembley a ver NFL y a pasárselo bien. Tanto es así que el estadio no está lleno con fans con las camisetas de los equipos protagonistas del partido, ni mucho menos, sino que más bien cada uno va con la camiseta del equipo que le gusta (que a veces ni tan siquiera tiene que ser el suyo). Así pues, aunque las de Falcons y Lions sí que creo que eran las camisetas con más presencia en las gradas, también había grandes dosis de Rodgers, Brady, Roethlisberger, y muchos otros (no tanto de Peyton Manning, sorprendentemente). Y no sólo eso sino que, precisamente debido a esa libertad a la hora de ponerse lo que fuera, también se podían ver camisetas algo más excéntricas como las de Patrick Ramsey, Joe Jurevicius, y muchos otros jugadores que han pasado por la NFL en los últimos años (con más o menos éxito) y que pensábamos que nunnca más en la vida volveríamos a leer o escuchar sus nombres. Anecdótico probablemente, pero no sabéis lo que me llegué a reír con algunas (hice un seguimiento exhaustivo por Twitter). Por cierto, aprovecho el inciso para decir que vi camisetas de todos los equipos (incluso algunas de equipos de la NFL Europa) pero no vi ninguna de los Tennessee Titans, algo que me reafirma en mi idea de que son de largo el equipo de la NFL con menos aficionados en España y, al parecer, también en Europa.
Pero en fin, volvamos al tema que todo esto tampoco viene tanto al caso. Estamos de acuerdo en que los partidos de Londres son una gran oportunidad para que todos los fans del football en Europa vayan a ver partidos de la NFL, y también creo que estamos de acuerdo en que la gente mayoritariamente no va a esos partidos a ver a un equipo concreto sino que va a ver un partido cualquiera en una de las pocas oportunidades que tiene de hacerlo. Ahora bien, usar este argumento para desacreditar la posibilidad de establecer una franquícia permanente de la NFL en Londres es algo bastante cuestionable. Vaya por delante que a mí me parece una locura poner una franquícia en Londres, a nivel de los equipos y jugadores me parece algo totalmente inviable (viajes largos, movimiento de material, agravios comparativos entre los equipos que sí tienen que ir y los que no, etc.), pero poner las culpas de esa imposibilidad en los fans es algo que no termino de entender. En Europa hay fans de la NFL de sobra para llenar Wembley los ocho partidos que esa hipotética franquícia jugara de local, obviamente no estoy hablando de llenarla siempre con personas diferentes porque muchos fans serían los mismos (hay algo que se llama abono que seguramente más de uno iba a aprovechar), pero el caso (y lo que le importa a la NFL) es que el estadio se iba a llenar. Sí, sé que algunos sacarán el precedente de que cuando existía la NFL Europa no iba ni el tato a los partidos pero es que esto es distinto. No estamos hablando de una franquícia hecha con jugadores que sobran en el otro lado del charco, estamos hablando de un equipo competitivo y con buenos jugadores que se enfrentará a otros equipos competitivos con buenos jugadores. Algo que la gente tendrá ganas de ver, ya no sólo por las ganas de ver NFL (algo de existencia más que evidente) sino por las ganas de ver a según qué jugadores y/o equipos.
Y por último, también habría que añadir en esta mezcla el elemento de la identificación. En general, en el deporte europeo los aficionados se identifican mucho más con su equipo que en el deporte americano. Por poner un ejemplo creo que bastante explicativo, a pesar de la rivalidad no veréis movilizaciones de 5.000 personas de la Peña Quesos Helados viajando en un corrillo de autocares hacia Chicago para ver el partido de los Packers ante los Bears. Algunos fans irán, de eso no hay duda, pero no de esa manera. Pero eso sí podríamos verlo en Europa, básicamente porque de hecho lo vemos cada semana cuando muchos fans de equipos modestos de fútbol hacen horas y horas de autocar para ver a sus equipos jugar como visitantes. Es evidente que ese efecto queda algo diluido porque la gente no-londinense no se va a identificar demasiado con una franquícia de Londres, pero si la NFL juega bien sus cartas y vende este equipo como una franquícia europea que juega los partidos en Londres por comodidad pero que representa a todo un continente, igual la gente sí que la siente un poco como suya. Y si se consigue ese objetivo, si la gente de todo el continente siente que ese es su equipo, los aficionados tendrán una inclinación mucho más grande a desplazarse a verlo, especialmente si pueden compartir la experiencia con mucha otra gente con ese mismo sentimiento. Así pues, dudo mucho que el éxito de una posible franquícia en Londres pase por la colaboración de los fans, al menos a corto plazo la asistencia está prácticamente asegurada. Otra cosa es la viabilidad de esa franquícia a medio y largo plazo, algo que dependerá del dinero que cueste ir a ver estos partidos, algo que se puede solucionar con posibles convenios de la NFL con aerolíneas y/o compañías de tren (porque sí, llegar en tren a Londres es mucho más fácil de lo que parece), y obviamente de si el equipo obtiene unos resultados moderadamente buenos. Que no tengo tan claro el europeo, pero también hay que ser consciente de cómo es el público de este país «cuando la pelotita no entra». Pero no, que poner una franquícia en Londres tiene muchísimos problemas y yo soy el primero que creo que no debería hacerse, pero si se acaba haciendo igualmente ninguno de esos problemas son unos fans que estarían encantados de que hubiera más partidos a su alcance y que responderían muy positivamente a la llegada de este nuevo equipo.
Y después de esta divagación por lo que pienso acerca de esta famosa hipotética franquícia en Londres, volvamos al partido del domingo que aún quedan cosas por contar. Por ejemplo, muchos dicen que los equipos no quieren desperdiciar un partido en casa para ir a jugar a Londres. Sinceramente, a nivel económico no sé si a las franquícias les sale a cuenta o no (probablemente no mucho), igual a los jugadores les da palo tener que ir allí pero que nadie vuelva a poner la excusa de que Londres es un ambiente neutral en la que el equipo que teóricamente juega en casa no tiene ninguna ventaja respecto al otro. Eso es mentira. Porque el partido del pasado fin de semana tenía de neutral lo que yo tengo de astronauta. Era un partido en casa de los Falcons: al llegar a tu asiento te encontrabas una bandera de los Falcons estratégicamente puesta allí, las cheerleaders eran de los Falcons, la presentación de los equipos fue extremadamente distinta a nivel de efusividad y también de tiempo, sólo se lanzaron camisetas rojas y negras al público en los tiempos muertos, el speaker mostraba una emoción bastante distinta a la hora de relatar los hechos en función de a qué equipo beneficiaban y, especialmente, nos pusieron hasta la saciedad un vídeo con Samuel L. Jackson pidiendo una y otra vez eso de «Rise Up». Todo encarado a que la gente animara a los Falcons. Y ya te digo si lo consiguieron. Con tanta presión para que todo el mundo animara a los Falcons, el público mayoritariamente se decantó hacia ese lado. Obviamente que no era el apoyo de su gente, obviamente que tampoco estaban jugando en su dome, algo que podía notarse un poco tanto a nivel de ruido como a nivel de la propia superfície de juego (superfície que por cierto no estaba precisamente en un estado excelente), pero el apoyo mayoritario de la gente sí que lo tenían. Y si no me creéis sólo hace falta escuchar como gritaba el público en el último field goal (se escucha perfectamente en el Game Pass) para darse cuenta de que realmente, para los Falcons, fue un partido en casa aunque estuvieran en Londres.
Y bueno, a todo esto habrá que hablar del partido ¿no? Pues la verdad es que no tengo muchas ganas. Me quedo con muchas cosas de esta experiencia, me lo pasé muy bien y no sólo voy a repetir cuando pueda sino que se lo recomendaré a todo el mundo que me pregunte, pero hay que reconocer que el partido fue una castaña de proporciones mastodónticas. No estoy hablando de emoción, cualquiera que viera el partido sabrá que emoción y drama precisamente no le faltó, pero a nivel de calidad en el juego ambos equipos decidieron irse alternando de forma que uno jugara de forma decente y el otro diera pena en todo momento. Así pues, los Lions jugaron una primera parte espantosa mientras que los Falcons fueron los encargados de hacer el ridículo después del descanso. Aunque para ser justos, los Lions tenían excusa para empezar mal el partido. Su ataque llegaba al partido en condiciones deplorables, con las bajas de Calvin Johnson, Reggie Bush, los tres primeros tight ends en el depth chart y una línea de ataque ya floja de por sí lo raro es que lo hubieran petado desde el inicio, y en defensa salieron dormidos al campo y además no tardaron en ver como Nick Fairley se lesionaba de gravedad. Yéndose 21-0 abajo al descanso, lo lógico quizá habría sido que se pasearan durante la segunda parte intentando evitar lesiones y marcharse de ahí cuanto antes mejor, pero hay que reconocer que los Lions nunca se rindieron, Stafford empezó a soltar el brazo (el pase de touchdown a Golden Tate en directo fue acojonante), el pass-rush se activó y se volvieron a meter de lleno en el partido.
Aunque tampoco se puede negar que Detroit se metió en el partido también en parte porque Atlanta apestó en la segunda parte mucho más de lo que los Lions lo habían hecho en la primera. Hay que decir que durante la primera parte ya habían dado algún síntoma de lo que estaba por venir, como una intercepción de Rashean Mathis retornada para touchdown pero anulada por pass interference previo (mención especial para el esfuerzo de Julio Jones justo después de la intercepción), pero es que lo de la segunda fue escalofriante. Primero, por la intercepción más inexplicable que he visto en muchísimo tiempo, una acción en la que Matt Ryan pone un balón precioso en los números de Cassius Vaughn y que no acaba en touchdown porque, esta vez sí, Julio Jones hace un buen esfuerzo para placarle. Pero sobre todo por la gestión del tiempo en los últimos minutos del partido, que también es la más inexplicable que he visto en muchísimo tiempo. Los Falcons tenían la bola en primer down justo en el two-minute warning y los Lions sólo tenían un tiempo muerto, aunque les hubieran parado lo normal habría sido que Detroit recuperara el balón con un máximo de 30 segundos en el reloj. ¿Sabéis cuánto marcaba el reloj cuando Detroit recuperó el balón? 1:38. Eh, y con tres downs y un punt de por medio, nada de turnover, ya que se hace el ridículo se hace bien. Primero carrera para gastar el tiempo muerto, bien, después carrera también pero con el giro inesperado de que Nate Stupar comete holding en la jugada y el tiempo se para, y en tercer down carr… ¿qué? Resulta que en tercer down los Falcons tienen la magnífica ocurrencia de jugarse un pase, sí, un pase a priori muy fácil de completar pero un pase que Julio Jones dropa de manera lamentable, con lo cual se vuelve a parar el reloj. ¿La culpa es de Jones? Claro, pero nunca en la vida se debería haber cantado jugada de pase porque, a parte de que era muy complicado conseguir el primer down, algo inesperado (como un drop) puede hacer que el pase acabe siendo incompleto, y eso son 40 segundos que le regalas a tu rival.
En fin, que tiene muchísimo mérito hacerlo tan rematadamente mal, por parte Stupar, de Jones y sobre todo de un playcalling muy discutible. A partir de ahí se chuta el punt, Stafford se cruza el campo en tres pases, pierde todo el tiempo del mundo para chutar el field goal con el reloj a cero y deja el partido en manos de Matt Prater. Pero, como buen kicker de los Lions, Prater va y falla el field goal. ¿Cómo? Pero si los Lions habían ganado ¿no? Efectivamente, los Lions ganaron. Y es que, en uno de los finales más lamentables que pueden existir en el mundo del deporte, una penalización por delay of game anuló la jugada posterior (o sea, el field goal fallado), dando a los Lions la oportunidad de volver a chutar el field goal desde cinco yardas más para atrás, oportunidad que esta vez Prater no desperdició con lo que Detroit se acabó llevando el encuentro. Como diría Cañita Brava, «verdaderamente mal, por no decir borchenoso». Es una vergüenza para el deporte que alguien gane haciendo las cosas mal y, se mire como se mire, los Lions ganaron gracias a que cometieron una falta. Es tan grave y tan inaceptable que lo considero de esas cosas que merecen una revisión de la regla exprés para que no vuelva a suceder nunca más, porque la palabra penalización consiste precisamente en eso, en penalizar, no en premiar al equipo que la comete. Y en este caso no es que el premio fuera normalito, es que les tocó el gordo.
Pero es lo que hay, no vale la pena lamentarse porque no se puede hacer nada al respecto, así que con este regusto tan amargo terminó el partido de Londres de este año. Probablemente este final también ha influido a la hora de que piense de que el partido fue muy mejorable a nivel de calidad, pero lo que está claro es que las cosas que me llevo del fin de semana y especialmente de vivir el partido en directo es que ha sido una experiencia muy grata y muy recomendable. Las cosas que se llevan otros, como por ejemplo los Falcons, no son algo tan grato ni tan recomendable, y es que deberán aprovechar el largo viaje de vuelta y toda esta semana reflexionar largo y tendido sobre el equipo que tienen y qué quieren hacer con él. Porque como sigan con actuaciones como la de esta última segunda parte, Mike Smith y los suyos no tardarán en salir en ser analizados con más detalle en un artículo de La Carnicería. Y eso no creo que sea nada bueno.