Si creíamos que las cosas no podían ir a peor para los Gators de la Universidad de Florida, estábamos equivocados. El pasado sábado, Florida perdió por primera vez en su historia ante un equipo FCS, de la División II de college football, llevando al laureado programa de football hasta uno de los puntos más bajos en su historia.
Tras la derrota por 26-20 ante Georgia Southern, equipo que humilló por completo a la defensa de los Gators con su juego terrestre, Florida cae hasta un registro de 4-7 que no les permitirá jugar una Bowl por primera vez en 22 años, además de sufrir su primera temporada con más derrotas que victorias desde 1979.
Y todo eso después de empezar una prometedora campaña con 4-1, detrás de una de las mejores defensas del país que servía como columna vertical de un joven grupo de jugadores, un equipo con pocos Seniors que, debido a su inoperante e indisciplinado ataque, ha caído en una espiral de derrotas que alcanzan ya las seis consecutivas. Por si no fuera poco, esta misma semana los Gators se tienen que enfrentar a sus vecinos Seminoles de Florida State, uno de los equipos más completos del marco universitario que buscarán en Gainesville sellar su pase para el Campeonato Nacional en Pasadena, California.
La pregunta, pues, es sencilla en este caso: ¿Qué les pasa exactamente a los Florida Gators? La respuesta, sin embargo, es cuanto menos complicada. Lo fácil en estos casos es poner las miradas y echar las culpas al entrenador, Will Muschamp, un conocido coordinador de mentalidad extremadamente defensiva que se ganó su reputación con sus previos puestos en LSU, Auburn y Texas, con un breve paso por la NFL como coordinador defensivo de los Miami Dolphins en 2005, pero que no ha sabido reflotar un programa que aun recuerda con melancolía aquellos años de Chris Leak, Tim Tebow y Urban Meyer.
Uno de los motivos por la inoperancia de la ofensiva de Muschamp se puede achacar a las múltiples lesiones padecidas, la más importante de las cuales sufrida por su quarterback titular Jeff Driskel, quien cayó lesionado tras el 5º partido, y desde entonces el ataque ha tenido que ser comandado por dos poco experimentados pasadores, como son Tyler Murphy y Skyler Mornhinweg.
El problema para la afición de Florida quizá sea que la época de Urban Meyer queda aun demasiado cercana para aceptar semejantes debacles en el programa. Meyer llevó a los Gators a dos National Championships detrás de uno de los mejores ataques de la SEC, pero la recruiting class que se graduó en 2009 dejó a un equipo de football en plena transición, y Muschamp no ha logrado en tres temporadas salir de esa situación para devolver al programa a la élite del football universitario donde, por recursos y zona geográfica, los Gators deberían pertenecer sin ninguna clase de duda.
La semana que viene puede acabar por determinar la suerte de Will Muschamp, un entrenador que, en estos tres años, puede haberse encontrado en el lugar menos inoportuno para iniciar su carrera como head coach. La NCAA no es lo mismo sin unos Florida Gators aspirantes en la SEC así que, de un modo u otro, esperemos que vuelvan a recuperar el lugar al que pertenecen.