El próximo 12 de enero se disputará en Arlington (Texas) la final del Campeonato Nacional de college football. Se trata del partido que determinará el campeón de la FBS al que este año se llega, por primera vez, tras haberse disputado un Playoff a cuatro equipos. El encuentro enfrentará a los Oregon Ducks contra los Ohio State Buckeyes. En un partido de este tipo es difícil hacer una predicción de qué nos vamos a encontrar ya que existen muchos factores a tener en cuenta. Sin embargo, viendo la trayectoria y el estilo de juego de los dos equipos, se prevé un enfrentamiento interesante, de ataque y donde la clave puede estar en la defensa que mejor se ajuste.
Poco sorprende que los Ducks hayan llegado hasta aquí. Durante toda la temporada ha sido uno de los candidatos. Llega como campeón de la PAC-12, con un balance de 12-1 en la temporada regular y con una gran victoria por 59-20 en su semifinal del Playoff frente a Florida State Seminoles, los actuales campeones. Dirigidos en el terreno de juego por su quarterback Marcus Mariota (reciente ganador del trofeo Heisman al mejor jugador del año), los de Eugene son el segundo mejor equipo en cuanto a anotación con una media de 47,2 puntos por partido. Son, por lo tanto, un equipo eminentemente ofensivo con un ataque relativamente equilibrado entre juego aérea y terrestre. Continúan con la herencia de Chip Kelly en cuanto al planteamiento de un ataque no huddle rapidísimo y machacón con una veloz transición entre jugada y jugada que intenta cansar y despistar al máximo a las defensas rivales. La read option sigue siendo la base. Mariota explota su habilidad tanto de lectura como de ejecución de pase y de carrera. De hecho los números del hawaiano a nivel de carrera son destacables (125 carreras para un total de 731 yardas y 15 touchdowns). Este año ha conseguido cambiar en cierta forma su fama de no saber sufrir ni tirar del carro en momentos complicados, con lo que habrá que ver cómo afronta este partido. El backfield lo completa uno de los freshman revelación de este año, Royce Freeman. El juego aéreo está más repartido, pudiendo nombrar a Devon Allen, Byron Marshall o Darren Carrington. El punto débil está en la defensa. La línea es capaz de ejercer cierta presión en el pocket pero donde verdaderamente sufre es tanto en la defensa de carrera como en la secundaria. A pesar de la clara victoria contra Florida State, el equipo sufrió mucho especialmente en la primera mitad intentando frenar la carrera y por ahí Ohio State puede encontrar un filón.
Los Buckeyes, por su parte, son los invitados sorpresa a esta fiesta. Pocos contaban con ellos a principio de temporada. Se han colado por la puerta de atrás prácticamente sin hacer ruido. Mal se les presentaba la temporada cuando, a fata de poco más de diez días para el inicio de ésta, se lesionaba el quarteback senior e indiscutible titular Braxton Miller. Urban Meyer, el entrenador que tiene mucha “culpa” del éxito de este equipo, se vio obligado a alinear al freshman J. T. Barret que realmente ha funcionado a las mil maravillas y ha sido una de las sorpresas de la temporada. La sorprendente e inesperada derrota contra Virginia Tech en la segunda jornada parecía dejar claro que los de Columbus poco podrían hacer. Sin embargo a partir de ahí encadenaron una racha consecutiva de doce victorias en las que destacan la de Michigan State (rival de su conferencia), la sufridísima contra Penn State tras dos prórrogas y la sorprendente paliza a Wisconsin en la final de conferencia que sin duda fue lo que les permitió escalar hasta la cuarta posición del ranking y acceder al Playoff. Y es que, Ohio State ha estado durante toda la temporada fuera del Top 4 a excepción de la última jornada, lo cual ha levantado no poca polémica.
Para darles todavía más mérito, los Buckeyes se presentan a la final con Cardale Jones, el tercer quarterback del equipo ya que Barret se lesionó en los últimos minutos del último partido de la temporada regular frente a Michigan. Jones es sophomore y su participación este año se había limitado a minutos esporádicos en partidos ya resueltos. Ha salvado con una nota muy alta sus dos participaciones como titular en los dos partidos más importantes de la temporada, la final de conferencia frente a Wisconsin y la semifinal de Playoff frente a los todopoderosos y favoritos Alabama Crimson Tide. Entre los dos encuentros ha conseguido 500 yardas de pase para un total de 4 touchdowns y tan sólo una intercepción. Jones es quarterback con un perfil totalmente diferente a Barret ya que es claramente un pasador con un brazo muy potente y buena precisión. Sorprendente ha sido también la entereza y el aplomo mostrado hasta el momento. La llegada de Jones ha ayudado a los de Ohio a potenciar algo más el juego aéreo apoyándose en un grupo de receptores que no es de los más destacados pero que es un complemento perfecto para el estilo de juego de este equipo. El referente es Devon Smith, un especialista en big plays que acumula un total de doce touchdowns esta temporada y que encaja como anillo al dedo con el estilo de juego de pase largo de Jones. Sin embargo no hay que olvidar que Ohio State, al más puro estilo de la Big 10, es un equipo corredor. No en vano ocupan el décimo lugar en yardas de carrera con una media de 262 por partido. El peso del juego terrestre lo ha llevado Ezekiel Elliot que, tras la baja de Barret, está asumiendo aún más protagonismo. Corredor sophomore que esta temporada está por encima de las 1.600 yardas para un total de 14 touchdowns. Muy destacables sus actuaciones en los dos últimos encuentros donde corrió para más de 220 yardas en cada uno anotando 2 touchdowns por encuentro. Este estilo de juego terrestre con pinceladas de big plays , a priori, le puede hacer mucho daño a Oregon.
http://youtu.be/WhOhgYeIWF8
Muy importante va a ser la actuación de la defensa de Ohio State, y más en concreto su front seven. La línea es una de las más presionantes de la FBS, donde destaca por encima de todos el defensive end Joey Bosa que, a pesar de ser sophomore, es uno de los jugadores referentes en su posición. Con una gran físico (6’5’’, 285 libras), Bosa es un fajador nato con grandes cualidades atléticas y técnicas tanto en la presión al quarterback como en el soporte a la defensa de la carrera. Es un jugador que provoca que las líneas ofensivas de sus rivales estén muy atentas a su juego, con lo que el resto del front seven defensivo se ve muy beneficiado. Importante también es el papel del defensive tackle Michael Bennet, un senior de los mejores en su posición que ejerce mucha presión en la línea y con grandes cualidades frenando la carrera. El papel que puede hacer esta defensa en lo relativo a la presión sobre Mariota para hacerle sentir incómodo y algo fuera de sitio, va a ser una de las claves del partido.
La suerte está echada. Cada vez queda menos para el broche final de temporada, el lunes 12 de enero en el AT&T Stadium de Arlingoton (Texas), que esperemos deje a todos los aficionados al college football un buen sabor de boca hasta el comienzo de la nueva a finales del verano que viene. Lejos, muy lejos.