Cuando hablamos del término Spread Offense o Spread Option en football, las primeras personas que nos vienen a la cabeza por su popularidad son Chip Kelly, Urban Meyer y Rich Rodriguez. Independientemente de que ellos inventaran o no esta filosofía o sistema ofensivo, es indiscutible que su éxito cosechado a través de todo el mapa del football universitario ha tenido una influencia sin igual en el deporte, hasta el punto de que una gran mayoría de equipos universitarios utilizan alguna variación de dichos sistemas. Incluso la NFL y demás ligas profesionales están empezando a absorber varios de los conceptos y adaptando su personal mientras se mueven en la dirección de la Spread Offense, no siendo descabellado el pensar que en unos cuantos años se hayan alejado por completo del Pro Style que aun sigue dominando las pizarras y playbooks en la liga profesional.
Además de los nombres a los que hacía alusión en esta introducción, hay varios entrenadores propagados de una esquina a otra de los Estados Unidos cuyo éxito en la implantación y utilización de la Spread, en cualquiera de sus variantes, debería elevarles antes o después a obtener la misma popularidad y reconocimiento que los propios Kelly, Meyer y Rodriguez. El primero en la cola no puede ser otro que Gus Malzahn, quien ya se ha ganado a pulso la etiqueta de “genio” tras el milagro de Auburn en 2013, pero de quien apenas se sabía nada poco tiempo antes.
High School, Arkansas y Tulsa
La historia de Gus Malzahn y su ascenso a través de los High School ranks se remonta a 1991, cuando empezó como coordinador defensivo en un instituto de Arkansas. Al poco tiempo fue ascendido a head coach, y su poca experiencia en el lado ofensivo le llevó a adoptar un viejo playbook, la Delaware Wing-T Offense. A partir del cual acabaría desarrollando “su creación”, la versión que todos hemos visto utilizar con Cam Newton o Nick Marshall, y que poco dista de esa filosofía que parece desfasada desde hace cincuenta años.
Desde 1991 hasta 2005, Malzahn logró 3 campeonatos estatales con tres institutos diferentes, incluyendo un perfecto año 2005 con el que finalizaría la temporada imbatido, 14-0, y lo que le abriría las puertas a su primer trabajo en college, como coordinador ofensivo de Arkansas, en 2006. Sin embargo, el que podía haber sido un trabajo de ensueño acabó siendo una pesadilla para Malzahn, quien vio su ataque capado por la desconfianza del head coach, Houston Nutt, quien limitó la filosofía de Malzahn a favor de un juego más conservador centrado en la carrera tradicional y en controlar el reloj de posesión, ante el miedo de mal-emplear a sus tres mejores corredores, Darren McFadden, Felix Jones y Peyton Hillis. Ese año, pese a la tensión y a que se utilizaran hasta 3 quarterbacks distintos, los Razorbacks finalizaron 10-4, logrando su último título en la SEC West hasta la fecha, y poniendo sobre el campo uno de los mejores dúos de corredores en la historia reciente, como fueron McFadden y Jones.
En 2007, Malzahn aceptó el puesto de coordinador ofensivo en la Universidad de Tulsa junto a su nuevo head coach, Todd Graham, quien esta vez sí aseguró la total libertad para que Malzahn instalara su ataque, logrando inmediatos resultados. En sus dos años en el puesto, Tulsa lideró la División I (FBS) en yardas de ataque, y ya fuera mediante el juego de pase de 2007, cuando Paul Smith lanzó más de 5.000 yardas por aire, o el juego terrestre de 2008, año en el que los Golden Hurricane finalizaron con 11 victorias y 570 yardas por partido, el nombre de Gus Malzahn empezó a ser uno de los más sonados en la escena del college football, lo que en 2009 le abrió la puerta para regresar a la SEC y terminar lo que había empezado tres años atrás.
Auburn, Cam Newton y el National Championship
En el mundo del college football, una de las verdades absolutas que escuchamos constantemente es que no importa nada de lo que hayas hecho hasta que no pruebas que funciona en la SEC. Por lo general, la Southeastern Conference, y más concretamente la SEC West, conocida coloquialmente como “la novena División de la NFL”, ha demostrado ser lo más parecido a la NFL en términos de estilo de juego, atletismo y fuerza contra lo que un equipo se puede enfrentar, y por ese motivo siempre hay dudas cuando se trata de instalar algo tan innovador como un sistema ofensivo que se aleja de los cánones marcados, de las I-Formations, los Pocket Passers y, en definitiva, todo lo que no huela a Pro Style. Cuando Gene Chizik contrató a Malzahn en 2009 para llevar el ataque de Auburn, las dudas sobre su estilo no fueron pocas, pero él se encargó de acallarlas con cada victoria y punto anotado sobre sus rivales de conferencia, además de romper varios récords ofensivos de la universidad en cuanto a yardas totales, los cuales pertenecían a unos Tigers que finalizaron invictos en 2004 bajo la tutela de Tommy Tuberville.
El ataque de 2009, liderado por Chris Todd y Ben Tate, pudo haber sido prometedor pero, sin embargo, las 8 victorias conseguidas no permitieron a Auburn superar el 5º puesto en el Oeste. Faltaba una pieza que llevase al ataque al siguiente nivel y, de la nada, el que fuera suplente de Tim Tebow durante dos años en Florida, Cam Newton, apareció para hacer historia y convertir a Gus Malzahn en el mejor coordinador ofensivo del país. Las 2.854 yardas de pase, 1.473 de carrera y los 50 touchdowns totales hicieron de Newton un merecido Heisman Trophy Winner y el indiscutible primer pick en el siguiente draft, logrando en el proceso la temporada perfecta y el National Championship para Auburn.
Arkansas State y Auburn 2.0
A Malzahn, las puertas para obtener un puesto de head coach ya se le habían abierto tiempo atrás con oportunidades en Vanderbilt y Maryland, entre otras, pero él se preocupó de rechazarlas una a una esperando la mejor de todas, que para él llegó en 2012 de la mano de Arkansas State. Un programa relativamente pequeño en comparación a los anteriores, pero en el que Malzahn se sentiría como en casa, podría optar a ganar la Sun Belt desde el primer día y podría trabajar en un Estado de Arkansas que conocía como la palma de su mano. En el que acabó siendo su primer y único año a los mandos de los Red Wolves, Malzahn y su dual-threat QB Ryan Aplin fueron como una apisonadora pasando por encima de la Sun Belt, sufriendo tan sólo una desafortunada derrota ante Western Kentucky, mientras le plantaron cara a dos súper potencias como Oregon y Nebraska.
Paralelamente, en 2012 Auburn sufrió una mala resaca tras la marcha de Malzahn, y su récord de 3-9 condenó a Gene Chizik tan sólo dos años después de conseguir el título nacional. La única persona capaz de salvar ese programa era Gus Malzahn, quien volvió a hacer las maletas de vuelta a su segunda casa, para superar una crisis de la única forma que él sabe cómo hacerlo: moviendo las cadenas en el campo, una y otra vez, y tan rápido como sea humanamente posible.
2013 fue un año especial. Para muchos Auburn disfrutó de la temporada más afortunada que recuerdan, y desde luego el Hail Mary de 73 yardas a Ricardo Louis para vencer a Georgia o el field goal retornado en el último segundo ante Alabama son buenos argumentos a favor de esa opinión. Pero no hay que olvidar que, a excepción de LSU, absolutamente nadie consiguió parar a Auburn en 2013. 2010 fue una temporada histórica para los Tigers, pero podríamos discutir que 2013 lo fuera aun más, teniendo en cuenta especialmente donde estaba el equipo un año atrás, pero también el hecho de que su quarterback, Nick Marshall, un Junior-College transfer, se ganó el puesto en verano sin tan siquiera estar en el equipo durante los entrenamientos de primavera, pero llevando a ese ataque a un nivel de explosividad que ni el propio Cam Newton había logrado. Marshall y su trío de running backs, Tre Mason, Cameron Artis-Payne y Corey Grant dejaron a las defensas de la SEC en evidencia partido tras partido y, de no ser por la inspiración de Jameis Winston, también Florida State habría sufrido la misma suerte el pasado 6 de enero en Pasadena.
Este año, la historia es muy diferente. Auburn ya no puede apelar a su condición de «underdogs», y todos los ojos van a estar puestos en los Tigers. Como se suele decir, la pelota está en su campo para repetir título en la SEC, y para Malzahn una vez más volver a demostrar que sí se puede utilizar su sistema con éxito en la “novena División de la NFL”.
Malzahn en pocas palabras…
Una de las percepciones que dio el ataque de Auburn en 2013 fue que, constantemente, repetían las mismas tres o cuatro jugadas una y otra vez y que, al poco que las defensas ajustaran, en 2014 no iban a tener el mismo éxito. Si bien es cierto que los Tigers corrieron más de un 70% de las veces y que el juego de pase en ocasiones fue nulo, ello no le quita ningún mérito a la capacidad de Gus Malzahn para adaptarse, allá donde va, a lo que tiene, especialmente a su quarterback. Durante los años en los que lleva estableciendo y enseñando su ataque, Malzahn ha ido cambiando su estilo, porque rara vez se encuentra con el mismo quarterback al empezar dos temporadas consecutivas. Los tres ejemplos más claros son Paul Smith, Cam Newton y Nick Marshall, posiblemente los tres quarterbacks más exitosos que ha tenido Malzahn bajo su tutela. El primero era un pasador nato, y se adaptó la ofensiva con el objetivo de maximizar esa cualidad; en 2007, Smith lanzó por encima de las 5.000 yardas y un total de 47 touchdowns, en un ataque que corría y pasaba prácticamente al 50%. Marshall, por el contrario, está dotado con una velocidad innata que le ha convertido en un Option QB como pocos, y una vez más Malzahn se ha adaptado para sacar lo mejor de su playcaller, utilizando la Read Option y la velocidad en el exterior de Marshall como la base de su playbook. Cam Newton, por su parte, es sin duda el quarterback más completo que ha entrenado Malzahn, y una vez más el ataque se volvió a construir alrededor del Heisman Winner, en un sistema perfectamente balanceado que, si bien mantiene siempre los mismos fundamentos y la filosofía de los «2-backs el no-huddle y el up-tempo», sabe sacar el máximo provecho de sus jugadores más importantes. Por eso no es muy descabellado pensar que a lo mejor, en un tiempo, alguien en la NFL tiene la brillante idea de darle una oportunidad a Malzahn como ya han hecho con Chip Kelly, y estoy convencido de que, pese a que lloverán las críticas, será una decisión más que acertada.
El siguiente vídeo, cortesía de WarRoom Eagle, es un claro ejemplo del ataque de Malzahn en 2013, con todos los snaps ofensivos ante la defensa de Missouri, con el título de la SEC en juego. La tendencia es fácil de observar, con Auburn recurriendo a sus jugadas base (Power Run, Jet Sweep, Zone Read/Midline Option), a partir de las cuales la reacción de la defensa abre el playbook para incorporar Play Actions, Screens y el juego más vertical de los Tigers. Sorprende como algo aparentemente tan sencillo se puede utilizar una y otra vez sin que la defensa logre encontrar una respuesta clara, por las múltiples opciones que cada formación presenta y las constantes «motions» de los jugadores de un lado a otro de la línea de scrimmage, algo muy típico de la vieja Delaware Wing-T a la que nos referíamos al principio: