Numerosas civilizaciones de entre las que poblaron la tierra en la antigüedad pasaron de ofrecer a sus Dioses sacrificios animales a ofrecer sacrificios humanos en un intento de obtener mayores favores o simplemente de aplacar su ira con mayor eficacia. Para dichos sacrificios humanos no valía cualquier persona sino que el sacrificado debía poseer un plus de inocencia, niños y jóvenes vírgenes, principalmente.
Quién sabe si tal acervo cultural impregnaba el inconsciente de la hinchada del Wrigley Park cuando, tras sacrificar una cabra y un gato en su ansiado deseo de obtener el más preciado tesoro de los Dioses, el anillo de campeón de las Series Mundiales, se decidió sacrificar un ser humano. Como es sabido, los Cubs no han conseguido el banderín de las Series Mundiales desde 1908, 107 años. En esos 107 años hemos asistido a dos guerras mundiales, al invento de la televisión, la llegada del hombre a la luna y la aparición de la ‘Lata de Maíz‘.
Tal vez a la organización del norte de la ciudad del viento, a la hora de homenajear a las civilizaciones precolombinas le hubiese resultado más interesante imitar a sus vecinos de Near West Side (Chicago Blackhawks), quienes consagraron su equipo a Ma-ka-tai-me-she-kia-kiak, uno de los más respetados jefes de tribus nativas americanas, también conocido como «El Halcón Negro» (Blackhawk), pero no.
En cuanto a la cabra, animal que como ningún otro se asocia con el Diablo y que como ningún otro protagonizaba los sacrificios animales en la antigüedad, el 6 de octubre de 1945 se disputaba el cuarto partido de las Series Mundiales. Arriba los Cubs por dos partidos a uno sobre los Tigers. Partido que William Sianis, inmigrante griego y propietario de The Billy Goat Tavern, un conocidísimo local en Chicago, presenciaba junto a su cabra Murphy, la cual daba nombre a su taberna y a la que apreciaba pues la había recogido y cuidado tras un grave accidente en que Murphy se cayó del camión que la transportaba sufriendo graves lesiones.
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1945
Ya Sianis había provocado incidentes a la entrada del recinto. Pero lo peor vendría después, durante el encuentro el público se quejó del olor que desprendía la Murphy, y el mismísimo Phillip Knight Wrigley ordenó a la seguridad que la expulsasen, a lo que el heleno respondió maldiciendo a los Cubs con no ganar jamás ningún otro título de las Series Mundiales, ni el de las que se estaban disputando frente a los Tigers ni ninguno de los que se disputaren hasta el fin de los tiempos. Tras ello, numerosas y extrañas ceremonias y paripés se han ejecutado en el hogar de los Cubs tratando de encontrar el antídoto a la maldición sin éxito, imitaciones ridículas de las ceremonias que ejecutaban los brujos de esas civilizaciones ancestrales que parecen marcar la historia de los Cubs.
1969

El asunto del gato negro, animal que como ningún otro se asocia con la brujería, resulta especialmente cómico. El 9 de septiembre 1969 mientras el tercera base Ron Santo, toda una institución para los Cubs, esperaba posicionado su turno de bateo fue rodeado por un gato negro, cuyo origen no se pudo determinar. En aquel momento los Cubs mantenían una exigua ventaja en el liderato de su división sobre los Amazin’ Mets que se acabarían alzando con el anillo. Lo que se obvia cuando se narra el evento es que los Cubs venían en caída libre en las últimas semanas desde que alcanzaron un 73-43 el trece de agosto y los Mets se encontraban pletóricos y lanzados hacia el liderato.
2003
Nunca ha sido considerada la hinchada de los Cubs como especialmente beligerante, de hecho el Wrigley Field es conocido como los “confines amistosos”. Pero aquel 14 de octubre de 2003 el mayor sueño de su hinchada, la que sufre la mayor sequía del deporte profesional americano, requería un sacrificio humano, el de un inocente, Steve Bartman. Es lo que era Steve Bartman, un inocente consultor informático de 26 años, entrenador de un equipo de la liga juvenil, Los Renegados, nombre que resultaría profético, que vivía con sus padres en Northbrook, una pequeña ciudad en el norte de Illinois que vio nacer a Jason Kipnis, y que solo tenía corazón para sus Cubs y los chicos que entrenaba. Como dijo Erika Amundsen, miembro del servicio de seguridad de los Cubs aquella noche de otoño par, el genial reportaje de ESPN Catching Hell: “era la persona perfecta para que le ocurriera aquello”, es más, mientras era humillado e insultado por el público y la prensa que cubría el partido, Steve solo acertaba a preguntar a aquellos que se le acercaban: «¿Crees que he hecho algo malo?”. Una y otra vez era la única frase que era capaz de pronunciar. Bondad e inocencia que quedaron ratificadas en el periplo de los chicos que entrenaba defendiendo el nombre de su manager por todos los medios de Chicago, en las declaraciones de sus familiares, amigos y hasta vecinos ensalzando su cualidades humanas o la bellísima carta titulada En defensa de un amigo que su compañera de colegio Jocelyn DeLaurelle publicó en el Chicago Tribune el 17 de octubre posterior.
Si bien no se puede tachar de beligerante a la afición de los Cubs, sí de supersticiosa y extravagante, y no solo por las historias paranormales que venimos tratando. Así, para muchos abonados de los Cachorros jugar de noche aún se considera una ofensa, de hecho el primer partido nocturno que vio el Wrigley data del 8 de agosto de 1988, y ello porque en 1941 los Cubs habían adquirido un espectacular sistema de iluminación artificial pero antes de instalarlo los japoneses atacaron Pearl Harbor, con lo que se consideró que su puesta en marcha sería un insultante lujo y se donaron las luces a la causa bélica. La nictofobia, el miedo más primario en el ser humano desde el principio de los tiempos.

Aquella noche de octubre de 2003, Steve Bartman estaba especialmente excitado, había acudido junto a un amigo y la novia de éste, y hasta había reservado una habitación de hotel para celebrar después del partido la que parecía, para la prensa y la afición de los Cubs segura clasificación de los cachorros para las Series Mundiales. Se llegaba con una ventaja 3-2 frente a los Florida Marlins, en un ambiente de máxima euforia, no olvidemos que si la sequía de 107 años sin un anillo es grave, la de 70 años sin ganar su campeonato no le va a la zaga. De hecho, durante el partido Steve se mostró muy inquieto tratando de captar la atención de las cámaras hasta que la ruina llamó a su puerta.
Para tomar conciencia del nivel del linchamiento del bueno de Steve es necesario describir el contexto en que se produjo la jugada más famosa de la historia, pues el recuerdo que obra en nuestras mentes parece asemejarse a algo así como que Steve evitó un Grand Slam en la parte baja de la novena entrada con los Cubs perdiendo 3-0, pero nada más lejos de la realidad. La jugada que, en teorí, y solo en teoría, evitó Steve era una segunda eliminación en la octava entrada, un foul, con su equipo ganando 3-0, foul que se hubiese convertido en out si Moisés Alou hubiese atrapado la bola, lo cual tampoco puede asegurarse que hubiese acontecido. Tras esa jugada, los Marlins endosaron ocho carreras a los Cubs, con grave fallo de Alex González mediante y las lamentables actuaciones en el montículo de Mark Prior y Kyle Farnsworth. Y además existió un séptimo partido, en el propio Wrigley Field, partido al que los locales llegaron por delante en el marcador en la quinta entrada, pero se volvió a desinflar el equipo del norte de la Ciudad del Viento.
Los aficionados, Dusty Baker, por entonces manager de los Cubs, actualmente comprometido con numerosas causas humanitarias en contraposición con la poca humanidad que demostró, Moisés Alou, superado por la presión, la prensa de Chicago, y el público que se encontraba en el estadio azuzado por la prensa, decidieron sin rubor alguno y por unanimidad declarar a Steve el culpable de sus males. Mientras, en el colmo de la hipocresía, el individuo que finalmente se apoderó de la bola era aclamado y consiguió vender la misma por $100.000, y los compañeros de zona que habían tratado al igual de Steve de interceptar la bola, señalaban a Steve como el mayor criminal de la historia. Poco más de dos semanas después la ciudad de Chicago decidió darle la estocada final al pobre Steve en la noche de los muertos, en aquel Halloween todo Chicago se vistió con las ropas, gorra y auriculares que el 14 de octubre lucía Steve, algo que según su entorno ahondó de forma dramática en su humillación.
Volviendo a nuestro tratado sobre civilizaciones antiguas no podemos olvidar que un requisito imprescindible en los sacrificios humanos era la dirección de los mismos por la máxima autoridad política o religiosa de la tribu. En este caso le correspondía tal dirección al gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, quien cumplió su papel a la perfección y tras el partido, en una lamentable intervención ante las cámaras manifestó: “Si alguna vez encuentran culpable de algún crimen a ese tipo, nunca va a recibir el perdón de este gobernador”. Más lamentable aún si tenemos en cuenta que Rod Blagojevich pasa sus días en la actualidad en una prisión federal cumpliendo desde 2012 una condena de catorce años por corrupción.
Especialmente obsceno resulta el linchamiento del que fue objeto Steve Bartman si tenemos en cuenta el trabajo de dos abogados enamorados del béisbol, Thomas Hoffman y Walter Yurkanin, quienes en su informe “Mad Ball-The Barman Play”, llegaron a la conclusión, tras un escrupuloso estudio del reglamento, de que la intervención de Steve Bartman llevaba a la eliminación del bateador Luis Castillo. Resultando evidente que si los árbitros no tomaron esa decisión fue por la poca cordura que siempre demostró Moisés Alou, poca cordura no solo atribuible al hecho de que no usara guantes endureciendo sus manos con orina, poca cordura que le llevó a recriminar con una descomunal vehemencia al pobre Steve, si el dominicano, simplemente, no hubiese manifestado emoción alguna, ninguna duda cabe de que los árbitros habrían marcado el out tal y como obligaba el reglamento.
¿Qué es de Steve Bartman?
Tras abandonar el estadio escoltado por la seguridad de los Cubs y ver protegida su casa por la policía, Steve se sumió en el mayor de los anonimatos e innumerables teorías y rumores se han cernido sobre su destino. Pero lo cierto que en este punto hay dos extremos fundamentales que nos ayudarán a conocer que puede haber sido de él. En primer lugar, el hecho de que la única imagen suya que tenemos nos diga tan poco de su aspecto físico y, por otro lado, lo querido que era por sus amigos y familiares. Esto es no era tan difícil un cambio de imagen siempre que contara con la discreción de aquellos más allegados, discreción que no ha sufrido ninguna fisura en estos más de diez años, además de que pese a las innumerables ofertas que se ha hecho llegar a Steve Bartman para participar en programas, escribir libros, entrevistas en televisión, etc, todas ellas han sido rechazadas, habiéndose llegado a ofrecer una suma de seis cifras por intervenir en un anuncio para la Super Bowl. También recibió regalos de los aficionados de los Marlins, los cuales fueron entregados en su totalidad a la Fundación para la Investigación de la Diabetes Juvenil.
Llegados al décimo aniversario del incidente, su portavoz, el abogado Frank Murtha, informó de que sigue viviendo en la zona de Chicago en contacto con su familia y amigos y trabajando como oficinista. Así mismo dejó claro que en estos momentos Steve Bartman no tiene previsto hacer ninguna aparición y que si lo hace lo hará con sus condiciones; en dicha intervención Frank Murtha también dejó claro que Steve sigue siendo un hincha de los Cubs.
¿Y qué fue de la bola? Fue destruida en un patético vodevil que trató de poner la bola en el lugar de aquellos que han sido y son víctimas de la pena capital, miserable representación con deliciosa cena a su disposición la noche anterior incluida.
Mientras tanto, Moisés Alou es el Director de Operaciones de los Leones de Escogido y todo un ídolo en la República Dominicana. Así es la vida, Mystic River nos enseñó cómo se distribuye la suerte y la culpa. No podríamos finalizar nuestro esotérico relato sin preguntarnos que deparará el destino a los Cubs, y, la verdad, es que si hay algo seguro es que un equipo tan ridículamente influido por la superstición y lo oculto si alguna vez consigue alzarse con las Series Mundiales será porque una profecía, en marco delirante, lo habrá así dictaminado con anterioridad, así que…