San Francisco Giants, ese ha sido el equipo vencedor en las últimas series mundiales, con la misma base de jugadores y armas que lo hiciera en 2010.
A principio de temporada nadie sabía que nivel ofrecerían los Giants. En 2011, la temporada en la que les tocaba defender el título conseguido no fueron capaces ni de jugar un solo partido de postemporada y en Arizona no parecía que tuvieran peor equipo que el año anterior.
Buster Posey fue uno de las grandes incorporaciones de los Giants en invierno, Posey ya era miembro de la plantilla, pero en 2011 sufrió una lesión grave que le mantuvo apartado de la competición durante gran parte de la temporada. Sin embargo, llegó al Spring Training totalmente recuperado y con ganas de empezar la temporada en plena forma. Posey es sin duda una de las estrellas de este equipo, no solo por su gran colaboración en ataque sino por la gran compenetración con todos los pitchers de la plantilla.
Con todo esto los de la Bahía empezaron la temporada de una forma tranquila, superando el 50% de victorias aunque con poco margen, por delante estaban los Dodgers con su gran inicio de temporada regular. Esos inicios algo dubitativos de San Francisco, fueron en parte por la lesión de Brian Wilson, y es que el excéntrico closer debía ser sometido a la cirugía Tommy John habiendo disputado tan solo dos partidos en la temporada.
Sin un closer claro, a finales de junio, San Francisco anuló la ventaja de los Dodgers al frente de la división, se mantuvieron allí hasta el cierre del período de fichajes. Durante esos días, los Giants hicieron dos de los mejores movimientos que se recuerdan, ficharon a dos buenos jugadores en su último año de contrato para intentar tener mejores opciones durante la temporada. Hunter Pence fue cambiado por Nate Schierholtz y Marco Scutaro fue fichado desde Colorado pese a no tener la mejor de sus temporadas. Durante el mes de agosto San Francisco mejoró y fue capaz de poner tierra de por medio a unos Dodgers algo desinflados. El último mes de competición sirvió para que los Giants aumentaran su ventaja en la división y se prepararan para la postemporada.
Como es común, en la postemporada llegaron las emociones fuertes. Tras una temporada mediocre, Tim Lincecum fue forzado a un papel desde el bullpen para estos playoffs.
En la ronda divisional, Cain y Bumgarner protagonizaban actuaciones pobres en los dos primeros partidos y ponían a San Francisco en la cuerda floja. En el tercer partido de las series, Vogelsong y el bullpen mantenían a San Francisco vivo para que un error de Cincinnati en la décima entrada salvara a los Giants del fin de su temporada. En el cuarto partido, Lincecum ganó con un relevo de 4 1/3 entradas y enviaba la serie al partido definitivo donde vencerían por 6-4 a los Reds.
Ya en la lucha por el campeonato, Bumgarner y Vogelsong tuvieron actuaciones dispares para empezar la serie con 1-1. El ataque no encontraba la forma de anotar y St. Louis tomaba una ventaja casi definitiva en la serie al dominarla por 3-1. Entonces la mayor arma de los Giants salió a la luz, el montículo. San Francisco logró ganar tres partidos seguidos concediendo solo una carrera en esas 27 entradas. Además, un ataque contagiado por las actuaciones desde el montículo apareció en el mejor momento de la temporada.
Ya sólo quedaban las Series Mundiales, que fueron tan esperadas como fugaces. Los Giants llegaban con todo el momentum de haber ganado seis partidos de win or go home. Y otra vez el montículo fue la causa de la victoria de San Francisco, los pitchers de los Giants dominaron a uno de los ataques más peligrosos de toda la liga e hicieron lo justo en ataque. En tan solo cuatro partidos se solucionaron unas Series Mundiales que son las segundas en los últimos tres años para unos Giants que esperan formar una dinastía.
La verdad es que armas no les faltan para seguir ganando en los próximos años. Por todos es conocido que la rotación es la gran arma de este equipo. Con dos veteranos que todavía rinden a un nivel extraordinario como son Barry Zito y Ryan Vogelsong y una juventud armada de calidad en Tim Lincecum, Madison Bumgarner y Matt Cain. Todos ellos se entienden con el también joven Buster Posey, que además aporta mucho con el bate. En ataque no son un equipo que anote muchas carreras, pero tampoco le hace falta. Tiene a jugadores que pese a no tener las mejores estadísticas de la liga son capaces de conseguir hits importantes en los momentos clave del partido. La conclusión es clara, los San Francisco Giants son un magnífico equipo del cual no se espera que baje el nivel en los próximos años.