A principio de temporada, mientras escribíamos nuestra previa de la AL Oeste, teníamos ciertas dudas entre si los Angels de Anaheim tenían suficientemente buen equipo como para finalizar terceros o cuartos en la División. Todo iba a depender de los Seattle Mariners, un equipo que había apostado fuerte para salir de ese agujero en el que se habían metido los últimos años, y que iba a pelear por no ser de nuevo el segundo peor equipo del Oeste. Ni de lejos veíamos a Los Angeles poniendo en apuros a Oakland o Texas, de quienes esperábamos que una vez más pelearan por el título hasta el último día. Predecir una temporada de MLB es mucho más complicado que en cualquier otra competición, por ello yo no nos lo tendría muy en cuenta, pero es que en el caso de los Angels es imposible ignorar el hecho de que este equipo no solo ha superado con creces nuestras expectativas, sino que de un año para otro pueden pasar de acabar con 78 victorias a tener el mejor record de la liga, y además sin apenas haber realizado ningún cambio drástico en su plantilla desde 2013. Eso sí que no se ve todos los días.
Una de las claves de esta magnífica temporada la tenemos que atribuir sin duda al gran rendimiento de su pitcher Garrett Richards, quien estaba teniendo uno de esos “breakout years” antes de la lesión de la que ahora hablaremos. Richards, quien nunca había mantenido un ERA inferior a 4.16 en sus tres temporadas como Angel, se había convertido en el verdadero “Ace” de ese pitching staff, con unos números extraordinarios después de 26 partidos (suficientes como para no considerar su rendimiento como algo meramente aleatorio) que le situaban como un posible candidato al Cy Young, gracias en gran parte a una excelente combinación fastball-slider entre su repertorio de lanzamientos. Entre todos los pitchers que han abierto un partido para los Angels esta temporada, Garrett Richards sumaba un WAR de 4.4, mientras que el resto del staff suma 4.5 de manera combinada, lo que da una idea de lo bueno que ha sido Richards en 2014, teniendo en cuenta sobretodo que los angelinos tienen $32 millones invertidos en Jered Weaver y C.J. Wilson.
Como comentaba más arriba, el pasado 20 de agosto Richards sufrió una desafortunada lesión que le va a dejar fuera el resto del año, dañándose el ligamiento de su rodilla izquierda mientras corría para cubrir la primera base ante los Red Sox, en un partido en el que buscaba su 14ª victoria de la temporada. En esta última semana, sin embargo, los Angels han ganado 5 de sus 7 partidos, con un grupo de lanzadores que está manteniendo el tipo por el momento y que se ha visto además favorecido al enfrentarse a un ataque de Oakland que no había estado en peor estado de forma en toda la temporada. Además, hay que tener en cuenta que en 2014 no hay un mejor ataque en las Major Leagues que el de Los Angeles, y eso sin duda puede compensar la falta de calidad en los lanzadores durante buena parte de la temporada. Como equipo lideran la MLB en wRC+ (110) y en WAR (25.0), e individualmente tienen todas las posiciones cubiertas con hasta 8 jugadores bateando por encima de la media de la liga.
Hasta aquí todo bien. Los Angels lograrán alcanzar los Playoffs sin lugar a dudas, y es posible que se hagan con el título de División al final de septiembre, pero ¿qué pasa cuando llegue octubre? Como siempre se dice, los Playoffs son una lotería donde los mejores pitchers tienen más boletos, y esa puede ser la perdición de los angelinos, quienes a primera vista no disponen de un staff para competir seriamente en la AL, y a falta de Richards, tan sólo Baltimore, entre los equipos mejor colocados para jugar en octubre, dispone de un grupo de lanzadores más modesto que el de Anaheim. La gran incógnita por lo tanto será saber hasta dónde pueden Trout, Pujols y Hamilton llevar a su equipo ahora que se encuentra huérfano de su mejor lanzador, y qué pasará cuando se tengan que medir cada noche a los Verlanders, Scherzers, Prices, Lesters, Samardzijas, Shields, y demás especímenes que dominan los montículos de la Liga Americana. Mi predicción, y teniendo en cuenta nuestro “track record” cuando se trata de hacer pronósticos, ¡es que no tengo ni la más remota idea!