Los impredecibles Playoffs de la MLB llegan esta noche a su momento culminante con el primer pitch en las World Series 2014, tras dejarnos una histórica postemporada que costará tanto de olvidar como de volver a ver, en la que los dos equipos más modestos del cuadro, con todas las apuestas y probabilidades en su contra, han demostrado una vez más que todo es posible, y que los Playoffs en las Grandes Ligas son algo diferente, algo incomparable a cualquier otro evento deportivo.
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Los caminos que ambos equipos han seguido hasta llegar a las Series Mundiales parecen haber sido muy distintos, pero su insistencia y su persistente juego los hacen más similares de lo que a simple vista parece. Por un lado, los San Francisco Giants llegan al Fall Classic siendo fieles a su estilo, peleando cada at-bat y nunca tirando la toalla, anteponiéndose con autoridad en dos Series en las que nadie les daba posibilidades, contra dos equipos como Washington y St. Louis que tenían todas las piezas necesarias para superar a San Francisco en todos los aspectos de juego, pero quienes acabaron sucumbiendo ante unos Giants que, al igual que en 2010 y 2012, han vuelto a demostrar que tienen ese “algo” que les hace favoritos cada vez que llegan a Playoffs. Quizás ese “algo” sea fruto del liderazgo de figuras como Pablo Sandoval o Buster Posey, de la incesante actitud ganadora de Hunter Pence o Madison Bumgarner, o de la dirección de un skipper como Bruce Bochy quien, sin hacer mucho ruido, se ha consolidado como uno de los mejores managers de las Majors hoy en día.
Para los Giants, sin embargo, su mayor problema es que se enfrentan a un equipo que les iguala en todas las facetas de su juego, un equipo con la misma actitud que San Francisco y que, además, se ha ganado el apoyo de todo el mundo, el nuevo “Equipo de América”. Los Kansas City Royals llegan a las World Series por primera vez desde 1985 y lo hacen tras ganar todos sus partidos disputados en estos Playoffs, desbancando a un favorito tras otro, silenciando a los bates rivales y manteniendo un estilo de juego más propio de la National League que de la American, utilizando la defensa y la velocidad en las bases como su mejor arma, y haciendo lo necesario para ganar noche tras noche, ya fuera en nueve entradas, en once, o en las que haga falta.
Si nos referimos a estas Series de 2014 como un evento histórico en el baseball puede sonar a cliché, pero es que realmente la ocasión lo merece; por primera vez en más de 110 años, que se dice pronto, los equipos que han alcanzado la Serie final lo han hecho logrando menos de 90 victorias en la temporada regular (89 de Kansas City y 88 de San Francisco) y es tan sólo la segunda vez que los dos finalistas entraron a Playoffs como “Wildcards”, la única vez anterior siendo en 2002, entre Angels y Giants.
Como hemos comentado más arriba, ambos equipos son excepcionalmente buenos en lo que se conoce como “Small ball baseball”, en jugarse bunts, correr las bases de manera agresiva y pelear por cada carrera sin disponer de mucho poderío en sus bates, algo que además se ve acentuado jugando en dos parques como Kauffman Stadium y el AT&T Park de San Francisco, donde las carreras y home runs son especialmente complicados de conseguir. Por eso, los pitching matchups y ambos bullpens van a tener una especial relevancia en estas Series donde, como ya hemos visto durante estos últimos veinte días, los detalles o una mala decisión en un at-bat cualquiera pueden ser decisivos en el resultado final. Para los Royals, la clave será mantener «el mojo» que les ha llevado hasta aquí, aferrarse a sus dominantes defensas y bullpen, y esperar pacientemente los turnos al bate de sus héroes Eric Hosmer y el favorito de la afición, Mike Moustakas. Por parte de San Francisco, la clave recaerá en lograr dominantes actuaciones de sus cuarteto Burmgarner, Hudson, Peavy y Vogelson, que Pence, Posey y Sandoval se crezcan en los momentos de mayor necesidad y aprovechar la ventaja que supone eliminar el designated hitter cuando jueguen en su campo. Por lo demás, esperar que cada uno haga su trabajo y tener una buena pizca de suerte.
Y para los que lo veremos desde nuestras casas, a desear que este 2014 histórico siga como hasta ahora y a disfrutar de unas World Series para el recuerdo.