Hoy los Pittsburgh Pirates han logrado su victoria nº81 del año y de este modo se han asegurado evitar tener un record negativo al vencer a los Chicago Cubs por 8 a 3. El third Baseman Jeff King lograba un Grand Slam y Jay Bell y Orlando Merced lograban cada uno un Home Run de dos carreras. Andy Van Slyke y la estrella del equipo, Barry Bonds, se unían a la victoria con un RBI cada uno. En otras noticias del día, Bill Clinton y George Bush continúan con sus respectivas campañas electorales de cara a los comicios electorales que se celebrarán el próximo 3 de noviembre. Mientras tanto, los paises europeos debaten el Tratado de Maastricht que supondrá la creación de un moneda única para el continente. Pasamos a la información del tráfico…
Estas son las noticias que podían oir los estadounidenses el 9 de septiembre de 1992; es decir, el último día en el que los Pirates se aseguraron por lo menos el 50% de victorias en la temporada. Desde entonces, los Bucs han sufrido una travesia por el desierto de 20 temporadas en las que la columna de las derrotas era más abultada que la de las victorias. Parece mucho tiempo a un espectador imparcial, así que podéis imaginar lo que a supuesto para los fans del conjunto pirata.
Años duros que parece que por fin han quedado atrás. El año pasado estuvieron a punto de cortar la racha al llegar con un récord de 72-64 al 5 de septiembre, pero un record de 7-19 en los últimos 26 partidos les dejó en 79-83 y con balance negativo. Lo que estaba claro es estos no son esos Pirates que se habían convertido en unos lovable losers, una mezcla de adorable hazmerreir de la liga y equipo que cae bien a todos y al que todos animan en secreto. Ahora son un aspirante más que serio a llevarse su división ante unos Cardinals que, con su facilidad para lograr victorias a lo largo de estas dos décadas han sido el caso opuesto a los de Pittsburgh, y quién sabe de lo que son capaces una vez en la postemporada.
Muchas cosas han cambiado en la franquicia desde 1992. Ted Simmons ya no es el General Manager, Jim Leyland ya no dirige al equipo desde el banquillo y, por supuesto, no queda ni un solo jugador en la plantilla actual que estuviese en el último conjunto ganador. El timón de la franqiuicia lo lleva ahora desde los despachos Neal Huntington, que ocupa el cargo desde Septiembre de 2007. En este tiempo ha demostrado tener buenas dotes para el cargo: paciencia a la hora de desarrollar talento (véase Andrew McCutchen, al que ha mantenido en el equipo sin traspasarlo en los peores momentos del equipo; veremos si los Marlins hacen lo mismo con Stanton), buen ojo en los drafts (Pedro Álvarez), paciencia con los managers (Clint Hurdle y la debacle del año pasado) y buen ojo en los traspasos (el renacer de A.J. Burnett con los Yankees pagando buena parte de su salario).
El dugout está ocupado por Clint Hurdle que llevó a los Rockies a las World Series en 2007, año en que quedó tercero en la votación de Entrenador del año en la NL. Llegó al PNC Park en 2011 y cogió a un equipo que venía de una temporada desastrosa en la que con un récord de 57-105 quedó último de toda la MLB. En su primera temporada llegó a las 72 victorias y, como ya hemos contado, el año pasado estuvo a un pasito de romper la gran racha negativa. Por fin este año lo logrará y tendrá su huequito en la historia del club. Gran labor la del skipper que ha sabido hacer crecer a algunas de las piezas claves de la franquicia como McCutchen, Álvarez y Starling Marte.
En el campo la gran piedra angular es Andrew McCutchen, una de las grandes estrellas no sólo del equipo, si no de todas las Majors. El centerfielder ha sido la cara de la franquicia desde su debut en 2009. Desde ese año todo ha sido mejorar. La del año pasado fue sin duda alguna su mejor campaña, logrando mejores marcas personales en carreras (107), hits (194), Home Runs (31), RBI (96), promedio (.327), OBP (.400) y Slugging Percentage (.553). Todo esto le sirvió para lograr su segunda participación en el All-Star Game, el tercer puesto en la votación del MVP de la NL, el Gold Glove y el Silver Slugger Award. Sin embargo, le faltó el éxito a nivel de equipo. Este año tiene una línea de .322/.403/.514 y un OPS+ de 159 a lo que hay que sumar 19HR, 76RBI y 27 bases robadas. Además, el año pasado acabó segundo en WAR en la National League con un dato de 7.2 y este año lo ha mejorado llegando a 7.4 hasta ahora, liderando toda su liga.
Si McCutchen es la gran estrella y claro ejemplo de jugador completo, Pedro Álvarez es el power-hitter por excelencia de la plantilla. Es verdad que el promedio de bateo en su carrera (.235) y, sobre todo, su OBP (.306, .294 este año) dejan bastante que desear, pero 62 Home Run en los dos últimos años es algo que cualquier manager querría en el corazón de su lineup y este hecho ya le ha llevado a su primer Home Run Derby y All-Star Game este año. El otro pilar joven es el outfielder Starling Marte. El de Santo Domingo ha despuntado en su primera temporada completa en las Mayores al llegar a .282 de promedio, sumando 11HR y, aún más interesante, 10 triples (y el dato más curioso, 21 hit-by-pitch). Su guante no se queda atrás y su WAR defensivo ha subido hasta 1.7, haciendo que su WAR total explotase hasta 5.0. (Sí, sólo con McCutchen y Marte los Bucs ya acumulan 12 victorias extra gracias al outfield).
El resto de position players son jugadores que sin ser estrellas, aportan lo necesario para impulsar los buenos resultados del equipo ya sea como everyday players o platoon players. Me estoy refiriendo a Russell Martin, Gaby Sánchez, Neil Walker, Garrett Jones y compañía. Además, la gerencia ha sabido moverse bien en el periodo de traspasos para solventar el gran problema que tenía la plantilla: el rightfield. Marlon Byrd llegó desde los Mets para ocupar la parte derecha del outfield y en sus 11 partidos con los de Pittsburgh ha respondido muy bien con un OPS+ de 152 y 8RBI.
Y luego tenemos el pitcheo. El otro gran motivo de alegría Buc. El cuerpo de lanzadores de los Pirates es el tercero mejor de toda la MLB según su ERA (3.31), sólo por detrás de Atlanta y los Dodgers. El staff titular es el quinto en ERA, 3.58; noveno en victorias, 54; séptimo con menos derrotas, 44; cuarto en shutouts,15; y, quinto en promedio de bateo permitido a los rivales, .248. Por si eso no fuesen suficientes buenas noticias, todos los titulares han estado a gran nivel. De los seis pitchers con más titularidades, el peor ERA es de 3.74. Entre todos los abridores destacan tres nombres. A.J. Burnett llegó desde los Yankees antes de la temporada 2012, como un pitcher en clara decadencia y está viviendo una segunda juventud. Tanto es así que esta está siendo la mejor campaña de su carrera. 3.31 de ERA, 1.239 de WHIP y 9.7K/9. Sólo está teniendo mala suerte a la hora de lograr victorias, ya que su balance personal es de tan solo 7-10. Jeff Locke es, con 25 años, uno de los miembros más jovenes del cuerpo de titulares y tras dos años con apariciones esporádicas, por fin se ha asentado como un abridor fijo y fiable. Su gran actuación le ha servido para participar en su primer All-Star Game. Por último tenemos a Francisco Liriano. El dominicano llegaba de los White Sox en la offseason para completar la rotación tras varias campañas desastrosas en Minnesota y Chicago (excepto 2010) y ha acabado teniendo el mejor año de su carrera (similar a la que en 2003 le convirtió en All-Star): ERA de 2.98, WHIP de 1.228, 9.2K/9 y un WAR de 2.8 (un dato significativo si lo comparamos con su -0.4 en 2012 con los Twins y de 0.3 con los ChiSox el año pasado). Lo mejor es que es una rotación bastante joven: Liriano tiene 29, Locke 25, Charlie Morton 29 y Gerrit Cole 22. Además hay más ayuda en camino, ya que el farm system de los Bucs cuenta con uno de los mejores prospectos de la actualidad (segundo en los Pirates y 19º en la MLB según Baseball America): Jameson Taillon.
El problema que ha tenido el pitcheo titular ha sido que no duraban mucho en los partidos (24º con 810.2IP) pese a sus buenos números. Por fortuna, la papeleta la ha solventado la que ha sido la gran guinda en el pastel de Pittsburgh y una de las grandes sorpresas de la presente temporada: el bullpen. El cuerpo de relevistas del equipo es el segundo que más entradas ha lanzado en las Majors, 489.0, y lo ha hecho con números impresionantes. Tercero en ERA (por detrás de Atlanta y Kansas City) y saves con 2.89 y 46, respectivamente. Además son los séptimos en victorias y los séptimos con menos derrotas. Y han hecho todo esto sin dar opciones a los bateadores rivales que sólo han logrado acumular un promedio de bateo de .223. Su dominio ha sido tal que se les ha dado un apodo: Shark Tank (algo así como Acuario de Tiburones). Varios de esos devoradores de hitters destacan por encima del resto. Justin Wilson, Vin Mazzaro y Tony Watson actuan de middle reliever y setup men y ninguno tiene un ERA superior a 2.65, ¡2.65! Luego tenemos a Mark Melancon que llegaba en la offseason dentro de un paquete de jugadores desde los Red Sox a cambio del closer del año pasado, Joel Hanrahan. Era un trade con el que los Pirates salían perdiendo claramente. Hanrahan había sumado 76 saves en dos años y Melnacon llegaba tras un año nefasto en Boston con ERA de 6.20. ¿Cuál ha sido el resultado del trade? Hanrahan sólo ha lanzado 7.1IP este año por lesión y la última vez que se subió al montículo fue el 6 de mayo. Por su parte, Melancon ha sido un fijo en Pittsburgh, lanzando 63.1 entradas con unas estadísticas de (atención, por favor) 0.85 de ERA, 417 de ERA+ y 0.853 de WHIP (no, no hay errores), que le han valido para ganarse su primera presencia en el All-Star Game. Últimamente, también se está encargando de cerrar los partidos, acumulando 12 saves. Y se ha tenido que encargar él porque la gran estrella del bullpen estuvo lesionada durante mes y medio hasta hace una semana. Jason Grilli es uno más de esos lanzadores que parece que rejuvenecen en cuanto se han puesto la gorra con la P. Tras una carrera larga, pero bastante mediocre, llegaba al PNC Park en 2011 con 34 años y no ha vuelto ha tener un ERA a final de año superior a 2.91. Y esta campaña ha sido la de su explosión definitiva. Le asignaron las labores de closer y respondió con creces. 30 saves (nunca había logrado más de 2) en 31 oportunidades, 2.45 de ERA y 0.955 de WHIP. Por supuesto, fue al All-Star Game. Fue una verdadera lástima que se lesionase a mediados de julio; pero ya ha vuelto y seguro que el club le ha recibido con los brazos abiertos de cara al tramo final de la temporada regular y a los Playoffs. Es por este tipo de historias, por las que los Pirates caen bien a la gente, están llenas de historias de superación como en las películas. Por eso y porque es imposible que no te caiga bien un equipo a cuyo bullpen le gusta tanto su apodo que pone un acuario con un tiburón de verdad en el vestuario.
Ahora los Pirates tienen una dura pugna con Cardinals y Reds por ganar la NL Centro y por evitar tener que jugar fuera de casa el partido de Wild Card. Porque sí que parece seguro que entrarán en postemporada aunque sea como Wild Card. Eso sí, sea cual sea su puesto final y sea cual sea el rival y el estadio, estos nuevos Bucs no van a ser un rival sencillo para nadie porque seguro que se van a dejar la piel en el campo para que el paso por los Playoffs dure lo más posible. Desde luego, tras tanta espera deben de llegar descansados y con ganas de abordar a los rivales.