Parte alta de la séptima entrada del Mets-Nationals de turno, los jugadores salen de la penumbra de los banquillos y se disponen todos en línea recta con la gorra en el pecho y mirando con gesto nervioso al cielo. Para algunos es el momento perfecto para tomar un poco de aire y enfrentar las dos entradas (y media) que le quedan al partido, y para otros (en la grada normalmente) es el momento perfecto para irse al aseo o evitarse la cola y comprarles unos perritos a los niños. Entre tanto, un oficial del Ejército hace acto de presencia en el ballpark y se dispone a entonar el más que sonado God Bless America. Pero no siempre fue así.
Siempre hemos concebido el béisbol como un deporte de tradición, hecho a la antigua y con dificultades para evolucionar, y la verdad es que es cierto, ya que podríamos ver un partido de 1920 y otro del 2015 y probablemente el desarrollo del juego sería prácticamente igual. Se podría asegurar con casi toda totalidad que el «Old Ball Game» apenas ha cambiado desde su creación allá por 1840. Y esto de cantar en los estadios tampoco se salva. O por lo menos en parte.
Datar el comienzo de esta tradición es complicado, pero toda esta historia del «Seventh Inning Stretch» probablemente comenzó (y como no podía ser de otra manera) en Nueva York, a orillas del rio Hudson, concretamente en el Manhattan College. En junio de 1882, Brennan Jasper, que además de entrenador, fue la persona que trajo el béisbol a esta universidad, se encontraba jugando un importante partido contra los Metropolitans. El desarrollo del choque estaba siendo tan frenético que sus jugadores no podrían aguantar el resultado hasta el final del encuentro si no pedía un tiempo muerto. Es lo que hizo Mr. Jasper, dio un respiro a sus chicos y ya con energías renovadas salieron al campo listos para barrer a los rivales. Parece ser que a Jasper y a sus pupilos les dio tan buen resultado la estrategia que los demás equipos empezaron a copiarla, empezando a llamar a la séptima entrada «The Lucky Seventh» ya que siempre se le daba a esta parte del partido un carácter especial debido en parte a la superstición de jugadores y aficionados.
Además de esta historia hay bastantes más, ya que no se empezó a usar el «Stretch» en todos los estadios a la vez. Pero si hay alguna especial en particular, probablemente sea la que le ocurrió durante la séptima entrada al 27º presidente de los Estados Unidos de América, William H. Taft que, deleitándose de una tarde de béisbol en Pittsburgh, se vio aquejado de unos dolores en las posaderas, obligándole a levantarse de su asiento y moverse un poco para aliviar el dolor. Los asistentes al espectáculo, obligados de alguna forma por su mandatario, se levantaron y estiraron las piernas al igual que Taft, dando de alguna forma lugar a la aprobación presidencial del «Seventh Inning Stretch».
Y no fue hasta 1934 en Los Angeles donde se interpretó por primera vez una canción en la séptima entrada de un partido de béisbol: el famoso Take me out to the Ballgame. De ahí en adelante la costumbre fue evolucionando y ganando fama, y es que realmente no se sabe a ciencia cierta en que año llegó a la MLB, pero en 1981 empezó a ser popular en la mayoría de los estadios profesionales. En parte fue debido a Harry Caray, comentarista para los Chicago Cubs, que comenzó a cantar para todo el estadio (y telespectadores) la canción que acabamos de mencionar durante los partidos. De ahí en adelante los de Illinois invitarían a las figuras mas característica de la Windy City, así como Mike Ditka, Mr. T y John Cusack entre muchos otros, modelo que copiarían los demás equipos bien con el Take me out to the Ballgame o también con el mas moderno God Bless America. Éste último es normalmente interpretado por miembros y ex miembros del ejército de los Estados Unidos.
La historia del God Bless America es un poco diferente, ya que se empezó a interpretar en el Yankee Stadium tras los atentados del 11S en honor a las personas que perecieron en los sucesos. Aunque al principio solo se cantaba en días específicos como el Memorial Day o las World Series entre otros, poco a poco le fue ganando terreno al Take me out to the Ballgame. Y no solo en Nueva York, prácticamente en todos los ballparks de la MLB se empezó a cantar esta canción en la parte alta de la séptima, convirtiéndola a diferencia de la segunda en un símbolo de patriotismo y respeto. Con suerte, la próxima vez que veas un partido, te animas a cantar el God Bless America en vez de hacer una paradita en el baño, porque ya se sabe: todo buen fan de Béisbol que se precie debe estar pegado al sillón todo el partido, incluido por supuesto, en el «Seventh Inning Stretch».