Desde su llegada a los Estados Unidos, el cubano José Abreu se ha establecido como uno de los Primeras Bases con mayor proyección de la liga, aspirando esta temporada a un posible trofeo como “Rookie del año” del que posiblemente sólo acabe separándole el japonés Tanaka, y ayudando a mejorar a unos Chicago White Sox que de un año a otro se han convertido en uno de los mejores ataques de la Liga Americana, además de asegurar un relevo generacional en la posición dentro del equipo una vez las carreras de Paul Konerko y Adam Dunn lleguen a su fin.
Esta última semana se le dio especial atención a Abreu después de que se hiciera un hueco en la historia de las Grandes Ligas tras lograr su 20º Home Run de la temporada habiendo jugado tan sólo 58 partidos, una proporción tan sólo superada anteriormente por dos jugadores, Wally Berger, quien alcanzó tal cifra tras disputar 51 encuentros en 1930 con los Boston Braves, y Mark McGwire, quien en 1987 tardó 56 partidos en conseguir el mismo hito como jugador de los Oakland Athletics. Además, Berger, con 38, y McGwire, con 49, mantienen aún los récords de más Home Runs logrados por un Rookie en la NL y AL, respectivamente. Haciendo números, Abreu está bateando esta temporada 0.349 Home Runs por partido, lo que al final de los 162 de liga regular le garantizarían un total de 56, suficientes como para superar el récord de McGwire, algo que realísticamente se antoja complicado puesto que el cubano no va a jugar los 162 partidos de la presente campaña.
En el círculo de scouts de equipos de las Majors, cuando se habla de José Abreu se le define como uno de los jugadores con más “raw power” de la liga, lo que se traduce como fuerza natural o innata con el bate, algo que si se pule puede colocarle entre la élite de bateadores en Primera Base. Uno de los datos que más llaman la atención al analizar esta primera parte de la temporada de Abreu es su extraordinario y fuera de lo común Isolated Power (ISO), un número que refleja la capacidad del bateador para conseguir Extra-base hits: mientras que la media en baseball está alrededor del .145, Abreu lidera la liga con .352 (Edwin Encarnación de Toronto le sigue con un .319, y nadie más supera la barrera de los 300 puntos), casi nada. Ahí no acaba la cosa, porque otro de los datos en los que el cubano aparece como el líder de las Majors es su ratio entre Home Runs y Flyballs, o lo que es lo mismo, el número de ocasiones en las que un jugador consigue un Home Run en relación a las veces que pone la bola en el aire, excluyendo Line Drives. La media de la liga en esta ocasión suele estar en el 10%, mientras que el HB/FB de Abreu se va hasta el 35.7%, con más de 11 puntos de diferencia respecto a Giancarlo Stanton, quien es segundo en esta categoría. Por si había alguna duda, creo que es posible afirmar que Abreu dispone del llamado “raw power”.
Aun así, José Abreu no deja de ser un Rookie en la MLB, y como novato tiene alguna faceta en su juego ofensivo en la que podría mejorar sustancialmente. En su caso es una pobre disciplina en su bateo, y es que el cubano es el tercer jugador de las Majors que más pitches fuera de la strikezone intenta batear, lo que le está suponiendo un alto porcentaje de strikeouts y un nada especial On-Base Percentage de .330, además de obligarle a ver muchas más breaking balls y menos fastballs durante sus turnos al bate. Pese a ello, dudo mucho que los White Sox quieran cambiar el juego de Abreu en absoluto, y es que el slugger de Chicago está siendo una de las principales causas de que los Sox le hayan dado la vuelta a una mediocre ofensiva en 2013 y de que tan sólo un buen grupo de pitchers les puedan convertir en aspirantes en la AL Centro.
Lo más probable es que algunos de los extraordinarios números de Abreu no se mantengan hasta el final de temporada, pero hemos visto suficiente de él como para confiar en que sea uno de los más entretenidos bateadores de la Liga Americana en el futuro reciente, y que le dé a Ken “The Hawk” Harrelson alegrías como ésta, que se las merece.