La espera por el ansiado título terminó
En la década de los ’50 las energías industriales empezaron a disminuir e importantes fabricantes empezaron a trasladarse a otras ciudades donde les era más barato producir. En consecuencia, la actividad en Brooklyn se vio reducida en los muelles, que se vieron pequeños frente a los puertos que tenían mayor capacidad para recibir contenedores. La fuga de fábricas y con ella, de empleo, junto a las facilidades de préstamo que proporcionaba el gobierno para conseguir una vivienda, estimuló a la clase media a abandonar los viejos barrios y suburbios. Cientos de miles de residentes abandonaron Brooklyn para trasladarse a Queens, Long Island, Staten Island y New Jersey.
Por su parte, los Brooklyn Dodgers perdieron el vigente campeonato de la Liga Nacional frente a los Phillies de Philadelphia. El presidente Branch Rickey dejó el club para poner rumbo a los Pittsburgh Pirates, y su puesto lo ocupó Walter O’Malley.
En 1951, los Brooklyn Dodgers encabezaron la Liga Nacional desde el principio gracias al gran receptor Roy Campanella que ganaría su primer MVP, dejando incluso una brecha de 13 juegos ante sus rivales y perseguidores, los New York Giants. No obstante, durante las últimas seis semanas el equipo se vio envuelto en una mala racha, viéndose alcanzados por los Giants que forzaron una serie por desempate para el banderín de la Liga Nacional. Aquella serie será recordada para la historia por el golpeo de Bobby Thomson conocido como «The Shot Heard ‘Round the World» que le dio la victoria a los Giants.
Una vez más, los Dodgers se estrellaban contra un equipo del otro lado del río, pero los de Brooklyn salieron bien de aquello y el equipo remó fuerte rumbo a ganar dos años consecutivos (1952-53) el banderín de la Liga Nacional a los mismos vecinos. Roy Campanella firmó otra gran temporada en 1953 valiéndole por su segundo premio a mejor jugador del año.
En ambas Series Mundiales, como no podía ser de otra manera, les esperaban los New York Yankees, toda una dinastía del béisbol por la que se vieron derrotados en ambos cursos; Casey Stengel conseguía su quinta corona consecutiva en cinco años como manager de los Bombarderos del Bronx, una hazaña sin precedentes. La historia volvía a repetirse, y los aficionados de Brooklyn tendrían que esperar otra temporada más para poder ver a su equipo campeón. Lo de “esperar hasta el año que viene” se había convertido en el lema no oficial del equipo.
Para conseguir el título de una vez por todas, llega a la franquicia Walter Alston, que en su primera campaña no consigue alcanzar a los New York Giants y se queda a cinco juegos de alzarse con el banderín de la Liga Nacional. Los tristes aficionados de Brooklyn, temerosos al futuro, veían como sus vecinos alcanzaban la gloria año tras año. Envueltos en la hegemonía absoluta de los Yankees y sufriendo cada año a los Giants en su propia liga, pudieron al fin, levantar la cabeza en 1955. Orgullosos de su barrio, orgullosos de su equipo y orgullosos de Brooklyn.
Ese año de 1955, los Dodgers tomaron la iniciativa desde el principio de la temporada y no se vieron desafiados en ningún momento por otra plantilla. Fueron lanzados al título de la Liga Nacional, dejando una diferencia de más de 13 juegos con su perseguidor. Roy Campanella ganó su tercer MVP, Duke Snider firmó una de sus mejores temporadas, y en el montículo Don Newcombe se consagró como uno de los mejores de la liga gracias a un record de 20-5. Todo estaba encaminado para lograr las Series Mundiales, sexta aparición en quince años, pero de nuevo estaban los rivales del Bronx delante. Esta vez con distinto resultado, los Brooklyn Dodgers se proclamaron campeones del mundo.
Adiós a Brooklyn
En una disputada lucha a tres bandas por el banderín de la Liga Nacional en 1956, los Dodgers repitieron como campeones. Gran parte de culpa la tuvo Don Newcombe, quien superó su anterior campaña y además de conseguir el MVP, consiguió el premio Cy Young por primera vez para la franquicia de Brooklyn. En las Series Mundiales, volvieron a enfrentarse a los New York Yankees, sin repetir fortuna, en la sexta derrota en el Clásico de Octubre frente a sus vecinos. Sexta también fue la corona,que consiguió Casey Stengel, la penúltima al frente de los Yankees.
Fueron las últimas Series Mundiales para los Brooklyn Dodgers y para Jackie Robinson, que se retiraría al final del curso después de rechazar un traspaso a sus vecinos y rivales, los Giants. Nadie podía pensar en aquel momento que estaban ante las últimas Subway Series con estos dos protagonistas.
Y es que Walter O’Malley llevaba unos años pidiendo a la ciudad de Nueva York que le construyeran un nuevo estadio en el barrio de Brooklyn. Llegó a amenazar al alcalde Robert Wagner con llevarse al equipo de la ciudad, pero este no se tomó las amenazas en serio. Sí lo haría cuando Los Ángeles le ofreció a O’Malley un nuevo estadio en el área Chavez Ravine. Wagner hizo un último intento desesperado para mantener la franquicia en la ciudad, y estaba dispuesto a construir un nuevo estadio en el barrio de Queens, sin embargo O’Malley solo estaba interesado en construir un estadio bajo sus condiciones en Brooklyn.

No solo tomó la decisión de llevarse la franquicia a Hollywood, sino que convenció a Horace Stoneham, dueño de los New York Giants, de que llevara su franquicia a San Francisco en vez de a Minneapolis como tenía planeado para mantener la rivalidad neoyorquina. Los de Brooklyn jugaron su último partido en el Ebbets Field el 24 de septiembre de 1957.
Brooklyn había perdido su identidad. Los Dodgers fueron un símbolo de Brooklyn tanto o más como lo es su famoso puente. Siempre tenían algo que ofrecer a sus ciudadanos, pero sobre todo era un punto de coincidencia y de unión para la diversa población trabajadora e inmigrante que se reunía en cada juego del Ebbets Field. Justo ahora, cuando aquellos aficionados podían alzar la cabeza orgullosos de haber ganado unas Series Mundiales a los Yankees, el equipo se marchaba como lo hacían sus ciudadanos y fabricantes. Fue el fin de la edad de oro de Brooklyn.
El resurgir de Brooklyn y el retorno del béisbol
A pesar de la decadencia vivida en las últimas décadas, que coincidió con la marcha de los Dodgers a Los Ángeles, en 1990 la suerte de Brooklyn pareció cambiar y empezó a resurgir de sus cenizas.
El crimen decayó de forma considerable, y barrios del borough como Brooklyn Heights, Fort Greene y Clinton Hill empezaron a resultar una opción atractiva para los nuevos inmigrantes que llegaban a Nueva York. A ellos se les sumaban residentes vanguardistas de Manhattan que se mudaban a Brooklyn atraídos por la nueva y famosa Academia de Música, haciendo de Brooklyn un nuevo barrio multicultural y de artistas.
El año 2001 sería importante para el béisbol en Brooklyn. El deporte regresó a la ciudad de mano de los Brooklyn Cyclones después de 43 años. Los Cyclones son una franquicia afiliada a los New York Mets de la MLB que juega en el MCU Park, un ballpark con una vistas inigualables cerca del paseo marítimo de Coney Island. Tiene una capacidad para 7.000 espectadores y es uno de los más grandes en las Ligas Menores.
Los Brooklyn Cyclones saben donde juegan, respiran el gran espíritu y pasión con el que se vive el béisbol en esa zona de Nueva York, conocen y respetan su pasado, su legado. Y por eso, la franquicia ha retirado los dorsales de los míticos jugadores de los Dodgers: Duke Snider (4), Gil Hodges (14), Carl Eskine (17), Don Newcombe (36) y Jackie Robinson (42).