Recuperado ya su antiguo nombre y bajo la dirección de Max Carey, los Brooklyn Dodgers acabaron terceros en su primera temporada con un balance de 81-73. Peor les fue en la siguiente, la última antes de que Carey dejara el puesto, acabando en una discreta sexta posición en su última campaña.
En 1934, Casey Stengel se convirtió en el nuevo director de los Dodgers. Stengel estuvo en el equipo tres temporadas, todas ellas perdedoras ya que, en cada una de ellas, los de Brooklyn perdieron al menos 80 juegos. No fue el final de Stengel en el béisbol y tampoco en Nueva York. Casey llegó a los Yankees en 1949, siendo un dolor de cabeza para su ex equipo en múltiples ocasiones como iréis descubriendo en este artículo.
Fue Larry MacPhail, que venía de actuar como presidente ejecutivo y gerente general en los Cincinnati Reds, quien traería las primeras glorias para el equipo del borough cuando llegó a la franquicia en 1938. MacPhail sería fundamental en el desarrollo de la franquicia dentro y fuera del diamante como se vería posteriormente con grandes innovaciones para el deporte de la pelota. En su primer año, el gerente trajo la instalación de luz al Ebbets Field y con ello el primer juego de noche en Brooklyn.
En 1939, ya como presidente del equipo, MacPhail fichó a Leo Durocher como manager; Durocher, que mantuvo el cargo hasta 1946 (y volvió en 1948) fue el primer entrenador estable tras los años de Wilbert Robinson. Ese mismo año, a lo que extradeportivo se refiere, consiguió todo un «grand slam»: los Dodgers se convitieron en el primer equipo de Nueva York en permitir la emisión de sus juegos por radio, escuchándose los mismos en todo el área metropolitana.
Y no sería la última novedad que MacPhail tenía preparada para los habitantes de Brooklyn. Un sábado, 26 de agosto de 1939, se emitió por primera vez en la historia un partido de béisbol por televisión, con los Brooklyn Dodgers y los Cincinnati Reds como protagonistas en el Ebbets Field de Brooklyn. En aquel momento la televisión estaba dando sus primeros pasos, no existía la programación regular, y muy pocos hogares contaban con un aparato. Alrededor de 400 personas pudieron ver el juego televisado en el área de Nueva York narrado por el ahora Hall of Famer Red Barber. El coste para enviar la imagen ascendió a $125.000, tuvieron que utilizar dos autobuses, uno para efectuar la transmisión y otro con el equipo de producción. Técnicamente, la emisión fue difícil ya que solo contaban con dos ángulos de cámara fijos. Aun así, fue todo un éxito y empezó a invertirse en el medio.
A los Dodgers parecía hacerles bien tanta novedad e innovación pues recuperaron la senda de la victoria, y quedaron en un tercer y segundo puesto en los dos años siguientes.
Entrados ya en 1941 y dirigidos por el MVP Dolf Camilli, los Dodgers se hiceron con su primer campeonato de la Liga Nacional en 21 años con un récord de 100-54 para superar a los St. Louis Cardinals. En las Series Mundiales, les esperaban las Subway Series contra los New York Yankees donde los Bombarderos del Bronx les pasaron por encima con 4 juegos sobre 1. Aquella era la primera de muchas derrotas los últimos días de la temporada contra su vecino rico de Manhattan.
En el curso siguiente, los Dodgers fueron capaces de mejorar su récord con cuatro victorias más (104-50), sin embargo no lograron hacerse con el banderín de la Liga Nacional que finalmente se llevaron los Cardinals con un récord de 106-48, para más tarde ganarle las Series Mundiales a los Yankees por 4 juegos a 1.
El debut de Jackie Robinson
Entre las dos temporadas anteriores (1941-42), Estados Unidos había sufrido el ataque de Pearl Harbor. Como consecuencia de este ataque, declararon la guerra a Japón y entraron de lleno a la Segunda Guerra Mundial de mano de los aliados. En 1943, el presidente Roosevelt envió un gran número de soldados estadounidenses a Egipto para librar la batalla de El Alamein (que después ganaron los alemanes). Eso provocó que muchos estadounidenses tuvieran que alistarse y hacer el servicio militar, entre los cuales había varios jugadores estrella de los Brooklyn Dodgers. En esta primera temporada, sin varios de sus peloteros, el equipo cayó a un tercer puesto con un registro de 81-72. Al año siguiente, con muchos de sus jugadores todavía luchando en Europa y el Pacífico, su récord se vio aún más empobrecido y cayeron a la séptima plaza de la liga.
Mientras varias estrellas del equipo volvieron de la guerra en la temporada de 1945, el nuevo presidente de los Dodgers, Branch Rickey, recién llegado de varios éxitos en San Luis donde creó el farm system más famoso del mundo, tenía la intención de romper la barrera de color en el béisbol y firmar jugadores afroamericanos en las Grandes Ligas. Después de una exhaustiva búsqueda en las Negro Leagues, Rickey decidió firmar a Jackie Robinson de los Kansas City Monarchs, quien había hecho una prueba anteriormente con los Boston Red Sox y finalmente no fue contratado.
Robinson venía de participar en la Segunda Guerra Mundial con el ejército de los Estados Unidos donde consiguió el grado de segundo teniente. Rickey no solo buscaba un buen jugador de béisbol, buscaba un hombre que fuera capaz de soportar la segregación y los insultos varios que se encontraría cuando saliera a jugar al diamante.
Ya en propiedad de los Dodgers en 1946, Jackie Robinson jugó en el equipo afiliado de las Ligas Menores, los Montreal Royals, en los que encabezó la Liga Internacional con un promedio de .349 y 40 bases robadas. Su primera temporada con los de Montreal le servió para promocionar a las Mayores el año siguiente.
El 15 de abril de 1947 será recordado en adelante para la historia del béisbol y de los Estados Unidos. Jackie Robinson debutó en las Mayores con los Dodgers, saltando a jugar con el número 42 como primera base en el Ebbets Field de Brooklyn, convirtiéndose así en el primer jugador afroamericano en hacerlo y rompiendo la barrera de color en el pasatiempo nacional.
Aunque ahora es celebrado y aplaudido por todos con su propio día en la MLB, no fue una transición sencilla en aquella época. Jackie tuvo que enfrentarse a insultos racistas en los diferentes ballparks que visitaba, e incluso a amenazas de muerte de los equipos rivales advirtiéndole de que no le querían en su ciudad, solo por ser de color. Pura segregación racial.
Robinson demostró su coraje como jugador y, sobre todo, como ser humano, superando la intolerancia y respondiendo a ella de la mejor manera que podía, jugando al béisbol. Acabó su primer curso con un promedio de .297, anotando 125 carreras y robando 29 bases, que le llevaron a alzar el premio a mejor novato del año. Suficiente para los Dodgers para ganar el banderín de la Liga Nacional, pero no para hacerse con las Series Mundiales.
Los Brooklyn Dodgers volvieron a caer contra los New York Yankees en lo que sería su cuarto viaje fallido por ser campeones del mundo. Los de Brooklyn llevaron al séptimo juego a los del Bronx con una captura de Al Gionfrido a Joe DiMaggio en el sexto juego, pero volvieron a caer en el momento definitivo, postergando un año más el campeonato.
Después de una suspensión de un año tras una oscura historia, Leo Durocher volvió a ponerse al timón del equipo. Sin embargo, fue suspendido a mitad de temporada de nuevo y eventualmente sustituido por Burt Shotten, el hombre que dirigió al equipo la mayor parte de la anterior campaña donde fueron campeones de la Liga Nacional. Los Dodgers terminaron el 1948 en tercer lugar, con un registro de 84-70.
Al año siguiente, los Dodgers se vieron en una lucha de ida y vuelta con los St. Louis Cardinals durante toda la temporada. Jackie Robinson, que vivió su mejor año como jugador, lideró la Liga Nacional en bases robadas y terminó entre los líderes de varias categorías ofensivas para finalmente hacerse con el premio MVP a mejor jugador del año.
Una vez más, por quinta vez, los Dodgers llegaron a unas Series Mundiales. Y una vez más, delante estaban los New York Yankees, esta vez dirigidos por Casey Stengel, quien estuvo tres temporadas al frente de los Dodgers y volvía a entrenar en Grandes Ligas tras pasar varios años en las Ligas Menores después de que fuese despedido de la franquicia de Brooklyn. Fácilmente, los Bombarderos del Bronx volvieron a ser los flamantes campeones del mundo por 4 juegos a 1, sumando así su duodécima corona.