Cada promoción hacia las Grandes lLgas es un triunfo. El rookie ha ascendido a la cúspide de su profesión, ha cumplido un sueño y demostrado su validez y su capacidad de sacrificio. Cada rookie en la MLB merece todo el apoyo posible.
Sin embargo, el nuevo inquilino en el vestuario de los Pittsburgh Pirates, Gift Ngoepe, debe estar aún más orgulloso. Ha llegado a la Major League Baseball, un sitio donde nunca antes se había visto a alguien como él. Mientras la industria del béisbol sufre porque el número de jugadores afroamericanos desciende en favor de otros deportes, ha llegado Ngoepe, un infielder que se ha convertido en el primer africano en jugar en la MLB.
Ngoepe, que ahora mismo tiene 27 años, nació en Polokwane, Sudáfrica, y firmó en septiembre de 2008 un contrato por valor de $15.000 con los Pirates. En sus primeras cuatro temporadas no consiguió destacar ni ser ascendido desde la Class A. En sus siguientes cuatro, consiguió hacerse un hueco en la AAA.
El hito más especial de su carrera, sin embargo, se produjo el pasado abril, cuando consiguió ser llamado por los Pirates para debutar en las mayores en un partido complicado. El recién ascendido se las tuvo que ver contra los Cubs, que ese día alineaban a Jon Lester en el montículo. Aun así, en su primer at-bat consiguió un single.
Tras su debut, el africano donó su gorra al Salón de la Fama de la MLB en Cooperstown, NY, pero se quedó su bate porque, como él mismo dijo, “aún le quedan hits que batear”. Tras su debut, y con el mismo bate, siguió jugando bien contra Miami, donde consiguió tres hits más, y ante Cincinnati, donde hizo dos. Tras sus primeros encuentros, su media de bateo fue de .292 (7-24).
Más allá de su acierto ofensivo, en sus primeros pasos en la liga jugó realmente bien en defensa en la posición de shortstop. “Lee bien el juego, lanza con precisión a primera base… es un defensa increíble”, llegó a declarar Tom Prince, uno de los entrenadores de los Pirates que ya lleva 17 años en la MLB, por lo que debe haber visto a unos cuantos shortstops. El africano se postulaba como un jugador a tener en cuenta.
Entender el Juego del Béisbol (IX): La defensa
En sus primeros dos meses en la gran carpa, jugó 28 partidos con un promedio de bateo de .222 tras conseguir 12 hits en 54 AB. Además, aún no ha conseguido ningún home run. Su producción ofensiva es un poco discreta; es por eso que ahora mismo está jugando en un equipo de la triple A de los Pirates, los Indianapolis Indians.
Un largo y duro camino
Su madre, Maureen, le puso el nombre de Gift (regalo) tras hablar con un extraño en la iglesia. Ella tenía 21 años cuando estaba embarazada de él y el padre le había abandonado. El extraño le dijo que el chico la haría sentirse orgullosa y que su nombre debía ser Gift.
Cuando Ngoepe era pequeño vivía en Randburg, a las afueras de Johannesburgo, y allí encontró un pequeño equipo amateur de béisbol llamado ‘The Mets’. El equipo entrenaba los martes y los jueves y jugaba los domingos. La madre del shortstop cocinaba y limpiaba los vestuarios, además de vender comida a los espectadores. Pronto, el joven Gift se uniría al equipo.
Los Mets enseñaron las bases del deporte de la pelota a Ngoepe que prefirió el béisbol al cricket. Rápidamente destacó en las posiciones del diamante y, ya adolescente, era considerado un prodigio del béisbol en su ciudad. Tras pasar unos años en una academia de béisbol en Italia, en 2008 su entrenador le contó que un tal Tom Randolph, ojeador de los Pirates, estaba interesado en él y que querían ficharlo. Los Pirates por aquel entonces eran un equipo perdedor y estaban buscando talento donde los otros equipos ni siquiera estaban mirando.
Fue por esa misma razón que el equipo de Pennsylvania fichó dos lanzadores de la India que nunca han sido profesionales, intentaron fichar a Max Kepler, el alemán ahora jugador de los Twins, también firmaron a Dovydas Neverauskas, que se convirtió en el primer lituano en jugar en la MLB en abril también, y después vino Ngoepe.
Una vez en las Ligas Menores con los Pirates se pasó cuatro años en la Class A hasta que, finalmente, consiguió un puesto en el equipo de la Doble A, el paso previo a la Triple A.
Sin embargo, durante su primera temporada en la AA, Ngoepe sufrió un duro revés. Al principio los lanzadores de la categoría le dominaron y no encontraba manera de batear, por lo que su confianza estaba por los suelos. Además, tras un partido recibió una llamada diciendo que su madre tenía neumonía y que era grave.
Tras unos días en un estado de ánimo bajísimo, el equipo le dejó viajar para estar con su madre que desafortunadamente murió con 45 años, lo que supuso una pérdida muy dura para el jugador. Sus entrenadores creían que no iba a volver, pero tras dos semanas finalmente regresó convencido de que su madre no querría que abandonara lo que más le gusta del mundo. Aunque le costó, Ngoepe volvió a jugar para firmar una media de bateo de .177 en la AA en 2013, y más o menos repetir la estadística en 2014.
Ser historia
Ngoepe alcanzó finalmente la Triple A a finales de la temporada 2015. En ese momento abandonó la opción de ser switch-hitter para centrarse en batear solo desde el lado derecho. Sin embargo, sus números no fueron demasiado buenos, terminando con una media de .217 con 130 strikeouts en 332 AB. “Siempre estaba buscando la mejor manera de batear”, dijo Kimera Bartee, entrenador de las Ligas Menores, «sin embargo, cuando está defendiendo con el guante puesto está muy cómodo”, declaró en una entrevista tras su debut en las Mayores.
Clint Hurdle, el manager de los Pirates, literalmente alucinaba con el potencial defensivo del africano y su pregunta a los encargados de las Ligas Menores era siempre la misma. “¿Qué tal al bate? ¿Tenemos jugador aquí? Sin embargo Ngoepe nunca ha sido un buen bateador y su impaciencia en el plate siempre ha jugado en su contra.
Sin embargo, en el Spring Training de 2017 la cosa cambió. Ngoepe bateó con un porcentaje del .429 y un OBP de .500, dejó de batear bolas y ganó confianza. Pese a que el inicio de la temporada en la Triple A fue flojo otra vez, el daño ya estaba hecho porque los entrenadores vieron lo que querían, un jugador que era capaz de batear y que no estaba asustado de enfrentarse a lanzadores de las Grandes Ligas.
«Estoy muy interesado en ver cómo avanza porque si empieza a batear bien es un legítimo jugador de la MLB» –Clint Hurdle tras el debut de Ngoepe.
En abril, Hurdle lo llamó para formar parte del equipo en una serie contra los Cubs, convirtiéndose así en el primer africano de la historia en la MLB. Ngoepe lo consiguió, completando una historia de superación y sacrificio además de aprendizaje del deporte más complicado del mundo.