Joe Maddon es, probable o seguramente, el mejor manager de las grandes ligas. No tan sólo le respaldan sus resultados en Tampa Bay, sino que además lo demuestra su capacidad para escapar de las convencionalidades del baseball, y dirigir a sus equipos a su propia manera. Joe Maddon es un entrenador que no tiene miedo a jugar con los porcentajes, a desafiar lo que dicen las reglas no escritas del deporte, y ha hacerlo con éxito. Joe Maddon es capaz de sacar 150 alineaciones diferentes en una temporada o de darle un pase intencionado a Josh Hamilton con las bases llenas (¡con las bases llenas, de locos!) para aprovechar enfrentamientos favorables, todo lo que sea necesario para aumentar las probabilidades de su equipo de lograr la victoria. Con su llegada a los Cubs y la National League, las posibilidades con las que podrá jugar son infinitas, y una de ellas podría ser el batear al pitcher en la octava posición de la alineación, algo a lo que él mismo le ha dado el visto bueno. Si hay alguien que puede hacer funcionar esta estrategia ese es, sin duda, Joe Maddon.
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Batear al pitcher en octava posición puede sonar contraproducente a priori, pero hay una explicación lógica detrás de la estrategia. El primer manager en utilizarla consistentemente fue Tony LaRussa quien, durante los años de Mark McGwire, y posteriormente Albert Pujols, quería explotar al máximo la calidad ofensiva de sus dos sluggers. McGwire y Pujols bateaban en la tercera posición de la alineación, lo que les garantizaba más at-bats a lo largo de la temporada y, además, les aseguraba el batear en la primera entrada. Para muchos, batear a semejantes especímenes ofensivos en una posición que no fuera la de clean-up (el 4º en la alineación), aunque hoy en día sea mucho más habitual, era quitarles oportunidades para conseguir RBI’s, así que para contrarrestarlo LaRussa decidió colocar a un bateador medianamente decente al final del lineup, con lo cual, una vez pasase el primer turno ofensivo del pitcher, la alineación tendría a cuatro jugadores por delante de McGwire o Pujols, convirtiéndoles, en esencia, en clean-up hitters.
Si bien es cierto que LaRussa era uno de los entrenadores clásicos o tradicionales por excelencia, la comunidad más moderna y los estudiosos de las estadísticas apoyaron esta estrategia, y en su libro The Book: Playing the Percentages in Baseball, Tom Tango, Mitchel Lichtman y Andrew Dolphin le dedicaron todo un segmento a esta estrategia, conocida como la táctica del “2º lead-off”. En el libro, los autores realizaron un estudio utilizando un modelo de Markov para simular la media de carreras que un equipo conseguiría al cambiar al pitcher y al octavo bateador de orden en la alineación, y el resultado es sorprendentemente positivo, con un equipo pudiendo ganar 0.012 carreras por partido (unas dos por temporada) al utilizar esta estrategia en la NL. Cierto, dos carreras por temporada es una cifra irrisoria, pero no deja de ser un número positivo que, si lo juntas junto a otro tipo de estrategias y enfrentamientos, te puede proporcionar por acumulación un buen número de victorias extra al final del año. Porque en el baseball, no hay que subestimar la importancia de una victoria más, incluso en temporadas con 162 partidos.
Y esto nos lleva de nuevo a Joe Maddon, un manager que siempre está abierto al cambio y que, donde los demás vemos tan sólo dos carreras por temporada, él ve dos carreras más de las que conseguiría cualquier otro equipo con sus mismos jugadores, suficientes como para plantearse el hecho de utilizar esta estrategia y sacarle el mayor provecho a sus alineaciones y enfrentamientos. Pero entonces, si es algo bueno, ¿por qué no lo utilizan todos los equipos?
El año pasado, cuatro equipos (Atlanta, NY Mets, San Diego y Tampa Bay) utilizaron esta táctica en un total de 27 partidos, con el objetivo de despertar cuatro de los peores ataques de la liga en 2014 y, en el caso de Tampa, porque Maddon nunca pierde la oportunidad de probar algo nuevo. Más allá de estas 27 instancias, la estrategia no acaba de convencer entre los managers de la NL, lo que seguramente sea un motivo más para que Maddon se esté planteando utilizarla en su primera campaña a los mandos de los Cubs. En baseball, muchas veces se rechaza lo nuevo en favor de lo que «se ha hecho toda la vida», aunque pueda ser beneficioso. Si aun a estas alturas es complicado convencer a más de uno que las estadísticas son tan importantes para el baseball como lo es el 7th inning stretch, entonces de batear al pitcher octavo mejor ni hablamos, y por eso este tipo de estrategias nunca acaban de cuajar.
La diferencia entre que funcione o no seguramente no la podremos captar, pero es este atrevimiento, el desafiar los tradicionalismos del baseball, los que me confirman una vez más que Joe Maddon es el mejor manager de las grandes ligas, y el más capacitado para devolverle la alegría a la ciudad de Chicago, al menos al lado norte.