Mike Trout es el MVP de la Liga Americana por segunda vez en su carrera.
Desde que llegó a las Grandes ligas en 2011, Trout ha encabezado el WAR de la Liga Americana cada año, llegando este último a un increíble 10.6. El de New Jersey ha sido líder en carreras anotadas (123), porcentaje de embasado (.441), bases por bolas (116) y robos (30), sin olvidarnos de sus 29 home runs y 100 carreras impulsadas, con un promedio de bateo de .315.
No ha sido impedimento para el máximo galardón individual el récord negativo de su equipo, Los Angeles Angels (74-88), quedando en el penúltimo puesto de la División Oeste y evidentemente fuera de los Playoffs. Se convierte por lo tanto en el quinto jugador de la historia en ganar el MVP teniendo su equipo récord negativo; también lo consiguieron Alex Rodríguez, Ernie Banks, Andre Dawson y Cal Ripken.
Y es que, por más desgracia que suerte, esta no es la primera vez en la historia del béisbol que un candidato a MVP o ganador del mismo se encuentra en un equipo no tan ganador o por qué no decirlo, perdedor. Son muchos los peloteros que les ha tocado competir cada semana en unos equipos que, aun siendo notables, no consiguieron ganar el anillo.
Estos son algunos jugadores que con carreras exitosas individualmente, colectivamente no fueron capaces de ganar unas Series Mundiales.
Ken Griffey Jr
«The Kid” es hijo deKen Griffey Sr, el que fuera jardinero de la Big Red Machine; padre e hijo llegaron a compartir vestuario en Seattle durante la temporada 1990-91. Griffey Jr. fue el primer jugador incluido en el Hall of Fame con la gorra de los Seattle Mariners, donde pasó 13 de sus 22 años en las Grandes Ligas después de que lo seleccionaran en la primera ronda del Draft en 1987.
Zurdo al bate, acumuló un total de 630 home runs, ocupando así la sexta posición en la historia de la MLB teniendo solo dos peloteros zurdos, Barry Bonds y Babe Ruth, por delante de él. Con los Mariners llegó a la ALCS en 1995, siendo lo más cerca que estuvo de hacerse con el anillo en toda su carrera. En Seattle disfrutó de sus mejores años en las Mayores, ganando un MVP de la Liga Americana en 1997 en una campaña donde fue líder en carreras anotadas, carreras impulsadas, bases recorridas y home runs. Se fue del estado de Washington a Cincinnati en el año 2000 con diez apariciones en el All-Star, diez guantes de oro y siete bates de plata.
Ya en su ciudad natal, y vistiendo la beisbolera de los Reds, como hizo su padre, alternó lesiones con buenas actuaciones y buenas temporadas que le hicieron All-Star durante tres de los ocho años que permaneció en la franquicia. Pasó de forma breve en 2008 por los Chicago White Sox, y ya en 2009 como agente libre aceptó una oferta de contrato de los Seattle Mariners volviendo a la ciudad que vio sus mejores años para retirarse en 2010.
Ernie Banks
A los 19 años de edad empezó su carrera en los Kansas City Monarchs, antes de llegar a las Grandes Ligas en 1953 de mano de los Chicago Cubs, convirtiéndose en el primer jugador afroamericano de la franquicia. Banks, en su primer curso, terminó segundo en la votación para el novato del año en la Liga Nacional.
Ernie fue un excelente jugador defensivo, jugando como shortstop y primera base, consiguiendo un guante de oro en 1960. Pero donde realmente destacaba era con el bate, liderando en home runs e impulsadas dos temporadas y consiguiendo más de 40 cuadrangulares en cinco cursos. Terminó su carrera con 512 HR y 1.636 RBI.
Banks fue el primer jugador en la historia de la Liga Nacional en ganar dos MVP seguidos (1958 y 1959) y en su carrera acumuló once veces All-Star. Ninguno de esos MVP fueron suficientes para recoger el trofeo. En el primero de ellos, en 1958, los Cubs acabaron el año con un récord negativo de 72-82 y el segundo con otro pobre 74-80. Jugó toda su carrera en el norte Chicago, le tocó vivir en primera persona algunos de los 108 años de sequía a los que se pusieron fin recientemente.
Ty Cobb
Llegó a las Grandes Ligas en 1905 jugando para los Detroit Tigers, allí pasaría 22 temporadas. Despúes de un primer año complicado y un buen segundo año, en su tercera temporada (1907) ganó el primero de un récord de doce títulos de bateo. Dos años después (1909) ganó la “triple corona” de la Liga Americana, liderando en promedio de bateo, home runs e impulsadas.
Cobb tuvo su mejor temporada en 1911 de la que salió MVP, cuando estableció nuevas marcas personales con 248 hits, 147 carreras y un increíble promedio de bateo de .420. Jugando en lo que se conoce como la «era de la bola muerta«, en el que el poder de bateo era prácticamente inexistente, Cobb no tenía igual. A pesar de todos estos logros individuales y su gran categoría como jugador, nunca ganó las Series Mundiales, pero sí que alcanzó llegar a tres de ellas con los de Detroit.
Ty Cobb firmó con los Philadelphia Athletics, y jugó dos temporadas más antes de retirarse definitivamente en 1928. Dejó el deporte como el líder de todos los tiempos en docenas de categorías, incluyendo el promedio de bateo, hits, carreras anotadas y juegos jugados.
Tony Gwynn
Gwynn asistiría a la Universidad Estatal de San Diego con una beca de baloncesto. A pesar de no jugar al béisbol en su primer año para centrarse en el deporte de la canasta, Tony volvió a la pelota en su segundo curso. Escogido por San Diego Padres de las Mayores (3ª ronda) y por San Diego Clippers de la Asociación Nacional de Baloncesto (10ª ronda) en 1981, no pasó mucho tiempo hasta que su dominio con el bate se hiciera evidente.
Decidiéndose por jugar al béisbol, hizo su debut en la temporada de 1982, siendo esta la única de su carrera en la que bateó por debajo de .300. En la temporada de 1984 logró su primer título de bateo (.351) que sirvió para llevar a su equipo a las Series Mundiales, perdiéndolas después frente a los Detroit Tigers.
En 1987 se hizo con un gran .370 de promedio, el mayor en 39 años de la Liga Nacional en aquel tiempo, y otro título como mejor bateador, algo que conseguiría los siguientes dos cursos. Ya en 1998 conseguiría llegar por segunda vez a las Series Mundiales con los de San Diego, pero perdieron en cuatro juegos consecutivos contra los New York Yankees.
El 15 veces All-Star y ganador del guante de oro en cinco ocasiones pasó toda su carrera en las grandes ligas con los Padres.
Ted Williams
Williams ya demostró quién era y quién iba a ser cuando en su primer año en Grandes Ligas con los Boston Red Sox encabezó la liga en carreras impulsadas y terminó cuarto en la votación para el MVP. Fue el último jugador en superar el .400 en una temporada, siendo ésta 1941 cuando registró un espectacular .406.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Ted Williams realizó servicio militar como piloto del cuerpo de marines de los Estados Unidos, con lo que estuvo fuera de los campos las temporadas de 1943, 1944 y 1945, mientras que en el segundo jugó pocos partidos en 1952 y 1953.
En su retorno, Williams acabó el año conectando 38 home runs, 123 impulsadas y fue líder en bases por bolas con 156. Ese mismo año, los Boston Red Sox llegaron a las Series Mundiales, siendo esta la única aparición de Williams en postemporada. Desgraciadamente y aunque hasta entonces había cuajado un buen curso, su rendimiento no fue el más óptimo para unas Series Mundiales, solo consiguió 5 sencillos en 25 turnos al bate y el trofeo se lo acabaron llevando los St. Louis Cardinals en siete partidos.
De nuevo en 1952, fue llamado al servicio militar para la Guerra de Cora y regresó al año siguiente hasta el día de su retiro, jugando de 1953 a 1960 en los Boston Red Sox como había hecho antes. Se retiró en 1960 en el club de su vida, y lo hizo como comenzó su carrera, con un home run en Fenway Park en su último turno al bate, dando la victoria a los de Boston frente a Baltimore Orioles.
Ted Williams se fue del juego de la pelota con 17 aparaciones en el All-Star, dos MVP de la Liga Americana y ganador de la “triple corona de bateo” dos veces, pero sin conseguir ningún anillo.