En 1994, en la ceremonia inaugural del Rangers Ballpark in Arlington, George W. Bush, por aquel entonces uno de los dueños de los Texas Rangers, decía sobre el flamante estadio: «Es un monumento al béisbol, una joya de los «estadios retro» y podría convertirse en uno de los parques eternos del baseball, como Fenway Park o Wrigley Field». Casi veintitrés años después a esas palabras se las «llevó el viento» ya que el equipo tejano y el municipio de Arlington están preparando un proyecto para reemplazarlo.
El estadio nuevo no antes de 2020
En mayo del año pasado, la directiva de los Texas Rangers y la ciudad de Arlington anunciaban al «mundo beisbolístico» que ponían en marcha un proyecto para el reemplazo del Global Life Park. El parque nuevo estaría emplazado a poca distancia del actual y su costo aproximando sería de $1.000 millones, de los cuales ambas partes se debían hacer cargo de la mitad del costo, quedando pendiente la aprobación del City Council y un posterior plebiscito entre los ciudadanos de la Arlington para dar el visto bueno del emprendimiento y su financiación.
El mismo día que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, en la comunidad de Arlington se realizó la consulta popular para decidir si aprobaban la construcción o no del estadio, el cual sería financiado con fondos públicos. Los comicios arrojaron que un 60% de los habitantes tejanos avalaron un nuevo endeudamiento de la ciudad.
El proyecto
El diseño del ballpark está a cargo del mismo grupo de arquitectos que construyó el estadio de sus vecinos de la NFL, se ubicará al suroeste del Global Life Park, se estima que tendrá una capacidad de entre 38.000 y 40.000 asientos, y contará techo retráctil y aire acondicionado para amenizar las altas temperaturas y la humedad de los veranos tejanos.
En el proyecto también entra un emprendimiento comercial de $200 millones denominado Texas-Live, que en octubre del año pasado comenzó a construirse. Estará lindero al estadio, serán 200.000 metros cuadrados para usos mixtos en donde se instalarán tiendas, bares, restaurantes, un hotel, centro de conversiones, etc. Es llevado adelante en forma conjunta por los Texas Rangers, la ciudad de Arlington y la empresa The Cordish Companies.
Estiman inaugurar Texas-Live en 2018. Se trata de un desarrollo similar a lo que hicieron Braves, Nats y Cardinals en los alrededores de sus parques.
El aporte de Arlington
Actualmente, la ciudad está pagando $325 millones que comprometió para la construcción del AT&T Stadium en lo que fue una pequeña «ayudita» local al equipo de Jerry Jones. Ahora destinará otros $500 millones de sus arcas para el nuevo ballpark, y para accionar esta medida financiera el municipio de Arlington extendió el plazo de los tributos que fueron creados para pagar el estadio de los Cowboys. Por lo tanto los ciudadados tejanos deberán seguir tributando estos tres impuestos para financiar estos estadios:
- Incremento de 1/2 centavo de dólar del impuesto a las ventas.
- 2% el impuesto a la ocupación hotelera.
- 5% de los ingresos a las empresas rent-a-car.
Los motivos para invertir en el estadio:
En 2016, más de 2.600.000 personas asistieron a los encuentros de los Rangers de local. Para cuando el proyecto Texas-Live y el estadio estén terminados, se estima que quedarán en el municipio de Arlington aproximadamente $77 millones anuales de ganancias. Además, se crearán unos 2.000 puestos de trabajo directos e indirectos con la construcción del estadio y del empredimiento inmobiliario.
Por otra parte, la ciudad se asegurará 1.025 puestos de trabajo permanentes. Otro factor que influyó en la inversión es el miedo de que el equipo deje la ciudad en busca de la vecina comunidad de Dallas luego del año 2024, cuando vence el plazo del leasing del Global Life Park.
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Dos millonarios que necesitan financiación pública
Los tejanos Ray Davis y Bob R. Simpson se transformaron en dueños mayoritarios de la franquicia en 2010, son multimillonarios y exitosos empresarios en el rubro energético en el estado de la estrella solitaria. Ambos lideraron el grupo inversor que respaldo a Nolan Ryan y Chuck Greenberg que pagó $593 millones para comprarle la franquicia a Hicks Sports Group.
Ray Davis cuenta con una fortuna estimada en $2.600 millones según la revista Forbes, ocupando el lugar n°204 de las personas más ricas del mundo. Por su parte, Simpson es un magnate petrolero también con muchísimos ceros en su cuenta bancaria.
«Los contribuyentes de Arlington financiaron la construcción del actual estadio, pagaron remodelaciones en 2010 y volverán a financiar el parque nuevo que se construirá»
¿Por qué no se construirá el estadio solamente con los fondos de los dueños? Por que no es un buen negocio para la franquicia, ésta no es la fórmula correcta para construir parques de pelota nuevos, el socio ideal para las organizaciones de MLB es un estado, un condado o un municipio, lo que convierte a la ciudad de Arlington en el copartícipe perfecto. Más si se tiene en cuenta que mantener al equipo en la ciudad es la mayor premisa del gobierno local debido a las expresiones de deseo de la ciudad de Dallas, a través de su alcalde, de construir un estadio nuevo y lograr que los Texas Rangers se instalen en «The Big D».
En 1994, la ciudad y sus taxpayers aportaron el 70% de los fondos ($135 millones) para la construcción del Rangers Ballpark in Arlington; en 2010 se hicieron cargo de más de $100 millones para «aggiornar» el parque que tenía solamente 16 años de antigüedad. Y, finalmente, en un esfuerzo asegurarse la permanencia de la franquicia en la ciudad hasta el año 2054, Arlington pagará $500 millones para el estadio nuevo.
$500 millones y más
Como si $500 millones no fueran «mucha» ayuda, la directiva del equipo tejano fue favorecida por la ciudad de Arlington en dos clausulas muy particulares y redituables.
1. Los derechos del nombre del estadio, y las personal seat license: En el acuerdo Arlington-Texas Rangers dejó establecido que el equipo se queda con la autoridad de negociar y cobrar por los derechos económicos del nombre del estadio.
También dejó establecido el pacto que todo lo recaudado en concepto de personal seat license, la cual es una membresía que deben pagar sus season tickets holders por tener exclusividad y preferencia al momento de comprar los boletos de la temporada regular y postemporada, irá también a la cuenta bancaria de la franquicia.
2. Admission and parking tax: Normalmente los municipios que financian estadios tienen la potestad de cobrar impuestos extras a los asistentes. Éstos tributos son: a) Recargar en un máximo de 10% el valor de la entrada en concepto de impuesto de admisión, y b) Cobrar hasta un máximo de $3 en concepto de impuestos de estacionamiento. En este caso particular la ciudad no se quedará con ese dinero, si no que pasará en manos de la franquicia.
Un informe del canal WFAA de Dallas calculó que en los 30 años de duración del acuerdo por el arrendamiento del estadio la franquicia tejana ganará aproximadamente:
- $300 millones en concepto de los derechos por el nombre del parque.
- $75 millones a través de las seat license.
- $300 millones gracias al admission and parking tax.
Estos ingresos por $675 millones de dólares que por acuerdo entre las partes quedarán para la franquicia, deberían engrosar la cuenta bancaria de la ciudad de Arlington y ser usados para pagar la deuda que tomará para financiar el estadio.
La ciudad de Arlington aportará realmente para el estadio nuevo $1.600 millones. Mientras que los Texas Rangers únicamente $500 millones.
Pasando en limpio los números finales: a) Inversión publica: casi $1.700 millones que incluyen el aporte para la construcción, los intereses de la deuda que tomarán ($500 millones), más los favores políticos a la franquicia liderada por Ray Davis y Bob R. Simpson. b) Inversión privada: $500 millones.
La ciudad de Arlington, con 390.000 habitantes, de los cuales el 27% vive el la pobreza y el 25% no cuenta con cobertura médica se hará cargo de casi $1.700 millones para que un equipo de la Major League Baseball cuyos dueños son multimillonarios pueda construir un parque de pelota nuevo.
El periodista Neil deMuse (autor del blog Field of Schemes) es un experto analista en inversiones para construir recintos deportivos, y catalogó este acuerdo entre la ciudad de Arlington y la directiva de los Texas Rangers como: «Uno de los peores en la historia y de los más desfavorables para un inversor público».