Nos encontramos en los primeros compases de una temporada bastante incierta para los fans de varios conjuntos. Son muchas las dudas que planean sobre algunos de los equipos que el pasado octubre entraron en liza en el campeonato de baloncesto más prestigioso del mundo. Pero si tenemos que elegir a una franquicia cuyos derroteros creamos que vayan a ser altamente inescrutables pero con altas dosis en el cuerpo de «cloruro de fracaso» esos son los Minnesota Timberwolves. El futuro poco halagüeño que la gran mayoría de los analistas vaticinaban para los de Minneapolis el pasado verano está siendo refrendado con el inicio del equipo esta temporada. Un balance de entorno a un 20% de victorias llevando apenas diez encuentros y la lesión de un Ricky Rubio que estará apartado de las canchas cerca de dos meses hacen que la previsión sea que los Timberwolves vayan a seguir ocupando durante mucho tiempo el lugar que regentan en la actualidad, un asiento en el vagón de cola junto a unos Lakers que les acompañarán durante todo el trayecto hasta bajarse antes de llegar a la estación «Playoffs».
Muchos de vosotros os estaréis preguntando… ¿pero ya está? ¿no hay forma humana de revertir la situación? ¿tan mala ha sido la planificación? Ante el planteamiento de estas preguntas las respuestas os sorprenderán después de leer el párrafo anterior. Por supuesto que hay un rayo de luz y considero que la planificación de la temporada no ha sido mala ya que la franquicia ha realizado una apuesta tan necesaria como obligada. Me explico. Este verano el equipo se ha tenido que enfrentar por segunda vez a un duro trance, ver como tu jugador franquicia decide marcharse ante la imposibilidad de crecimiento del equipo. La marcha de Love forzando el traspaso hacia Cleveland se venía barruntando desde hacía varias temporadas. Era público y notorio que Kevin llevaba varios años estando en un punto alto de desesperación profesional, viendo como anotaba «doble-doble» todas las noches y siempre recibía promesas de mejoras del equipo por parte de la dirección deportiva que luego no se materializaban. La llegada de Ricky Rubio inundó de ilusión el Target Center pero su grave lesión unida a su poca continuidad en el juego fueron apagando la llama de la esperanza que Love tenía de encontrar en Rubio a su lugarteniente de confianza. Pero la situación Love no deja de ser un «dejá vu» para la franquicia. Quizá más traumático fue el abandono de Kevin Garnett en 2004 después de alcanzar unas finales de conferencia. Desde aquel momento, ni la aparición posterior de Kevin Love hizo que los T-Wolves volvieran a pisar una postemporada. Diez años después se encuentran inmersos en una reconstrucción rápida fiada al cara o cruz.
Este cara o cruz que decimos al que se encuentra atado el equipo de Minnesota depende especialmente del rendimiento de dos jugadores. Dos jugadores que de salir cara, y con la adecuada ayuda en la cancha, pueden hacer que este equipo no solo alcance los Playoffs sino que sean capaces de alcanzar cotas más altas. Pero si por el contrario sale el lado de la cruz estaremos ante un conjunto que tardará años en levantar cabeza. Estos dos jugadores son Anthony Bennett y Andrew Wiggins. Los dos últimos números uno del draft recalaron en Minnesota dentro de la operación Love y son una autentica incógnita. El primero debido a la nefasta temporada de rookie que vivió el curso pasado y el segundo por el bajón que en su primera y única season en la NCAA sufrieron las expectativas que se tenían de él, y que durante la pretemporada y este inicio de campaña no se han reestablecido. En su favor podemos decir que el margen de mejora que tienen es enorme y si ambos alcanzan un buen nivel pueden ser dos de los hombres referencia en la liga, sobre todo Wiggins que tiene hechuras de superestrella, y llevar en volandas al equipo hacia el triunfo.
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La tercera pata de este «big three» lo situamos en el backcourt e inspira tanta incertidumbre como estos dos últimos aunque nuestro protagonista lleve dentro de la liga bastante tiempo. No es otro que Ricky Rubio. El llamado a ser el jefe y hombre fuerte de la franquicia no nos está dejando buenas sensaciones en lo que lleva siendo su paso por la liga. La euforia inicial, esa pasión por ese «tiki taka» con el que maravilló a propios y estraños en sus primeros pasos, ha dejado paso a una sensación de estancamiento e incluso de empeoramiento de sus fundamentos. Su tiro y liderazgo es vital para este equipo pero las dudas entorno a si será capaz de asumir los galones se están haciendo latentes. Por ello, es urgente que de un paso al frente y que el trabajo con el tiro de media y larga distancia que realizó durante la época estival se refleje en los partidos. Su nuevo megacontrato, más allá de las desmesuradas pretensiones que tenía inicialmente, le obliga a ello. Un jugador de su calibre no puede tener un porcentaje de tiro tan tan bajo, ver como sus rivales le dejan tirar más allá de los tres metros a canasta o como su propio equipo incluye una clausula en el contrato referente a este problema.
Si este «big three» funciona, la buena noticia es que no estarán solos ya que a su alrededor hay un grupo de jugadores muy importantes y que, como decimos, pueden conformar un grupo capaz de aspirar a todo. El backcourt se encuentra bien cubierto con el veterano Mo Williams, un hombre que asegura puntos desde el banco; el anotador incansable Kevin Martin, que cuajo una buena temporada el pasado año después de un año difícil en Oklahoma; y el rookie Zach LaVine, un joven jugador procedente de UCLA del que se hablan maravillas. El juego interior está capitaneado por Nikola Pekovic, uno de los centers élite de la liga. A su lado situamos al ex-Sixer Thaddeus Young, que viene a desarrollar las funciones de Love, y al gigante Gorgui Dieng, el que será la gran revelación del equipo y el cual ganará mucho peso dentro de la rotación esta temporada. La aportación del veterano librado en mil batallas Ronny Turiaf o del tiro exterior de Chase Budinger, el siempre fiable Corey Brewer, y el esperado despertar del prometedor Shabazz Muhammad hacen que los T-Wolves dispongan de un equipo de total garantía. Si sale cara claro está.