El que fuese la revelación de la NBA en los pasados meses de Febrero y Marzo prepara ya con los Rockets una temporada muy ilusionante para él. A partir de Noviembre pretenderá demostrar que Houston hizo bien en querer ficharle y que los Knicks se equivocaron al no querer igualar la oferta, dejando ir al que fuese uno de sus mejores baluartes a mitad de año.
Las negociaciones fueron una de las más seguidas del mes de Julio. Al final, los de la Gran Manzana decidieron que no les merecía la pena renovar por tres años y $25 millones a un base que había estado a un nivel superlativo durante varias semanas, pero cuyo fenómeno se fue diluyendo poco a poco.
La duda está en ver si el enorme rendimiento de Lin fue algo pasajero o si este año, siendo la referencia de una franquicia con el objetivo puesto en la vuelta a la postseason, demuestra una fiabilidad y constancia que le den confianza y que en un futuro pueda optar a recalar en un equipo mejor.
Houston le va a venir bien a Jeremy. Nueva York es una franquicia de algo más de nivel y allí existe una presión extra por volver a la senda de las campañas de récord positivo y de luchar por un hueco en la Conferencia Este. En Houston en cambio no existe esta “ansia”, saben de sus limitaciones y aspiraciones y pueden crecer a un ritmo igual que Lin.
Lo mejor de todo es que al californiano le han recibido con los brazos abiertos en un sitio donde realmente le quieren y le van a necesitar. Eso le va a ayudar a sentirse importante y no sólo mejorará él, sino que hará mejorar a sus compañeros y a la franquicia en general.
Lin ha demostrado tener las cualidades para despuntar en la NBA y de él depende hasta dónde quiera llegar. ¿Serán los Rockets el cohete que le haga estar en las cotas más altas?