Con el mes de septiembre bien entrado y con las ansias de ver volar el balón, las quinielas en torno a las innumerables variables que se pueden dar a lo largo de la temporada son el tema estrella a estas alturas de año. Posibles campeones, los jugadores que van a dominar la liga, que equipos han dado un mayor salto de calidad… El debate y los pronósticos son parte fundamental del ser intrínseco que todos los amantes de un deporte tenemos, y más en un deporte como este y en una liga con las características de la NBA. Todas estas variables a las que hacemos mención tienen su base en la incertidumbre, como no sabemos lo que va pasar nos agarramos a datos objetivos y subjetivos para realizar un juicio de valor. Y el campo en el que más incide todo esto suele ser en el de lo desconocido.
Los rookies son la cima de lo desconocido. Esos jugadores de los que hemos podido escuchar, ver algún video o, incluso, seguir su trayectoria deportiva pero sobre los cuales no podemos asegurar cual va ser su futuro en la liga ya que el nuevo hábitat al que se enfrentan es tan diferente al anterior como hostil y exigente. El sistema de “cantera” deportiva en EE.UU está tan mediatizado que la gran mayoría de jóvenes no solo tienen que lidiar con su propia exigencia sino también con el aura que desde ya en el instituto se le ha otorgado. Muchos no son capaces de aguantar la presión, una lesión inoportuna los aparta o las circunstancias de la vida los echa a la cuneta de la carretera hacia el éxito. Ese éxito tiene una última barrera, el draft, que cada año congrega a los jóvenes talentos que han sido agraciados y recompensados con la llegada al deporte profesional.
El draft 2015 nos dejó con muy buen sabor de boca. Volviendo al debate y a las confabulaciones que tanto nos gustan y a las que hacíamos mención, la hornada promete aunque es una generación que se ha desarrollado a la sombra de otras precedentes y futuras más mediáticas. El dominicano Kark-Anthony Towns buscará ser la referencia desde Minnesota de una generación que nos trae nombres como el de D’Angelo Russell (para mi, futura pieza importante en el Staples), Mario Hezonja o Kristaps Porzingis (europeos que no dudo que vienen para dejar huella). Pero si existe un hombre en el que muchos analistas tenemos millones de esperanzas y que creemos que tendrá una prolífica carrera, ese no es otro que el tercer pick de este año que fue elegido por los Sixers, Jahlil Okafor. Este talentoso jugador nacido en Arkansas pero criado en Chicago reúne varias de las condiciones y circunstancias para que pueda triunfar.
¿Pero quién es este chico? Jahlil Okafor es un joven pivot de 19 años cuya infancia y juventud no ha sido nada normal. Con sus padres separados desde casi recién nacido, alternó temporadas en Oklahoma y Chicago hasta que la muerte de su madre cuando tenía 9 años forzó que se mudara definitivamente a la residencia paterna en Illinois. Sus condiciones físicas le auparon rápidamente a convertirse en una referencia escolar baloncestística y su etapa de high school lo elevaron al olimpo nacional. Durante los tres años de su periplo de instituto formó parte de las aulas y las canchas del Whitney Young High School, un centro del South Side de Chicago que baloncestísticamente no se encontraba en la élite de la ciudad.
Liderados por este portento físico de 2,11 y más de 100 kilos de peso, durante estos años el Whitney Young se aupó a los primeros puestos del estado llegando a ser campeones y finalistas de la ciudad durante esta etapa. Volviendo a ‘Big Jah’, durante ese periodo pudo enfrentarse a grandes rivales con los cuales forjar su juego. Si bien Jabari Parker y su “Simeon” llegaron a interponerse en las ansias de victoria del Okafor ‘Freshman’ o Dakary Johnson (elección de primera ronda este año de Oklahoma que triunfó en Kentucky) le privó de la victoria estatal, su mayor rival fue sin duda Cliff Alexander, talentoso ala pivot que ha alcanzado la liga enrolándose en las filas de Portland. La rivalidad entre Whitney Young y el instituto Curie de Alexander, aderezado con el pique deportivo entre sus estrellas, llegó a oídos de toda la comunidad relacionada con el deporte universitario del país, siendo estos partidos objeto de deseo de cadenas como ESPN.

Con todo esto, Okafor se convirtió en uno de los jugadores más prometedores de EE.UU y los títulos individuales y colectivos que consiguió lo refrendan: reconocido All-american durante toda su etapa de instituto, fue MVP del All-American Game, del Jordan Brand Classic y mejor jugador del estado de Illinois en 2014; campeón de Chicago con su instituto en 2013 y 2014 y líder del equipo ganador del Nike Hoop Summit de 2014. Todo esto coronado con el título a jugador nacional del año 2014 y ser incluido en el mejor quinteto escolar del país junto a nombres como Julius Randle, Andrew Wiggins y Jabari Parker. Un bagaje increíble.
Con esta carta de presentación las ofertas de las universidades eran innumerables. Ohio State, Florida, Kentucky, North Carolina… los contactos fueron innumerables y las tentativas de hombres como Calipari no fueron suficientes ante el empuje de un Mike Krzyzewski que lo conocía muy bien ya que Jahlil formó parte de los equipos USA campeones del mundo sub-17 y sub-19, además de ser pieza clave en el combinado USAbasketball que se hizo con el FIBA Americas sub-16 allá por el año 2011. Este conocimiento y contacto de varios años con el jugador, agregando una oferta deportiva excelente, llevó a Okafor a poner la guinda a un equipo que, como todos los años, entra dentro de la terna de candidatos al título. Un título de campeón de la NCAA que volvió a Duke después de varios años y que acabaron por confirmar a Jahlil como uno de los jugadores venidos a dominar la liga durante los próximos años.
Si bien se creía que los Lakers lo elegirían en la segunda elección de la noche, fueron los Sixers los que seguidamente recogieron el guante de un jugador muy apreciado por técnicos y especialistas. Y cuando un jugador joven llamado a ser estrella llega a la liga, siempre se busca compararlo a figuras consagradas. Su físico, su lectura del juego y manejo de balón, su dominio del rebote defensivo y su desparpajo ofensivo hicieron que la comparación con Tim Duncan saltara a la mínima. Que tenga una prolífica carrera dependerá de su adaptación al medio, de aprovechar los muchos minutos de los que va disponer y de afinar correctamente dentro de una orquesta llena de talento precoz. Como bien dije antes, los pronósticos son subjetivos y variables. Los hechos marcarán su camino.