Cuando uno lleva mucho tiempo empeñado en que le salga algo, cuando uno quiere conseguir una cosa por encima de todo, cuando tiene un objetivo entre ceja y ceja, aumenta las posibilidades de que se consiga. Mucha gente luego dirá que se esperaba de esa persona, que ya mostraba maneras, que tal y como estaba trabajando normal que triunfase.
Algo parecido le ha pasado recientemente a los Memphis Grizzlies. Desde que llegaron desde Vancouver en 2001, han intentado construir un equipo ganador, un conjunto que divirtiese a los fanes de Tennessee. Con Pau Gasol lo consiguieron con varias clasificaciones a los Playoffs, pero siempre quedó el sabor amargo de no ganar ni un solo partido en la postemporada. Aún así no se rindieron y en los últimos tres años llevan llamando con insistencia a las puertas del éxito en la Conferencia Oeste.
En la madrugada del miércoles al jueves, Memphis ganó por su semifinal 4-1 frente a los todopoderosos Oklahoma City Thunder. Tras años de esfuerzo y fracasos, estarán por primera vez la Final del Oeste.
Los Grizzlies juegan alegres, juegan dinámico. Perdieron el primer partido de esta semifinal tras sufrir una grave ausencia mental en los últimos minutos del encuentro. Tras ese “lapsus”, cuatro victorias seguidas y a seguir haciendo historia. Es cierto que los Thunder estaban muy mermados y cojos con la baja de Westbrook y se ha notado lo mucho que le necesita este equipo. Aún así, Memphis consigue un éxito merecido. Mucha gente llevaba tres temporadas queriendo que los Grizzlies diesen el paso que han conseguido ahora. Como bien dice el refrán, cuando el río suena… agua lleva.
Este éxito (momentáneo, y veremos donde llega) de Memphis es gracias a su juego interior con Zach Randolph y Marc Gasol, gracias a la dirección de Mike Conley y Tony Allen pero sobre todo ha habido un factor que ha marcado la diferencia a mitad de temporada: la llegada de Tayshaun Prince. Un equipo que opte a grandes cosas, y más dentro del Oeste, no puede llegar a ellas sin un buen alero que te de aire con buenos tiros exteriores, movimiento, velocidad, contraataque, etc. Estas facetas ya las daba Rudy Gay y se dudaba de si Memphis iba a poder jugar igual sin él. Prince ha demostrado que era un buen recambio de Gay y pese a su veteranía y a tener que abandonar Detroit, la franquicia que le drafteó, está dispuesto a llevar a los Grizzlies a lo máximo que puedan llegar.
Ahora en la Final del Oeste les tocará San Antonio o Golden State. El proyecto “Grizzlie” lleva en auge las tres últimas campañas, vienen apretando fuerte y no se van a rendir ahora. Memphis no se andará con chiquitas, no saldrá a especular ni con el rival ni con el resultado. Querrán seguir progresando para meterse en la finalísima de la NBA.