No era un mago de varita ni de bombín. No vestía con chaqueta de brillantes y no jugaba con guantes blancos. Tampoco se sacaba un conejo de la chistera o hacía desaparecer objetos en un escenario o en plena calle, pero aún así tenía una virtud única e incuestionable que consiguió cambiar la forma de entender el baloncesto.
El deporte del balón y la canasta no volvió a ser el mismo con su presencia en las canchas. Nada fue como antes y nada lo será desde su retirada, porque lo que hacía con la bola no lo ha hecho nadie desde entonces. Ese manejo de la bola, esos contraataques, esos movimientos y sobre todo esos pases sin mirar encandilaron y enamoraron a todos los adeptos a este deporte. Era pura magia. Y aunque no compartió profesión con David Copperfield, algunas veces parecía de ciencia ficción lo que salía de sus manos.
Earvin ‘Magic’ Johnson llevó al baloncesto a otra dimensión. Esto no es fácil de hacer y solamente están capacitados aquellos que por alguna circunstancia son especiales. Pero él lo era y consiguió hacerlo. Por suerte no hay que irse excesivamente atrás en el tiempo para recordar las exhibiciones de este jugador porque los recuerdos que tenemos de él son en color y no en blanco y negro. Marcó una época y cualquiera en la década de los ’80, unos años en los que la NBA se empezaba a expandir internacionalmente poco a poco y se empezaban a conocer más sus estrellas en el resto de países, quería jugar como él.
El poso que dejó en las temporadas que jugó en la liga fue espectacular. Jugó 13 campañas en Los Angeles Lakers y fue cinco veces campeón de la NBA, tres veces MVP de la NBA y otras tres MVP de las Finales, doce veces All Star y dos veces MVP del partido de las estrellas, miembro del Hall of Fame, medallista olímpico y elegido entre los 50 mejores jugadores de la NBA en 1996.
Con este impecable currículum deportivo, no cabía otra opción en el equipo californiano que retirarle su dorsal. Un 16 de febrero de 1992, hace exactamente 24 años, su mítico ‘32’ fue colgado en lo más alto del Staples Center para recordar para el resto de la historia a uno de los jugadores más especiales y carismáticos, pero sobre todo a uno de los más increíbles que han jugado al baloncesto en la mejor liga del mundo. Si todo va por el camino que indica, esta temporada Kobe Bryant se unirá a este selecto grupo de jugadores que tienen el dorsal retirado en los Lakers al que, como ya hemos visto las pasadas semanas en Sportsmadeinusa.com, ya pertenecen algunos como Jerry West, Wilt Chamberain o Elgin Baylor.
Su apodo, los cinco anillos y el VIH
El sobrenombre de ‘Magic’, una vez conocida su carrera, no supone ninguna sorpresa para cualquier aficionado que vea imágenes suyas. Lo interesante del sobrenombre por el que se le conoce en todo el universo del baloncesto es cuándo se lo pusieron y quién se lo llamó por primera vez.
No fue en la NBA ni en la NCAA, sino en su época en el instituto. Johnson era una de las estrellas del equipo en el que jugó, el de Everett High School y fue un periodista al que le vino la inspiración al verle realizar una actuación estelar. 36 puntos, 16 rebotes y 16 asistencias fueron suficientes para que este redactor determinara que lo que acababa de ver no era algo impresionante, sino magia. De ahí que él fuera el primero en llamarle ‘Magic’, algo que su madre, cristiana devota, consideraba como una blasfemia.
Tras llevar a Everett a hacerse con un campeonato estatal y pasar dos años en Michigan State (donde ganó un título), se presentó al Draft de la NBA de 1979. Le seleccionaron los Lakers en el primer puesto y acabó haciendo historia con el equipo de Los Ángeles, aunque realmente la debería haber escrito con los Utah Jazz. Sí, porque ese primer puesto del Draft era del conjunto de Salt Lake City pero tres temporadas anteriores cedieron el puesto a los angelinos en compensación por el fichaje de Gail Goodrich.
Así las cosas, Magic consiguió llenar toda una mano de anillos de campeón. Ganó cinco, uno para cada dedo, en 1980, 1982, 1985, 1987 y 1988, donde consiguió ser MVP de las Finales en el ‘80, ‘82 y ‘87. Sus estadísticas siempre fueron muy completas y, a diferencia de otros jugadores que también tienen el dorsales retirados con los Lakers, no destacó por conseguir elevadas sumas de puntos en los partidos, sino que su potencial residía en el pase. Las asistencias fueron el recurso que más famoso le hicieron y con las que más destacó en su carrera, pues promedió más de 10 en nueve de sus trece temporadas. Su mejor registro fue en la 83/84 con 13,1 repartos por noche y consiguió realizar más de 12 de media en cinco temporadas.
La espectacularidad de su juego y sus acciones únicas marcaron casi una década y media, pero hubo un hecho que también dejó un sello imborrable en su etapa como jugador y también en la del deporte en general. La noticia de que tenía VIH conmocionó al deporte en general. Inmediatamente anunció su retirada en una rueda de prensa para combatir a la enfermedad, pero a pesar de la gravedad de la situación jugó en All-Star Game de esa temporada por las votaciones de los aficionados y fue parte del ‘Dream Team’ que ganó el oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.
La rivalidad con Larry Bird
La lista de jugadores y leyendas de la NBA es muy extensa. Ha habido épocas, jugadores, estrellas y muchos que han conseguido destacar por encima del resto a lo largo de la historia. Pero de momento no ha habido nada en referencia a dos jugadores que además representaban cada uno a los dos equipos con mayor rivalidad en la NBA. Magic Johnson y Larry Bird es lo mismo que decir Los Angeles Lakers y Boston Celtics.
Consiguieron llevar la máxima expresión de una rivalidad en el baloncesto mundial a la máxima potencia en tres ocasiones. Es decir, que se enfrentaron tres veces en unas Finales, lo que es lo mismo que decir el mejor duelo que se puede ver en la NBA por historia y tradición. Las batallas entre el L.A. y Boston se sucedieron en 1984, 1985 y 1987. Los Celtics se llevaron el primero de los envites, pero los Lakers se hicieron con los dos siguientes.
La rivalidad no sólo se reducía a los encuentros que se daban al final de la temporada, sino también durante la fase regular del campeonato, donde cada vez que jugaban ambos equipos entre ellos era una nueva oportunidad para gozar con el talento y enfrentamiento de ambos jugadores. Además, las luchas por los anillos se sucedieron durante toda la década de los ochenta. En esos años, los californianos se llevaron cinco anillos (todos los que ganó Magic) y los de Massachusetts tres.
El duelo entre Magic y Bird llegó a tener tal trascendencia que logró sobrepasar los límites de lo meramente deportivo. Era una lucha por ser el mejor y por superar al otro en todos los partidos, registros o balances. Y la casualidad o el destino hicieron que la marca de zapatillas Converse les juntara para un anuncio en la casa de verano de Larry en un pueblo de Indiana. No se hablaban, prácticamente se rechazaban el uno a otro y no veían con buenos ojos tener que hacer un trabajo juntos. Pero el buen hacer de los dos hizo que pasaran de no mirarse a acabar comiendo juntos y bromeando junto a la madre de Bird.
“No nos podíamos ni saludar y no tenía ni idea de cómo íbamos a hacer un anuncio juntos” – Magic Johnson.
Para la historia de su rivalidad en las Finales queda el famoso 27 de mayo de 1985 y el ‘Memorial Massacre Day’, pues en el primer partido de esas series los Celtics apabullaron a los Lakers por 148-114 en una serie que a la postre acabarían remontando los de oro y púrpura. Esas Finales también son históricas por ser las primeras en usar el formato 2-3-2 en vez del 2-2-1-1-1. El culpable fue Red Auerbach, que sugirió a David Stern ese cambió para evitar tantos viajes entre los partidos y sobre todo entre Boston y Los Ángeles.
Se podrían seguir contando miles de cosas sobre Magic Johnson, pero no tendríamos ni tiempo ni espacio suficiente para hacerlo. Solamente podemos agradecerle haber dado tanto a este deporte, con todo su talento, cariño, entusiasmo y sobre todo magia. Porque sin ella, la historia de la NBA no se habría escrito tal y como la conocemos.