Un chef de alta cocina nunca deja de trabajar bajo los fogones. Piensa, mejora, innova, prueba y repite hasta que su creación sabe como él quiere. Si no le sale, lo vuelve a intentar, y si el plato continúa sin estar en su punto, reordena las ideas y los ingredientes para volver a empezar. Su carrera no es un sprint, sino una maratón a largo plazo donde se le recordará por su carrera y no por un día que la comida supo exquisita.
Un chef de renombre y reconocido no lo es solo por cocinar muy bien y con ideas diferentes, sino también por ser lo más completo posible en lo que hace. En un menú degustación de uno de los mejores cocineros, uno no se queda a gusto si el entrante y el plato principal han sido espectaculares, pero al postre le ha faltado algo. Si trasladáramos este símil al plano baloncestístico, Ricky Rubio se ha empeñado en redondear el menú que saboreamos de él cada noche NBA. Su juego, visión, inteligencia y asistencias no tienen duda alguna de su exquisitez a ojos del espectador, pero siempre ha habido algo en su juego con lo que uno no terminaba de rebañar el plato del todo: su tiro a canasta.
El base español, natural de El Masnou, se ha propuesto buscar el cum laude a su baloncesto particular mejorando y puliendo el elemento que siempre se le ha resistido en este deporte, pese a que ha demostrado sobradamente la calidad y recursos que tiene en el resto de aspectos del juego. Por ello, Ricky Rubio quiere poner la guinda en el pastel mejorando su lanzamiento a canasta, algo que se pude constatar que ya ha ido mejorando en los últimos tiempos y que pretende explotar en su etapa en los Utah Jazz.
Mejorando el tiro progresivamente
El traspaso de Rubio a los Jazz en el verano de 2017 supuso varios cambios tanto para él, como para su nueva franquicia y para la que dejaba. En Minnesota había pasado 6 años donde no pudo lograr el tan ansiado objetivo del equipo: llegar a Playoffs. Tras más de un lustro en la ciudad de Minneapolis, el cambio de aires a Salt Lake City no solo supuso un nuevo reto, con mayores aspiraciones de entrar en Playoffs, sino que en la vorágine de traspasos veraniegos en la NBA, la marcha de Gordon Hayward a los Boston Celtics también hacía aumentar la responsabilidad de Ricky en el equipo. Con todo ello, este aumento de la exigencia ha venido a la par de la sutil mejora en el lanzamiento de media y larga distancia del base catalán en su juego.
En la última temporada en Minnesota aumentó ligeramente sus minutos en pista, además de sus intentos a canasta y promedio anotador. Pese a que no supone un cambio trascendental, si significa poner la primera piedra en la construcción de un juego mejor y más enriquecido. En casi 33 minutos de juego, sumó 11,1 puntos con partido y un 40,2% de acierto en los lanzamientos de campo. A pesar de que no intentó de media tantos tiros por encuentro que en campañas anteriores, sí fue la que más anotó, lo que le hizo mejorar estos datos.
En Utah Jazz poco a poco ha ido mejorando estos números. En la pretemporada nunca había lanzado más tiros (8,8) ni anotado más puntos por partido (11,4) pese a ser la preparación para la temporada. Y eso, aunque no fueran partidos de competición, dice bastante de la evolución hacia la que marcha Ricky Rubio en estos momentos.
En la franquicia de Salt Lake City supera los 16 puntos por partido en temporada regular. Además, está promediando casi 6 asistencias por partido y está superando su porcentaje de tiros de campo respecto a su media en su carrera total en la NBA. Con ello, no solo se puede ver que Rubio está tratando de mejorar el ‘talón de Aquiles’ que siempre le ha perseguido en su carrera, sino que lo interesante es ver cómo lo está haciendo.
Una de las canastas de media distancia que estamos viendo de Ricky es aprovechando un hueco en defensa. Aunque tenga un contrario defendiéndole, consigue zafarse con una finta o gracias a un bloqueo y, una vez tiene el espacio suficiente, consigue armar el brazo con mucha velocidad y anotar apenas sin dificultad. Se puede ver perfectamente en esta canasta ante los Phoenix Suns.
También se puede ver una acción muy parecida en esta canasta anotada ante los Oklahoma City Thunder. Ricky recibe el balón abierto, consigue aprovecharse del bloque de Rudy Gobert y lanzar cuando ya no tiene oposición defensiva.
En cuanto a los triples, intenta buscar su espacio desde el lado débil del ataque. Cuando él no está manejando el juego y el balón está circulando por otro lado, él trata de colocarse en ocasiones en el lado contrario del ataque para que, si la bola le llega rápido, poder armar el tiro antes de que llegue la defensa y tirar.
Sucede de manera muy parecida en esta otra jugada, donde espera su momento en la esquina para poder lanzar lo más rápido posible y anotar.
Un objetivo a largo plazo
Con este contexto presente, lo que no quieren los Utah Jazz ni su entrenador, Quin Snyder, es correr más de la cuenta para que el objetivo que tienen con Ricky Rubio se les escape de las manos y no lo terminen de conseguir.
“Esto no es un sprint, es una maratón. Quiero que cada vez vaya a mejor y si tiene noches en las que no anota, no pasa nada”, comentaba el head coach de los Jazz antes de comenzar la temporada. Por ello, lo que quiere es que poco a poco vaya cogiendo más confianza mediante su tiro, algo que no quiere que deje de hacer. “Solo queremos que juegue con confianza y que sepa que no le vamos a evaluar solo por un partido. Solo le evalúo si en un partido no hace ningún tiro. Creo que eso le va a dar mucha más confianza. Con el tiempo creo que mejorará su lanzamiento a canasta”.
«El sistema de juego de los Jazz es bueno para mí. Me gusta este ataque» –Ricky Rubio.
Hasta el propio Ricky Rubio sabe que se trata de un tema de confianza y de ir poco a poco adquiriendo hábitos para que los lanzamientos sean más naturales y efectivos. “Todo se basa en la confianza. El final de la última campaña me ayudó y he tenido un buen verano trabajando y mucho de ello lo he notado. El sistema de juego de los Jazz es bueno para mí. Hay mucho movimiento, sé cuáles son mis puntos fuertes y débiles y me gusta mucho este ataque”.
Si sigue con esta progresión, poco a poco se irá haciendo un jugador más completo y terminará de añadir el ingrediente que le falta para que su juego termine de ser prácticamente redondo. La confianza del cuerpo técnico y de sus compañeros hará mucho, pero tener la cabeza fría y saber que el objetivo está al final del camino y no en cada lanzamiento será clave para que Ricky siga haciéndose mejor jugador. En definitiva, para que siga ‘enRickyciendo’ su juego.