Ya se conocen, saben cómo es cada uno, sus fortalezas, debilidades, carácter y modo de entender el juego. Juntos llegaron a la cima que todo miembro de la NBA sueña. A base de trabajo, calidad y entendimiento, jugaron dos Finales en tres años, de las cuales ganaron una, ante los archienemigos Lakers nada menos. Y ahora, esa conexión y unión la pueden volver a tener.
En 2013 sus caminos se separaron. Ambos abandonaron Massachussets. Tú a Brooklyn y yo a California. Pero dos años después pueden volver a estar bajo unas mismas siglas, bajo una misma camiseta y bajo un mismo objetivo. Sí, porque este verano Paul Pierce puede reencontrarse con Doc Rivers en Los Angeles Clippers, una unión que serviría para poner el punto final a la carrera del alero.
El equipo californiano ha sumado su tercera eliminación en las semifinales del Oeste en cuatro años. La sensación que reina en todos los aficionados en la NBA es que pueden dar más y que es un equipo y un proyecto que se espera que esté en unas finales de Conferencia como mínimo. Por otro lado, Paul Pierce ha mostrado un nivel altísimo en estos pasados Playoffs con los Washington Wizards y, pese a sus casi 38 años, tiene aún mucho baloncesto dentro. Y los Clippers parece que quieren aprovecharlo, poner a ambos en la misma dirección para intentar dar el empujón definitivo a un proyecto pensado para ganar.
Además, hay un componente personal que puede atraer mucho a Pierce para recalar en los ‘Clips’: él pasó parte de su infancia en Inglewood, cerca de Los Ángeles, lo que se presenta como una gran oportunidad para volver al lugar en el que creció para jugar sus últimas temporadas en la NBA. Sobre todo después de haber estado toda su vida profesional ‘dando el callo’ al otro lado del país entre Boston, Brooklyn y Washington.
Las cuentas de los Clippers y de Pierce
El romanticismo es muy bonito. Que Paul llegase a LA para reencontrarse con Doc Rivers sería muy emocionante para los melancólicos. Pero al fin y al cabo, lo que vale es el trabajo y lo que se demuestre en la cancha en cada partido.
Para que la llegada de Pierce y su acoplamiento al equipo sea el adecuado, no se puede ficharle así como así. Hay que tener en cuenta la edad de Paul –pese a su gran estado de forma– y los jugadores del equipo para saber cómo funcionaría el engranaje de la rotación y cómo encajaría Pierce en ella.
Él llegaría como un buen refuerzo para el rol de tirador del equipo, algo que por el momento tienen cubierto con JJ Redick y desde el banquillo con Jamal Crawford. Aún así, el periodista Arash Markazi señaló que los Clippers podrían estar buscando un traspaso para Crawford, con lo cual ahí podría haber un hueco muy interesante en el equipo para ‘The Truth’.
Ahora bien, las cuentas no sólo las tiene que echar el equipo, sino también el jugador. Pierce ha hecho una muy buena temporada con el equipo de la capital, sellando 11,9 puntos y 4 rebotes de media en la temporada regular y 14,6 puntos y 4,2 rebotes en los Playoffs. Más allá de lo que signifiquen los números, su presencia en la cancha ha sido determinante con grandes actuaciones y tiros importantes, a pesar de que fueron eliminados en las semifinales del Este ante los Atlanta Hawks.
Los rumores apuntan a que Paul Pierce ejercerá su ‘player option’ y será en agente libre este verano. Rechazará jugar con los Wizards por $5,5 millones y, si acaba en los Clippers, lo haría teóricamente por menos dinero pero con la intención de llevar al equipo angelino a lo más alto. Bajo la tutela del entrenador con el que ganó un anillo y con unos jugadores dignos de un equipo campeón.
Su química en Boston
Los dos pasaron por lo mismo en Boston y se las saben de todos los colores. Desde ser un equipo mediocre en el Este, a no clasificarse a los Playoffs o a ganar un anillo de campeón. Por ello, la adaptación jugador-entrenador en el equipo, si finalmente recala en los Clippers, no parece ser nada traumática. Todo lo contrario a la vista de los acontecimientos del pasado.
El año 2008 ambos lo recordarán por el momento en el que se cumplieron sus expectativas personales y pudieron lograr el sueño que tanto tiempo llevaban persiguiendo. Tanto ellos, como en Boston, porque en dicha ciudad no celebraban un título de la NBA desde hacía 22 años.
Aquella campaña consiguieron además algunos de los mejores números de la historia de los Celtics, como la tercera mejor temporada en porcentaje de victorias (80,5%) o la tercera también con más victorias totales (66). Además, Paul Pierce registró su segundo mejor valor de offensive rating en su carrera (115) y Rivers logró el máximo de victorias en temporada regular que ha logrado en su carrera como entrenador.
El secreto del éxito ya lo experimentaron. Lo consiguieron en uno de los equipos con más presión a la hora de conseguir títulos, sobre todo cuando aspira a ellos. Ahora, si la unión finalmente se realiza, podrán hacerlo en un equipo nada acostumbrado a ello históricamente para intentar saciar a los Clippers de lo que tanto desean conseguir y de lo que nunca disfrutaron: el éxito.