En cualquier disciplina de la vida siempre recomiendan especializarse en algo concreto. Para no hacer bueno el popular dicho de ‘Quien mucho abarca poco aprieta’, es necesario intentar ser el mejor no en tu disciplina, sino en un aspecto específico de ella. En el baloncesto es imposible ser bueno en todo, básicamente en cualquier deporte uno no es capaz de destacar en todos y cada uno de los aspectos que lo componen. Pero, por qué no, un día es posible brillar y enseñar al mundo que tienes armas para destacar en todo aquello que te propongas.
Ni el mejor anotador de todos es luego el que más rebotea, ni el mejor defensor el que más roba, ni el mejor atacante el que más tapona. Lo ideal sería buscar un equilibrio y tener algo bueno de cada faceta del juego, pero eso a la larga haría que un jugador fuera del montón ya que se le daría bien todo pero no destacaría en nada. Aún así, ¿qué sucedería si un jugador fuera excelente por un día y firmara un cum laude en cada apartado en el que tiene que aportar positivamente a su equipo?
Tan especial es esta circunstancia que, por idílica, es casi imposible de conseguir. Y sí, es casi imposible porque apenas ha habido veces en la historia en la que un jugador haya firmado un encuentro casi perfectamente completo en la NBA. Ha habido récords de anotaciones, partidos donde se han cogido decenas de rebotes y entregado numerosas asistencias y situaciones donde hemos visto triples-dobles monstruosos pero, ¿se ha conseguido alguna vez un cuádruple-doble en la NBA?
Si ya es difícil conseguir más de 10 puntos, rebotes y asistencias, que son los registros más habituales en los triples-dobles, en un mismo partido, es increíblemente complicado hacerlo también en robos y/o tapones. Y aún así, ha sucedido 4 veces en la historia de la NBA. Este dato relata la excepcionalidad del caso que se expone, ya que no es nada habitual verlo en una cancha de baloncesto de la mejor liga del mundo.
Uno de esos jugadores fue Alvin Robertson, quien fue profesional entre 1984 y 1993 y una última temporada en el curso 95-96. Por ello, en Sportsmadeinusa.com vamos a realizar un serial de estos cuatro jugadores para recordar estos hitos y cómo sucedieron cada uno de ellos.
Un récord histórico y una vida turbulenta
Alvin Robertson quizás no esté para ninguno en el mejor o segundo mejor quinteto de la historia, pero de lo que no cabe duda es que por méritos propios escribió una página de oro en ella para que todos la recordaran. Más conocido y destacado por su juego en defensa, en una noche de febrero de 1986 registró lo que solo tres jugadores más han conseguido hacer: nada más y nada menos que un cuádruple-doble.
Además, de los cuatro ‘agraciados’, es el único que puede decir que lo ha logrado sumando más de 10 robos, pues los otros lo hicieron sumando más de 10 tapones, además de puntos, rebotes y asistencias. Concretamente, la machada de Alvin sucedió el 18 de febrero de 1986 cuando jugaba en los San Antonio Spurs. Aquel día, los texanos ganaron este partido 120-114 a los Phoenix Suns con 20 puntos, 11 rebotes, 10 asistencias y 10 robos de Robertson.
Este encuentro lo finalizó con un 8/17 en tiros de campo, lo que supone un 47,1% de acierto, además de con un 4/6 en tiros libres, 4 pérdidas y 5 faltas personales, solo a una de la eliminación. Por suerte para él no llegó y, en los 36 minutos que jugó en aquel partido, pudo registrar un acta totalmente para la historia.
Esto le convirtió en el segundo jugador de la historia en conseguir dicho logro. Antes únicamente lo había logrado Nate Thurmond y posteriormente únicamente se han registrado los casos hasta la fecha de Hakeem Olajuwon y David Robinson sin que nadie más lo haya podido lograr.
Entre sus récords, aún hay uno que ostenta y que por el momento nadie ha sido capaz de arrebatárselo. Si ya es difícil mantener un nivel de robos de balón alto partido tras partido, más complicado es hacerlo durante toda una temporada. Aún así, Alvin Robertson es el jugador con el promedio de robos más alto de la historia en una sola temporada con los 3,7 por partido que realizó en la campaña 1985/86, cuando tenía 23 años.
Los mejores años de su carrera los pasó en San Antonio, donde se forjó como uno de los mejores defensas de la liga. Si bien su fuerte no eran los tapones, sí destacó mucho en la faceta de robos y en la de rebotes defensivos siempre promedió los mismos o más rebotes de este tipo que ofensivos. Tras cinco temporadas triunfales en San Antonio, donde llegó tres veces a los Playoffs, continuó su carrera en los Milwaukee Bucks hasta 1993, donde a mitad de temporada cambió de aires para acabar en Detroit. Finalmente, y tras dos años ausente de las canchas por problemas en la espalda, jugó una última temporada en el curso 1995/96 en Toronto Raptors. Finalizó su carrera firmando 14 puntos, 5,2 rebotes, 5 asistencias y 2,7 robos por noche para cerrar un capítulo y abrir otro diferente en su vida que le ha venido marcando desde entonces hasta la actualidad.
«Estoy orgulloso de la carrera que he tenido. Por fortuna tengo algunos logros que me han incluido en el libro de los récords y de allí no me podrán sacar: los robos de balón y el cuádruple-doble.»
La vida fuera de las canchas de este jugador una vez colgó las botas no ha sido nada positiva y no se ha parecido en nada a la que se pudo ver como profesional. Tras retirarse, en 1996 fue acusado de propasarse –excederse en atrevimiento con una persona hasta llegar a la falta de respeto– con una mujer y de destrozar el coche de una novia antigua que le había colgado el teléfono. Cumplió la condena de un año por un intento de violación en el año 2002 pero los hechos más recientes tampoco le dejan en una mejor posición.
En 2010 fue acusado de secuestrar, obligar a prostituirse y violar a una niña de 14 años en un club de la ciudad de San Antonio y, en 2015, fue detenido tras ser buscado varios días después de que se quitara un localizador GPS que le habían obligado a llevar tras ser puesto en libertad bajo fianza por el caso de la niña.
A pesar de todos estos casos extradeportivos que no son de buen gusto de nadie, lo que nos dejó en su carrera fue una gran demostración de consistencia defensiva, mucha calidad y sobre todo un hito más que relevante que merece ser recordado por increíble, único y espectacular.
Pingback: David Robinson, un almirante de recuerdo imborrable | Sports made in USA()