Que el ‘cohete’ de los Houston Rockets lleve carburando tan bien en las últimas semanas y que hayan ganado 8 de sus últimos 10 últimos partidos y se encuentren invictos en febrero encuentra su explicación en algunos de los aspectos más positivos del baloncesto: el entendimiento y asociación todas sus piezas.
Este entendimiento no supone nada si no hay algo que los una, una vía común que les haga comprender lo que tiene que hacer cada uno en el campo en cada momento para sacar la mayor productividad posible del equipo. Los Rockets lo han encontrado en algo tan sencillo como el pase y la circulación del balón y ello les ha hecho colocarse en la clasificación hasta el tercer puesto, tan sólo por detrás de Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs.
«Nuestro ataque está fluyendo, estamos creando espacios en la cancha y jugando sin egoísmo, lo que es una forma excitante y divertida de jugar. Renunciamos a tiros buenos para lanzar los grandes de verdad. Estamos pasando mejor la bola y jugando más libres», declaró Chandler Parsons la semana pasada.
No debemos olvidar que estos ocho triunfos consecutivos han estado favorecidos por el calendario, donde los equipos de mayor entidad a los que se han enfrentado han sido a los propios Spurs y a los Dallas Mavericks, pero de todos modos este tipo de rachas son igual de válidas no sólo para sumar victorias, sino para hacer que la confianza del equipo crezca poco a poco.
Aún así, uno de los factores que ayudan enormemente a potenciar la calidad de un equipo y hacer que los jugadores rindan a un nivel superior es la competencia interna. El caso de Houston es el mejor posible en este sentido, ya que actualmente todos sus jugadores se encuentran disponibles y eso ayuda a fomentar competitividad por jugar más minutos y, en consecuencia, a mejorar el rendimiento tanto individual como colectivo del grupo.
“Con todos los jugadores de vuelta, el equipo entero nos ayuda a que los jugadores estén cómodos en sus roles y sus posiciones”, afirmó James Harden justo antes del parón del All-Star Weekend.
Si el equipo fluye y los jugadores se encuentran en el juego, las victorias vienen con facilidad, pero para los Rockets además han venido con una buena producción de puntos. En estos últimos 8 partidos, han anotado una media de 112,13 y son además el tercer equipo que más promedia en toda la NBA con 105,5 tantos por encuentro. Además, son los cuartos de liga entera que mayor porcentaje de tiros de campo anotan (47,4%), los cuartos que más triples totales anotan y los segundos que más tiros libres han metido hasta el momento.
En el plano defensivo también están siendo un conjunto que están poniendo las cosas difíciles a los rivales, ya que imprimen una altísima intensidad por momentos que hacen disminuir los recursos y potencial ofensivos de las franquicias a las que se enfrentan. Son los quintos de toda la liga con menor porcentaje de tiros de campo recibidos (43,7%), y los terceros que a los que menos rebotes defensivos les han cogido en lo que va de campaña.
Definitivamente, el potencial que gestionan arriba los Rockets, más su solidez defensiva por momentos y que sus jugadores estén encontrando buenas sensaciones entre ellos cuando juegan, tan sólo puede presagiar buenas cosas si el momento actual persiste y no cambia de tendencia.
“Nos preocupamos por todos y esta atención a los otros se está empezando a ver en la cancha. Estamos mejorando en ciertas cosas, aunque conlleva un tiempo”, palabras del grandullón Dwight Howard sobre la situación de su actual equipo.
Esta situación, por tanto, nos retrae en parte al comienzo de la temporada donde se hablaba de las opciones de los Rockets por el anillo. Personalmente, en este aspecto me gusta hablar de dos tipos de equipos: los aspirantes y los candidatos. ¿En cuál entrarían los Rockets?
De momento, parece apropiado y prudente incluirles en el primero de ellos. Como bloque están demostrando buenas cosas, pero en el global de la liga hay conjuntos más experimentados y de más nivel que acabarían terminando con las ilusiones y las opciones de los texanos en los Playoffs.
Aún así, si las lesiones les respetan y consiguen que los suplentes consigan rendir a un buen nivel cuando sustituyan a los titulares, podrían conseguir acercarse a ese segundo y exclusivo grupo de candidatos reales al anillo.
¿Y realmente esto puede suceder? ¿Los suplentes de los Rockets pueden asumir mayores responsabilidades a partir de ahora? Los dos meses que quedan por delante de temporada regular en la NBA son quizás los más complicados de gestionar. Por un lado, los equipos que tienen opciones de entrar en Playoffs quieren apurar sus opciones, el estrés y la necesidad de ganar aumenta y cada vez van quedando menos encuentros. Y sobre todo, uno de los aspectos más importantes a cuidar es el estado de forma en el que lleguen los titulares.
En concreto, a los Rockets les quedan 28 partidos hasta los Playoffs, y son seis los jugadores que destacan por haber comenzado de inicio la mayoría de encuentros hasta el momento: Howard, Harden, Lin, Parsons, Terrence Jones y Patrick Beverley.
Aún así, los minutos con los suplentes sí están algo más repartidos, aunque la producción de estos debería ser algo mayor para ofrecer más garantías a las posibilidades del equipo si estos fallan en algún momento determinado.
De los ‘importantes’ de los Rockets, destaca el tándem que crean Howard y Harden. La versatilidad, inteligencia y calidad de uno sumado al poderío de la zona del otro hace que los ejes interior y exterior de Houston, tanto en ataque como en defensa, estén bien cubiertos. El ‘señor de la barba’ con 23,9 puntos y 5,3 asistencias por encuentro y ‘Superman’ con 18,8 puntos y 12,5 rebotes por partido son lo que dan sentido antes, durante y después de todo lo que los Rockets hacen.
Parsons (17,0 puntos 5,6 rebotes por partido) y Lin (13,3 puntos y 4,5 asistencias) son otros de los grandes baluartes que no sólo sirven como sustituto y complemento de Harden y Howard, sino que están resultando muy importantes para mantener el actual rendimiento de la franquicia texana.
Si bien Patrick Beverley ha contado como titular para el entrenador Kevin McHale en prácticamente todos los encuentros en los que ha estado disponible y Omer Asik ha sido una de las grandes decepciones esta temporada, la mayor sorpresa que han podido tener los Rockets este año es la del ‘sophomore’ Terrence Jones.
Con tan sólo 22 años, el de la Universidad de Kentucky está siendo todo un filón para su franquicia en su segunda temporada en la élite del baloncesto estadounidense. La clave en su juego está siendo la consistencia, la regularidad y sobre todo la confianza en su juego. Los 11,7 puntos, 7,3 rebotes y 1,4 tapones por encuentro avalan una temporada que se puede calificar hasta el momento como magnífica.
Además, está contribuyendo a solucionar el problema de la compenetración con Howard que tanto se temía que no podía funcionar. La juventud de Jones le hace que luche cada balón, que pelee cada rebote y que en muchas de sus opciones de tiro rebose de confianza. Hasta la fecha ha anotado un 52,4% de los lanzamientos que ha intentado y sus compañeros saben valorar ese tipo de cosas.
“Ha ganado muchos partidos para nosotros con actuaciones preciosas. Él simplemente va a mejorar, trabaja en su juego cada día y es una gran parte de este equipo”, resaltó hace unos días Harden sobre el joven Jones.
Con la aportación global de todos los jugadores, con todos ellos sanos, con jóvenes estrellas como Jones emergiendo y con el objetivo en el horizonte de poder ser candidatos al anillo, los Rockets están presentando sus credenciales para lo que resta de campaña. Por ahora, la unión les está ayudando a encontrar el camino y habrá que ver si eso les ayuda para seguir siendo productivos en el transcurso de los próximos meses.
[NOTA: Algunos datos pueden variar tas el partido que Houston ha jugado este miércoles contra los Lakers].