En cuatro años, Brad Keselowski ha pasado de ser para muchos otro «pseudo-Kyle Busch» a ser considerado como el presente y futuro de la NASCAR, de ser etiquetado como sucio e inmaduro a haberse ganado el respeto de otros tantos, fuera y dentro de la pista. En 2011, Keselowski se convirtió en la gran revelación del año tras ganar tres carreras y clasificarse para el Chase tan sólo en su segundo año completo en el máximo nivel. En verano de 2011, Keselowski llamó la atención del automovilismo logrando una extraordinaria victoria en Pocono pocos días después de haberse fracturado el tobillo, y fue ese día quizás cuando algunos excéntricos se dieron cuenta de que el piloto de Michigan iba en serio. Otra gran victoria en Bristol, después de un memorable mes de agosto, confirmaría su inesperada presencia en el Chase, donde terminaría finalmente en 5ª posición.
Llegó 2012, y con él un nuevo rol para Keselowski, no solamente dentro de su equipo, sino en la propia Sprint Cup; tras la marcha de Kurt Busch, Keselowski asumió por completo el papel de piloto número 1 dentro de Penske Racing, y era hora de cumplir con las apuestas y expectativas que ya le colocaban como posible sorpresa para el campeonato al final de año. Él mismo se encargaría de que tales apuestas se hicieran reales, dando un salto de calidad que le llevaría hasta lograr el título por encima del cinco veces campeón Jimmie Johnson. En vez de achantarse frente a la presión de Johnson, Keselowski demostró estar a la altura de las circunstancias, llevándose un título de campeón que desde el pasado domingo le acompañará durante el resto de su vida.
En 2012, Brad Keselowski llevó su conducción hasta otro nivel, dejando sus impresionantes números de 2011 en meras anécdotas: de sus 3 victorias, 10 Top 10’s y 14 Top 5’s, pasó a 5 victorias, 13 Top 10’s y 23 Top 5’s, liderando además hasta 437 vueltas más que el año anterior. Su cambio más impresionante, sin embargo, se dio en el Chase, donde Keselowski logró marcar por completo la diferencia: en 2011, su inexperiencia le llevaría a una post-temporada muy irregular donde su 4 Top 5’s se verían totalmente contrastados por 6 carreras fuera de los quince primeros puestos, lo que le dejaría por completo fuera de la lucha por el campeonato dos carreras antes de que finalizase el mismo. Este año, no sólo ganó 2 carreras en el Chase, sino que tan sólo en dos ocasiones (incluida Homestead-Miami, donde no arriesgó y finalizó en un 15º puesto que le garantizaba el título) quedó fuera de las diez primeras posiciones, en una regularidad que ha quedado demostrado ser la clave del éxito en la NASCAR.
Pese al campeonato final, sin embargo, no todo fueron facilidades para el Dodge número 2 en su camino hacia el título. Tras el accidente en la Daytona 500 y el Top 5 la semana siguiente en Phoenix, Keselowski no lograba encadenar dos buenos resultados consecutivos, y se pasó el primer tercio de campeonato buscando sin éxito una regularidad que no le daba ni un descanso. Pese a las victorias en Bristol y Talladega, Keselowski no pisó el Top 10 de la clasificación hasta entrado el mes de junio. Entonces llegó el verano de nuevo. Como el año anterior, el periodo estival volvió a despertar en él su vena ganadora, y desde entonces ya no volvería a mirar atrás. Para hacerse una idea más clara, en las últimas 20 carreras del año, Keselowski tan sólo quedaría fuera de las diez primeras posiciones en tres ocasiones, incluyendo de nuevo la última carrera del año en Homestead.
En tan sólo dos temporadas, Brad Keselowski ha conseguido lo que ningún otro piloto había logrado conduciendo el «Blue Deuce» de Penske Racing: ganar el campeonato para el «Capitán» Roger Penske. Ni un recién Hall of Famer como Rusty Wallace ni Kurt Busch pudieron en 23 años de historia conseguir tal logro, pero finalmente el distinguido número 2 patrocinado por Miller Lite, en el último año de Dodge en la competición, conseguiría el esperado y merecido premio. Y todo ello sin olvidar a un equipo de mecánicos liderados por Paul Wolfe, el único Crew Chief en ganar los campeonatos de Nationwide y Sprint Cup Series, y es que como el propio Keselowski diría en Victory Lane, citando al gran Ray Lewis de los Baltimore Ravens: «durante mi vida me han dicho que no soy lo suficientemente grande, fuerte ni rápido, que no tengo lo que hay que tener para ganar. Es cierto, nadie lo es, tan sólo un equipo puede serlo, y este equipo me ha hecho lo suficientemente grande, fuerte y rápido para conseguir cualquier cosa que nos propongamos».
La temporada 2012 ya es historia, y Brad Keselowski ya forma parte de la historia viva y la excelencia del deporte americano.