No queremos ser prepotentes, pero tampoco podemos eludir la realidad. Y es que desde Sports Made in USA pronosticamos quienes serian los ganadores de la final de The Ultimate Fighter y hemos acertado. El Bisping-Miller no conseguimos acertarlo, pero tampoco sabíamos que Jason se iba a quedar sin fuelle tras el primer asalto. Con una entrada modesta, 1.649 personas, el Palms Casino Resort vivió una bonita noche de MMA.
La primera final, de peso bantam fue entre Dillashaw y Dodson. El pequeño Dodson (1,60) consiguió imponer el ritmo, y aprovecharse de su velocidad para llevarse el combate. No llegó a los 2 minutos, ya que Dodson conectó una buena mano que mando a Dillashaw al suelo visiblemente afectado y sin poder de reacción. El árbitro estuvo rápido y paró un combate que tenía ganador desde que Dodson hizo que TJ besara la lona. El nuevo Ultimate Fighter tiene un gran futuro, aunque su diferencia de altura podría traerle problemas en la división bantam. Seguro que está rezando para que el debut de la categoría mosca en UFC sea dentro de poco y poder llegar a coronarse campeón.
En la otra final, el ganador fue Brandao como nosotros predijimos. El brasileño, junto con Bermudez, nos brindó todo un peleón. Los luchadores estuvieron tambaleándose en varias ocasiones pero sacaron fuerzas para seguir en pie y continuar con el espectáculo. Hasta que a falta de pocos segundos para el final del primer round, Bermudez deja tocado a Brandao, este se va al suelo y se defiende como puede. Bermudez rápidamente empieza a castigarle pero descuida su brazo izquierdo, algo que el brasileño no desaprovecha y consigue un armbar espectacular para terminar el combate. Nadie duda de que la carrera de Brandao será importante, tiene grandes posibilidades en una división todavía nueva y sin luchadores bien afianzados en ella. Como ya comentamos en la previa, es un luchador a seguir muy de cerca. Y con este, Greg Jackson tenía su segundo ganador de TUF de la noche junto con Dodson.
La única decepción del evento llego en el combate estelar. Nos esperábamos algo entretenido, una lucha de estilos entre dos hombres que habían declarado abiertamente lo mal que se caían mutuamente. Pero esto solo duró un round, lo mismo que el cardio de Jason Miller. Los otros dos rounds que duró el combate, antes de que el árbitro lo parara, fueron un continuo castigo para Miller que parecía mas un saco de boxeo que otra cosa. El mismo admitió que el haber estado fuera de combate un año le había afectado demasiado y su cardio para el combate era muy malo. Es comprensible que un luchador pueda llegar mal preparado a un combate, lo que no es tan normal es que Dana White diga que no saben si Miller volverá a pelear en UFC después de la actuación del sábado. Estas palabras son un mensaje muy peligroso para los luchadores, ya que a los dopados solo se les sanciona un año y después vuelven a pelear. Tiene más castigo alguien que no a preparado al 100% su pelea, que uno que hace trampas y engaña a todo el mundo. Esperemos que White matice sus palabras ya que sentarían un precedente dañino ahora que UFC está entrando en el gran público. De Bisping poco podemos decir, a pesar de tener a un rival totalmente entregado desde el segundo round, le costó Dios y ayuda poder finalizarlo. Sigue pidiendo un combate contra Anderson Silva… por favor, que se lo den y así dejaremos de escuchar su lloriqueo constante.
Esta semana UFC 140 en Toronto. Jon Jones defiende el cinturón ante Lyoto Machida, y la revancha entre Frank Mir y Antonio Nogueira de su combate por el campeonato pesado. Buen cartel para un público canadiense que siempre cumple. Hasta otra.