El saque de honor de Wayne Gretzky en el Staples recordaba aquellas finales del 93 donde los californianos cayeron contra Montreal. En esta ocasión los Kings, tras la goleada de anoche, lo tienen en la mano.
LOS ANGELES 4-0 NEW JERSEY
Los Devils sabían que tras perder los dos primeros partidos en casa debían hacer un juego más ofensivo en Los Angeles. El primer periodo estuvo igualado pero los de New Jersey desaprovecharon tres oportunidades de powerplay, gracias en parte al buen penalty kill de los Kings que impidieron que los de DeBoer disparan con frecuencia a la portería de un inspiradísimo Jonathan Quick. Tras el empate a cero de los primeros veinte minutos, llegó un periodo donde las intenciones de los Devils fueron las mismas pero el acierto de los Kings fue letal. A los cinco minutos, en una jugada protestada por Brodeur, Alec Martinez abría el marcador tras robarle el puck al goalie de los visitantes. Este tanto no cambió el panorama y New Jersey tuvo otras dos superioridades numéricas que no supo materializar. A falta de cinco minutos para el segundo intermedio Kopitar ponía tierra de por medio tras una buena contra iniciada y finalizada por él mismo, con la colaboración de Brown y Williams.
El último periodo comenzó con algunos segundos de powerplay para los Devils, que también terminaron en el limbo, como todos y cada uno de los que han dispuesto en estas finales. Para colmo las dos primeras superioridades numéricas que tuvieron los Kings terminaron en gol. Primero Jeff Carter, y después Justin Williams, dejaban sentenciado el partido y desataron la locura en el Staples Center. Los visitantes siguieron intentándolo a pesar de la goleada pero de nuevo se estrellaban, una y otra vez, con un sensacional Quick que dejó su portería a cero. Al final del partido, goleada por 4-0 que deja el título en bandeja para Los Angeles.
Los Kings mandan en las finales por 3-0 y el próximo miércoles, ante su público, buscarán conquistar la primera Stanley Cup de su historia.