Veinte años después el Madison Square Garden volvía a recibir un partido en la final de la Stanley Cup. Lleno absoluto en la ciudad de Nueva York, volcada con el hockey estos días. El 2-0 de los Kings en la serie hacía de este partido algo vital en lo que a la victoria se refería para los Rangers. Los Kings con la ventaja en la serie, podían dar un golpe de autoridad en la mesa de cara a levantar la Stanley.
No hubo micho guión en este partido que se inició rápido con unos Angeles Kings presionando a los Rangers muy arriba y complicando la salida del disco. Ambos equipos intercambiaron varios disparos en los primeros minutos con mucho respeto entre ellos. Los Rangers seguían sin lograr la pastilla controlada como a ellos les gusta. Zuccarello tendría las dos oportunidades más claras para los del Madison, pero Quick y su stick lo evitaron. Cuando todo parecía que iba a terminar el primer periodo con 0-0, sobre la bocina del Madison, Carter disparaba y la pastilla golpeaba a Dan Girardi que desviaba para poner el 0-1 en el luminoso del Madison y adelantar a los Kings en el partido y por primera vez en la serie.
En el segundo periodo el equipo de California sentenciaba el partido con los goles de Jake Muzzim y Mike Richards y hacía enmudecer la ciudad de Nueva York. Los Rangers no lograron encontrar su juego durante el resto del partido y la presión les hizo no entrar nunca en el hielo. Jonahtan Quick terminó con 32 paradas de 32 disparos mientras que Lundqvist 12 paradas de 15 disparos. Las estrellas del partido fueron Jonathan Quick, Jeff Carter y Justin Williams, todos ellos de los Angeles Kings. Difícil tarea por no decir imposible la de los New York Rangers que deberán remontar un 3-0 en la serie, algo que solo cuatro equipos han logrado hacer en la historia de la NHL. La franquicia californiana a un paso de levantar el “Santo Grial”.