LOS ANGELES 6-1 NEW JERSEY
Hay un nuevo rey en la ciudad. En una tremenda urbe como Los Ángeles dominada históricamente por el nombre Lakers, y Dodgers más para la recreación que para los títulos en los últimos veinte años, el equipo de hockey de la ciudad siempre se ha visto como «eso que estaba ahí». Jugaban en el Staples Center, sí, pero un equipo de hockey hielo en Los Ángeles no pintaba nada, pese a llevar 46 años en la ciudad. Había pasado por el equipo en los noventa un tal Wayne Gretzky para llevar a la franquicia a la primera final de Stanley Cup, pero después vinieron otros casi veinte años de desamparo mediático. Hasta este año, donde este conjunto, que a mitad de temporada cambió de entrenador y terminó como el segundo menos goleador de la temporada regular, se plantó en los Playoffs como octavo de la conferencia oeste. Nadie cuenta para el título final al octavo de una conferencia, pero lo de los Kings no es una historia a la heroica típica de Hollywood, lo de los Kings es la historia de como un octavo de conferencia ha aplastado a todos y cada uno de sus cuatro rivales para alzarse con la primera Stanley Cup de su historia, como si hubiera sido el ganador del President´s Trophy.
Los Angeles derrotó a New Jersey de forma contundente ante su público para poner el 4-2 en las series en el sexto encuentro. El primer cuarto bastó para los locales explotando su mejor arma de toda la postemporada, los equipos especiales: tres goles de powerplay ponían el título en bandeja de plata en los primeros veinte minutos. A partir de ahí solo le quedo a los angelinos rentabilizar la ventaja con el control del puck, controlar ha sido lo mejor que han hecho estos Kings en Playoffs: han ganado en todas las series los tres primeros partidos, han ganado a los tres primeros de su conferencia y han ganado la Stanley Cup siendo el seed 8 por primera vez en la historia. Jonathan Quick ganó con todo merecimiento el MVP de los Playoffs con un récord de 16-4, 94,6% de saves y 1,41 goles permitidos.