Muchos de los seguidores de la NHL habréis podido observar que en varios pabellones siempre hay publicidad de Tim Hortons. Esta empresa se dedica principalmente a vender donuts, café y bollería en sus más de tres mil locales instalados alrededor de todo Canadá, y unos quinientos en los Estados Unidos.
No es que queramos hacer publicidad de la compañía. De hecho no hablaríamos de ella si no hubiese sido fundada por uno de los mejores defensas que ha parido este deporte. Hablamos de Tim Horton, histórico jugador de los Leafs, que en 1964 jugó a ser empresario junto a Jim Charade montando una pequeña cafetería en Ontario. Poco después de su apertura se expandió a la ayuda de Ron Joyce, que es el actual propietario.
Tim Horton nació en 1930 en Cochrane y a los 18 años ya firmó por los Toronto Maple Leafs. Dos años más tarde hizo su debut en la NHL, pero hasta el 53 no se consolidó en el equipo. La primeras temporadas fueron algo irregulares para el conjunto canadiense que se vio en un más de una ocasión superado por los Red Wings en las semifinales del playoff o incluso a veces ni siquiera tenía en privilegio de clasificarse.
Pero a partir de 1962 la cosa cambió y el equipo levantó cuatro Stanley Cups en seis años, firmando la segunda época dorada de su historia. El equipo, liderado en puntos por Frank Mahovlich, estuvo bien armado atrás por Red Kelly y el propio Hortons. El defensa de Ontario destacaba por su físico y su gran tranquilidad en los momentos clave. Aparte de ser un jugador limpio, con pocos minutos de penalización a lo largo de su carrera, era trabajador y tenía un gran manejo del puck.
En la actualidad en el jugador de los Leafs que más partidos ha jugado de forma consecutiva, con un total de 486. Fue elegido tres veces All-Star. A finales de los años 70 firmó por los Rangers después de jugar 19 campañas con las hojas. Tras dos años firmó por lo Pens. Fue su vuelta a Pittsburgh tras jugar en sus primeros años con los Hornets en la AHL, que por aquel entonces eran el equipo filial de los Leafs. En 1972 puso rumbo a Buffalo, para jugar con su último equipo los Sabres.
El 20 de febrero de 1974 fue el último partido de Tim Hortons en la NHL y el último de su vida. Curiosamente jugaba contra Toronto en el Maple Leaf Garden y perdieron por 2-4. Al día siguiente, cuando volvía a Buffalo se salió de la carretera cuando conducía su coche deportivo. Al parecer la gran ingesta de vodka le hizo perder el control del vehículo y el no llevar el cinturón puesto fueron las causas de trágica muerte. Tres años más tarde fue nombrado como a título póstumo como miembro del Salón de la Fama.
Tras su fallecimiento la empresa pasó a manos de Ron Joyce que ha mantenido la esencia con pequeños cambios. Gracias a ello esos cafes, donutos, galletas,… que se consumen cada día al otro lado del atlántico hacen que el nombre de este gran defensa siga en la memoria de los aficionados del hockey.